La crítica -
Por Juana Samanes
Los directores galos, Eric Toledano y Olivier Nakache, artífices de ese taquillazo europeo que fue Intocable, que narraba la divertida relación que se establece entre un parapléjico y su extrovertido cuidador, vuelven a la carga con el cine que les interesa, el social, en este caso dentro del género de la comedia. Para ello han contado con un plantel de actores de campanillas como son Pio Marmaï, Jonathan Cohen, Noémie Merlant y Mathieu Amalric
Dos auténticos perdedores, Albert y Bruno, endeudados hasta las cejas, se buscan la vida como pueden. Pero, al entrar en contacto con un grupo de activistas, ven la oportunidad de sacar tajada y beneficiarse de su idealismo. Todo se complica cuando ambos se enamoran de la misma chica, Cactus, capaz de hacer cualquier cosa por defender sus teorías para salvar el planeta.
Comedia más de sonrisa que de carcajada, la película aún siendo francesa sigue la senda de la comedia costumbrista italiana de los años 70, de Luigi Comencini o de Ettore Scola, que utilizaba el humor para reírse de las penurias cotidianas.
El film mezcla dos tramas que se articulan juntas. Por un lado la de los dos buscavidas que intentan sobrevivir a su situación lidiando con todo tipo de argucias, unos caraduras por los que se llega a sentir empatía a pesar de lo sinvergüenzas que son. Por el contrario, la de sus amigos activistas, que realizan todo tipo movilizaciones duras, quedan en una zona gris porque, como ocurre en la realidad, con sus reivindicaciones llegan a molestar al resto de los ciudadanos, eso sí, de cara a los realizadores las secuencias de estas acciones son muy vistosas, llegando en algunas escenas a la caricatura. Vamos, lo que aquí en España llamaríamos, popularmente, acciones de "perroflautas". A este respecto la película navega entre dos aguas, no sabes si los directores están a favor o en contra de estas prácticas, aunque es cierto que su crítica al consumismo provoca interés como la secuencia que transcurre durante el Black Friday. Dentro de ese escenario de crítica al capitalismo resulta interesante esa práctica que el Banco de Francia emplea para cancelar o no la deuda de morosos que no pueden afrontar los créditos en los que se han visto inmersos, bien por desconocimiento o malas prácticas. Ahí el personaje que interpreta Mathieu Almaric queda desdibujado a pesar del recorrido que quieren darle por su afición al juego.
Los directores en la película contaron en el reparto con activistas reales, por esa costumbre que tienen en sus film de mezclar elencos profesionales y no profesionales. Como curiosidad, los seudónimos que utilizan los activistas que aparecen en la película: Quinoa, Cactus, Antílope, son todos auténticos, son verdaderos nombres en clave utilizados por el sector ecologista radical. De esta forma pretenden que no se pueda delatar el origen social o étnico de esas personas.