Unas urnas funerarias sostenibles es el innovador proyecto que ha presentado Agencia Funeraria Santa Teresa con la colaboración de la empresa Vivaria Edenis. Son de vidrio soplado artesanalmente y están pensadas para albergar las cenizas de fallecidos en una conjunción ornamental con plantas que crea un ecosistema sostenible y emocionalmente conectado con la familia. «Hay que tener en cuenta que cada vez se tiende más a integrar la naturaleza dentro de la vida. Y la muerte forma parte de la vida, por lo que hacemos todo lo posible para intentar facilitar ese proceso inevitable», señala el director general de Agencia Funeraria Santa Teresa, Óscar de la Fuente (Segovia, 11 de julio de 1973).
¿Por qué es importante innovar también en el sector funerario?
Hay que estar siempre a la cabeza de todo, no se puede uno quedar obsoleto y ser uno más del montón. Si queremos ser algo en esta vida, hay que estar siempre innovando. Ya no solo en este sector, en todos. La innovación es buena para todo y creemos que en el sector funerario también. No podemos pararnos y decir: 'Venga muerto, caja'. Debemos de dar otras salidas. Igual que las cajas empezaron siendo de madera de pino de Valsaín y ahora tenemos roble americano, de colores, de todo; igual que antes un velatorio era en casa con cuatro candelabros y ahora los tanatorios son cada vez más bonitos, más exclusivos, con su cafetería con su floristería interna. Todo son innovaciones. Antiguamente uno llegaba a la sepulturas y tenía que estar esperando al marmolista a que viniese dentro de dos meses. Ahora dejamos hecho todo el día del fallecimiento. Tanto piedra como inscripciones, como la modificación de la sepultura, como las reducciones de restos y como cualquier otra cosa.
¿Cómo surgió la idea de las urnas funerarias sostenibles ?
Un amigo mío me presentó a Gema Rey, que es la creadora de las urnas. Lo había hecho con una mascota suya que había fallecido y había hecho varias biogénesis sin cenizas. Pero también se estaba demandando hacerlo con cenizas. A mí me parece muy buena idea ya que creo que dar vida después de la muerte es una idea genial. De hecho, se está haciendo. Cuando plantamos unas cenizas en el campo con una semilla de un árbol estamos dando vida a través de la muerte. Pues qué mejor que tenerlo en casa. No es una urna. Podríamos decir que es el ecosistema con las cenizas del ser querido. Es crear vida acompañando a un ser querido.
Al sector funerario tradicional se le acusa de ser muy poco respetuoso con el medio ambiente.
Eso será siempre que no se tomen las medidas pertinentes. Nuestro crematorio está completamente por debajo de las emisiones de CO2 que exige la Junta de Castilla y León debido a que hemos invertido en una serie de filtros que lo que hacen es echar mucho, mucho, mucho menos CO2. Los vehículos que vamos comprando también los vamos adaptando. Es verdad que todavía no tenemos ninguno eléctrico porque no queremos en un momento dado que en un entierro tengamos un problema donde no lo hay y que haya un vehículo parado por falta de electricidad o por falta de agua. Pero todas nuestras instalaciones están metiendo toda el tema de fotovoltaicas para tirar un poco más de energía sostenible, se van haciendo las arcas ya más en maderas nobles sin acrílicos, se están haciendo con sedas en vez de con sábanas de acrílico también, los filtros se barnizan por abierto al agua -no con ceras ni con esmaltes-, se están quitando todos los herrajes, ya no se va haciendo el cierre de los féretros con clavos y con tornillos... Discrepo de ese comentario.
También se dice que el gran problema es que las familias están muy distanciadas de todo el proceso; de todo lo que pasa con el cuerpo del muerto.
Yo no creo que una familia tenga que preparar un cuerpo. Eso es una cosa que tienen que hacer los profesionales. Sí que es verdad que últimamente, de años atrás hacia aquí, ha habido un desapego familiar, pero no solo en el sector funerario. Hoy en día quién no se ha encontrado a alguien del que sus hijos pasan. O sus sobrinos. El desapego familiar está siendo una cosa que está cambiando muchísimo en España. Antes se tenía una conciencia de la familia muy fuerte y muy arraigada. La familia era un núcleo muy duro, muy muy unido, y hoy queremos más a los animales muchas veces que a nuestros propios familiares. Dicho por la gente.
¿Pero nos cuesta a las personas relacionarnos con la muerte?
