Europa y los servicios mínimos

Diego Izco (SPC)
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Ante equipos de la zona baja, Barça y Madrid mantienen con faenas de aliño (y sufrimiento) su pugna por el campeonato. Defender, la estrategia de la mejor máquina de ataque para seguir en lo más alto

Europa y los servicios mínimos - Foto: AFP7 vía Europa Press

No hay que esperar gran cosa de los 'gigantes' cuando el partido de turno se incrusta entre dos duelos de Champions. Conforme avanza la competición, además, hacen dejación de funciones en LaLiga: miden, especulan y se guardan las fuerzas necesarias para el siguiente duelo continental, caminando como funambulistas por el fino hilo del 1-0. A Barça y Real Madrid les tocaban partidos ante rivales de la zona baja y pusieron el esperado '2' en la quiniela, pero ni el Leganés (en mayor medida) ni el Alavés aparecieron como víctimas propiciatorias de la grandeza de sus oponentes ni tal vez merecieron la derrota. Aunque a veces esas mediciones les salgan mal, los 'grandes' tienen fondo de armario y tablas para sumar de tres incluso de servicios mínimos. 

Defensa

La mejor maquinaria ofensiva de Europa, la del Barça, demostró en Butarque que también va adquiriendo tablas en eso de defender, de comportarse como un 'pequeño' ante el 'pequeño'. A veces, sobre todo en esa tesitura de ahorrarse energías, toca hacerlo. No todo va a ser ir a tumba abierta y meterlos de cuatro en cuatro. En este papel de equipo menor, futbolistas como Íñigo Martínez aportan el poso de sabiduría necesario: a sus 33 años, ha mamado otro fútbol lejos de los parámetros clásicos de La Masía y el 'ADN Barça', en los que se aprende a apretar los dientes, festejar 'tackles' y salir del partido con la camiseta sucia y hecha jirones. Su liderazgo le permitió al Barça salir a cero de Leganés. Y, de paso, perpetuar el 'milagro' Szczesny: 22 partidos en azulgrana, 19 victorias y tres empates con 12 porterías a cero. 

Control

De los tiempos del triángulo Casemiro-Kroos-Modric queda una palabra en desuso en la 'casa blanca': «control». El Madrid era dinamita arriba y cemento atrás, pero en la apariencia de fútbol caótico en la que se movía como nadie en el mundo, gobernaba los partidos. Eran suyos. Hoy por hoy, al margen del resultado, son del rival, se llame Arsenal, Barça o Alavés.