Hay abundante documentación de avenidas históricas del Clamores y, a pesar de ser un arroyo con modesto caudal, algunas tuvieron un carácter mucho más catastrófico que las del río Eresma, como la de 1733, la de finales del siglo XIX o la del verano de 1981, así como las consecuencias de la producida por una tormenta en agosto de 2019, cuando se hundió el firme de la plaza de Aurelio Hernández, en San Millán. El trazado de la calle Blanca de Silos, en el barrio de Santa Eulalia, coincide con el de la calle de Cantarranas entre el siglo XIX y los años cuarenta del siglo pasado. En su libro sobre las calles de Segovia, Mariano Sáez y Romero, dejó escrito en 1918 que esta vía «estaba surcada por el arroyo Clamores, hoy ya cubierto».
El soterramiento del arroyo, que se inició a finales del siglo XIX y se prolongó hasta los años veinte del siglo pasado, evitó problemas de salubridad por el estancamiento del agua en algunos puntos y, en general, mitigó la gravedad de las avenidas por fuertes tormentas. Sin embargo, domar a la naturaleza no es tarea fácil y el Clamores se 'venga' ocasionalmente de ese encierro cuando las precipitaciones son especialmente intensas.
Así ocurrió el pasado sábado, día 21, cuando los bomberos tuvieron que actuar para achicar agua de una inundación ocurrida en un domicilio de la calle del Rosario, en un bar de la plaza de la Universidad y en el Hotel Los Arcos, donde afectó al foso del ascensor. Además, según fuentes municipales, las primeras hojas caídas de los árboles taponaron rejillas de alcantarillas, por lo que fue necesario retirarlas para que los imbornales cumplieran su función con normalidad, resolviéndose embolsamientos en zonas como el paseo de Santo Domingo de Guzmán, la glorieta Victoriano Hernández Palacios, la plaza de Somorrostro o la avenida de Juan Carlos I.
Imágenes captadas por vecinos de la calle de Blanca de Silos inundada por la tormenta del sábado 21 de septiembre. - Foto: DSTanto el Grupo Socialista en el Ayuntamiento como el concejal de Segovia en Marcha han reproducido en redes sociales vídeos que muestran como el agua corría como un río esa tarde por la recién remodelada calle de Blanca de Silos pero el concejal de Obras, José Luis Horcajo, niega que el diseño de plataforma única de esta vía incida negativamente en la acumulación de agua. Admite que la acera puede inundarse pero añade que también «facilita que se resuelva rápido el problema cuando finaliza la tormenta». Añade, además, que no hay constancia en el Ayuntamiento de que el agua entrara en portales de viviendas o locales comerciales.
El geólogo segoviano Andrés Díez, en un estudio dado a conocer en 2003, señala que el crecimiento urbanístico de la ciudad, con barrios como Nueva Segovia o El Palo-Mirasierra, ha aumentado la impermeabilidad del suelo. Antes el agua de la lluvia se filtraba en el terreno y ahora va directamente al alcantarillado y, en consecuencia, al colector del Clamores. A eso se suma, según los meteorólogos, que el cambio climático está motivando que, aunque las precipitaciones de lluvia puedan ser más escasas que hace décadas, lo son cada vez más en forma de tormentas muy intensas que se caracterizan por gran cantidad de precipitación en poco tiempo, lo que provoca que el colector no sea capaz de absorber todo el agua.
La tormenta del sábado 21 se produjo en el prólogo del otoño, que comenzó al día siguiente, una estación para la que la AEMET indica «incertidumbre» en las precipitaciones, en parte porque será cálido y eso puede generar tormentas o fenómenos como las DANAS, por el calentamiento del aguas marinas.
Imágenes captadas por vecinos de la calle de Blanca de Silos inundada por la tormenta del sábado 21 de septiembre. - Foto: DSAnte esa situación Horcajo, indica que «poco se puede hacer», más allá de la realización de dos campañas de limpieza de los más de 4.700 imbornales, en otoño y primavera. La primera comenzará el próximo lunes día 30, una vez reparado el vehículo destinado a esa función y gracias a una modificación del contrato del servicio de limpieza que supone una inversión de 112.000 euros, según ha informado el propio alcalde, José Mazarías, esta semana.
El pleno del Ayuntamiento aprobó en junio una moción de VOX, enmendada, para llevar a cabo una inspección periódica de la bóveda del Clamores y solicitar la colaboración de otras administraciones para abordar un plan de acción coordinado que aborde su restauración. La mejora de este colector, e incluso redimensionarlo, así como la posibilidad de crear tanques de tormentas son opciones que los sucesivos gobiernos municipales han tenido y tienen sobre la mesa.