No, cada día menos. El que sí que tiene apego a un familiar porque es de esas familias fuertes y unidas sí que sufre esa pérdida del ser querido por esa unión que tienen, pero siendo realistas también hay muchísima gente desapegada que le fallece un familiar y que le da igual lo que hagamos. Nos estamos encontrando cada vez con más casos de gente que dicen que les da igual lo que hagas. Por decirte un ejemplo, que no es real. Te dicen: 'Es que tengo un tío que llevaba 15 años que no quería saber nada de nosotros, que se fue de casa cuando yo tenía 20 años. Todo eso crea un desapego familiar durante toda la vida que en el caso del fallecimiento no varía tampoco.
¿La pandemia nos ha hecho más fuertes para enfrentarnos al luto?
La pandemia nos ha hecho más fuertes y nos ha hecho también pensar. Nadie pensaba que podía enterrar a un familiar sin verlo y sucedió, nadie pensaba que podían enterrar a un familiar una hora después del fallecimiento y sucedió, nadie pensaba que no podría no despedirse de un ser querido en un hospital y sucedió. ¿Qué nos ha hecho la pandemia? Al bueno, mejor, y al malo, peor.
¿Qué imágenes se le quedaron grabadas de aquellos días?
Buf, todas y más. Yo fui el primer tanatorio de España que cerré el viernes 13. Presenté a todas las instituciones públicas un documento en el que decía que cerraba todos los velatorios al público. No los servicios funerarios lógicamente pero sí los velatorios porque había habido un caso en Roa de Duero que se había convertido en el mayor brote de contagios covid por un entierro de un señor de etnia gitana en el que se juntaron muchos y hubo un contagio masivo. Por decisión mía -ni siquiera consultada con mi familia ni el grupo de empresa- decidí cerrar todos los tanatorios. Dentro de que Segovia fue la población más azotada de España y la segunda de Europa, creo que si no [hubiéramos cerrado los velatorios] hubiera sido una verdadera catástrofe. ¿Imágenes que se me han quedado grabadas? Ir a nuestras instalaciones y encontrarte con diez fallecidos a los que había que preparar las féretros porque estaban completamente cerrados, descarga de camiones de cajas a diario, compra de urnas, guantes, mascarillas, personal... Pero uno de los momentos que no se me van a olvidar es el momento en el que nos juntábamos todos los compañeros y teníamos nuestro momento de distensión. Yo mismo me encargaba de hacer la comida para que pudiesen comer sanamente, de tener preparados todos sus litros de zumo de naranja y su alimentación porque sin ese motor de mis empleados no hubiese sido posible sacar adelante todo esto.
A raíz de todo aquello, ¿ahora trabajan de forma diferente?
Trabajamos de forma más unida. Entonces vimos la muerte más de cerca porque no sabíamos, cuando estábamos hablando uno con otro, si al día siguiente nos íbamos a ver. Nadie sabía cómo se iba a propagar el virus, pero fuimos el sector, el funerario, en el que no nos contagiamos ninguno. Nos ha hecho más compañeros. Por lo menos a mi empresa y a mi gran familia que es la funeraria y todos mis empleados. ¿A la gente? Dispar. Como decía antes, al bueno, mejor, y al malo, peor.
¿Están más preparados ahora para una situación así?
Sí pero no sabemos a qué nos podemos enfrentar. ¿A 500 fallecidos? ¿A 1.000? ¿A 2.000? ¿A 5.000? Por lo menos ahora tenemos una previsión. Ahora que se había dicho que había un virus, pues de momento nosotros lo que hicimos es prepararnos tanto de personal como de vehículos, como de material no perecedero para poder responder. ¿Pero a qué? Nadie me va a decir que van a ser 1.943 fallecidos. Nos preparamos, sacamos las armas y a luchar, pero no sabemos contra qué.
¿Siguen creciendo las incineraciones respecto a las inhumaciones?
Antes las incineraciones iban a Ávila o Valladolid. Cuando se creó el crematorio de Segovia, la gente se animó mucho más a incinerar por no tener ese desplazamiento. Subieron las incineraciones al 40 y algo por ciento. Y en el año 2018, cuando abrimos crematorio en Cuéllar, pues lógicamente también la gente se animó más en esa zona. Ahora estamos creo que rondando entre el 58 y el 60 por ciento de incineraciones y el resto de inhumaciones.
