La crítica -
Por Juana Samanes
Tres años después del final de la Guerra de Camboya, en el año 1978, tres periodistas franceses viajan a ese país, esperando conseguir una entrevista en exclusiva con Pol Pot, líder del país desde 1975 años bajo el dominio de los Jemeres Rojos. Cuando van adentrándose en esa tierra serán consciente de la mentira del régimen al contemplar una realidad diferente a lo que vendía su propaganda, algo que hará cambiar su percepción de lo que ocurre.
A estas alturas de la Historia ya se conoce lo que supuso el genocidio camboyano llevado a cabo por el Gobierno de corte maoísta de los Jémeres Rojos. Se calcula que, en cuatro años, de 1975 a 1979, asesinaron aproximadamente a una cuarta parte de la población del país, un millón y medio de camboyanos. La purga considerada una venganza de clases y de religión (los cristianos fueron masacrados) podía ser debido a cualquier signo que los ignorantes y fanatizados soldados denunciaban por considerar que un ciudadano tenía buena vida; es decir, tener estudios superiores, vestir bien, poseer manos suaves e, incluso, simplemente llevar gafas de cristal grueso. Todas esas personas acabaron fusiladas. Esta matanza ya la contemplamos en La imagen perdida (2013), un fantástico documental del mismo director camboyano que este film, Rithy Panh, que fue una de las 5 películas nominadas al Oscar en la categoría de Mejor Película de Habla no Inglesa y ganadora del Premio a la Mejor Película de Un Certain Regard en el Festival de Cannes, entre otros.
Camboya 1978, siendo una película interesante, basada en la vida de la periodista Elisabeth Becker, no aporta muchos más datos originales a ese film de denuncia, quizás el apunte más destacado sea la decepción de uno de los periodistas de ideas comunistas, supuestamente amigo de Pol Pot, cuando constata personalmente las matanzas y hambruna que pasa el pueblo camboyano debido al férreo, cruel, incompetente y sin ninguna libertad que les impone su Gobierno . Un baño de realidad que muchos defensores de regímenes totalitarios deberían conocer.