Una segunda vida para la ropa

Sandra Segovia
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La marca Luc&Lía ha creado una línea de bolsos fabricados con las telas de las prendas que sus vecinos ya no usan

Una segunda vida para la ropa

El consumo de ropa está disparado. La conocida como fast fashion (moda rápida) ha proliferado la compra de prendas textiles debido a sus bajos precios. Pero luego, ¿qué hacemos con esa ropa? Esta origina una gran cantidad de residuos, ya que se calcula que en Europa anualmente se generan 20 kilos por persona al año. 

Para frenar la contaminación que esto provoca, Lucía García ha querido poner su granito de arena con la creación de una serie de bolsos llamada 'Segunda línea' dentro de su marca Luc&Lía. A través de las redes sociales anuncia la búsqueda de esas prendas que todos tenemos en el armario pero que apenas usamos para transformarlas en accesorios. Todo es válido. 

Sus lazos con la moda comienzan a raíz de la pandemia sanitaria por la Covid-19. Ella, segoviana de nacimiento pero residente en Madrid, decide mudarse junto a su marido y sus hijos a Villacorta. «Me cambió mucho la vida porque yo me había quedado sin trabajo. Estando aquí fue cuando empecé a coser y a plantearme la idea de emprender», indica. 

A ello se sumó su apuesta por la sostenibilidad medioambiental, lo que derivó en la reutilización de prendas textiles para la elaboración de bolsos. «Hago muchos, sobre todo con pantalones vaqueros y la verdad que son los que más me gustan porque nunca pasan de moda», revela.  Y ese es su punto fuerte. «Esta idea está funcionando bastante bien», añade García. Y es que sus clientes se sorprenden cuando les revela que sus materiales son reciclados. Aunque lo más llamativo es que, debido a esto, no hay dos artículos iguales. Además, intenta no desperdiciar nada y con los recortes de tela sobrantes también hace llaveros o diademas. «Intento reducir al máximo los residuos que genero». 

Por el momento, Lucía trabaja desde su casa aunque espera que a medio plazo pueda tener su propia tienda física en la que no solo se puedan adquirir sus productos, sino también otros artículos artesanos. «El problema de los pueblos tan pequeños como Villacorta es que no hay locales. Tendría que comprar una propiedad y rehabilitarla, para lo que necesito tiempo y dinero», explica. Por lo que su intención es quedarse a vivir en el municipio segoviano. «Esto es calidad de vida, es una maravilla poder vivir en plena naturaleza».