La situación geopolítica y militar internacional no permite dilaciones. Después de años cerrando los ojos, ante las agresiones expansionistas de Putin, Europa descubre con horror que, sin el paraguas americano, su propia supervivencia corre peligro. Mientras en España los políticos siguen enfrentados debatiendo si son galgos o son podencos, los alemanes superan sin dificultad todas sus discrepancias y, conservadores y socialdemócratas, llegan a un pacto de gobierno. No solo eso, también han conseguido, en un plazo récord, sumar a los Verdes en un incremento en el gasto de defensa que les coloca a la cabeza de la UE.
Pero, la interesadamente caótica política exterior de Trump y sus vaivenes con Putis y Zelensky, han movilizado también al premio británico Keir Starmer, quien ha citado a los principales líderes europeos, de Canadá y Australia, vía telemática, para pactar la operación del despliegue de tropas, en misión de paz, en Ucrania.
Dado que es altamente improbable que Putin cumpla los acuerdos de paz, se considera imprescindible, tras el alto el fuego, ese despliegue de fuerzas internacionales que frenen las aspiraciones anexionistas del autócrata ruso sobre el resto del continente europeo.
Y, mientras la UE acelera sus planes de incremento del presupuesto en armamento, exige a sus miembros, incluido nuestro país, una "inversión masiva y sostenida en el tiempo". Insiste, además, que comience en quince días. Esta rapidez de decisiones de la Unión Europea, inaudita ante otros temas, refleja la gravedad con que Bruselas contempla la situación.
Si bien aquí, en medio de la habitual bronca política, no parece que las cicateras (por tiempo e información) citas de Sánchez con los líderes de la oposición hayan servido más que para constatar las diferencias. A todos ellos, el presidente del Gobierno les aseguró que el tema se debatiría en la cumbre de la OTAN en la Haya. Pero no parece que Bruselas esté dispuesta a esperar a la unanimidad imposible de la política española.
Feijóo, contraviniendo la propia convicción de su partido, ha dicho que no. La "socia" en Moncloa, Yolanda Diaz, no consigue meter en vereda a Izquierda Unida y Compromis, quienes dicen también que no. Podemos ha encontrado el argumentario para hacerse oír y saca a pasear su lado antibelicista. Con VOX no se cuenta por su reverencia a Trump y a su "amigo" Putin. Al final solo el PNV parece dispuesto a apoyar el incremento en el gasto militar.
Y con estos mimbres, siendo socios de la UE y la OTAN, pretendemos contribuir a resolver la peor crisis a la que se enfrenta Europa en este convulso siglo XXI.