Dice la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) que contratar un seguro de decesos sale más caro que gestionar el fallecimiento con la funeraria.
Los señores de la OCU no sé en qué se basarán porque un seguro de decesos es una lotería. Yo puedo hacer un seguro de decesos hoy, morir mañana y ha sido completamente amortizable; yo puedo hacer un seguro de decesos cuando nazco, me muero a los 117 años y debido a que con el paso del tiempo va subiendo el IPC y van subiendo los valores, al final nunca voy a llegar a pagarlo. Un seguro de decesos es un sistema piramidal lógico. Los que entran pagan los que estaban. Si uno hace el sumatorio de todas las cuotas... Uno puede estar pagando 17 euros con 50 años, como yo, pero cuando tenía tres años pagaba una peseta. Si sumas las pesetas, los euros y demás, nunca llegarás al capital del valor que puede estar contemplado dentro de una póliza de decesos en la fecha actual.
Aparte de las urnas sostenibles, ¿qué otros proyectos tiene en marcha en este momento Agencia Funeraria Santa Teresa?
Tenemos el crematorio y tanatorio de Cantalejo, que estamos pendientes de empezar a construir, pero aparte vamos a hacer un crematorio de animales de compañía, que creemos que la gente hoy en día valora mucho el acompañamiento de una mascota y su despedida.
No parece que les frene la crisis de precios y costes.
Cuando se dice que es un sector caro, yo quiero recordar a la gente que el 21 por ciento es IVA. Nosotros les brindamos la oportunidad de que se lo ingresen directamente a las arcas nacionales, con lo que mis servicios serían un 21 por ciento más baratos. También hay que ver que tenemos muchas sinergias de negocio alrededor. Periódicos, radios, coronas, recordatorios, curas, inhumaciones... Todo eso no es un negocio nuestro pero nosotros lo asumimos para luego revertirlo en nuestra factura funeraria. Creo que nuestro servicio está bastante equilibrado económicamente. Es un servicio de calidad extrema. A las familias nunca les falta de nada de lo que pidan. Estamos cobrando a raíz de lo que estamos prestando.
¿El actual es un momento difícil para las empresas en general?
Sí, para nosotros y para todo el mundo. A nosotros también nos suben todas las cosas. Hemos pasado de pagar una factura de 1.500 euros al mes en luz en el Tanatorio de Segovia a pagar 4.500, hemos pasado de pagar el gasoil a 0,89 a 1,97...La cuenta de resultados sigue siendo igual o un pelín inferior a otros años debido a la gran subida del IPC y de los gastos que hay.
¿Qué le parece el acuerdo del PSOE y Sumar para reducir la jornada laboral a 37,5 horas?
No hablo de política. Soy empresario, me debo a mis clientes, a mi gente, priorizo mi Segovia, colaboro con todas las entidades locales, con organizaciones sin ánimo de lucro y entidades deportivas, y es a lo que me dedico. A trabajar, luchar, dar un buen servicio y revertir mucha parte de lo que yo gano en la gente de Segovia, aunque mucha gente no lo vea así.
¿Las empresas encuentran facilidades en Segovia?
Bueno, ahí empezamos a hablar de política. No, en España no hay ni una sola empresa que encuentre facilidades para desarrollar su labor ni para crear una empresa a no ser que tengas un primo que se llame José Luis Rodríguez Zapatero o Pedro Sánchez. Entonces sí.
¿Qué futuro observas para Segovia?
Uff. Pues o que empiezan a sacar suelo industrial y cambiamos que Segovia sea solo para hostelería y funcionariado o esto se va al carajo. Estamos al lado de Madrid, tenemos un núcleo acojonante entre Valladolid, Madrid, Salamanca, Ávila, Burgos... Estamos en el epicentro del paso de todo, todos los camiones que salen de Madrid para la zona norte o pasan por Villacastín o pasan por la N-I en Santo Tomé del Puerto, y no llegamos a coger nada. Villacastín ha conseguido vender bastantes parcelas para industrializar, pero con los millones de pegas que se le ponen a las industrias es imposible. O empezamos a comercializar otras cosas en Segovia como ha hecho Valladolid u otras provincias castellano leonesas o esto no va a funcionar en la vida. Nos quedaremos para vender judiones, cochinillos y ser funcionarios.
¿Es optimista?
Siempre, hasta con la muerte. No hay nada malo en esta vida. Hay cosas con las que se aprende y cosas buenas.