Antes de comenzar su carrera como entrenador, quienes habían compartido cancha con él ya le auguraban un gran futuro: «Tiene una capacidad para transmitir conocimientos admirable y es una barbaridad lo que aprenden los chavales con él». Un lustro después, Pedro Rivero se ha convertido en uno de los técnicos españoles de baloncesto con más proyección, aunque su presente tampoco está nada mal.
Desde este pasado verano es el entrenador del icónico Estudiantes, para el que no pasó inadvertido su trabajo con el HLA Alicante y sobre todo con el Palencia Baloncesto. En junio de este año ascendió a la Liga ACB al conjunto palentino después de imponerse en la final 'four' al San Pablo Burgos, que hacía de anfitrión. Todo un 'Coliseumazo' -por el nombre de la cancha del equipo burgalés- que le catapultó y le puso en el foco del baloncesto nacional.
«Es muy visceral y pasional, pero cuando te corrige la mayoría de las veces tiene razón. Luego sabe escoger muy bien los tiempos para hablar contigo y dedicarte unas palabras de ánimo o darte un tirón de orejas», destacaba su excompañero Rafa Huertas cuando se supo que colgaba las zapatillas. Su trayectoria como jugador admite pocos peros. Protagonista en cuatro ascensos a la Liga ACB (CAI Zaragoza, UCAM Murcia, Lucentum Alicante y Ourense Baloncesto) y otro a LEB Oro, Rivero a la perfección su comprensión del juego con las dosis necesarias de liderazgo. «Es muy humilde y no se da ninguna importancia. Al principio es todo muy importante y, como le sucede a todo el mundo en su trabajo, si tienes un día malo te lo llevas a casa. Pero Pedro ha aprendido mucho de lo malo y también de los éxitos, porque más allá de los cinco ascensos, de lo que ha disfrutado es de cada partido y de cada entrenamiento», subrayó su mujer, Eli Cid, en un reportaje publicado por El Día de Segovia en junio de 2018.
«Es una barbaridad lo que ha hecho. Un periodista de Ponferrada decía que si en vez de Pedro Rivero se llamara Peter Rivers se le habría valorado más», añadía Huertas. El único lunar de su carrera quizás haya sido no haber tenido más continuidad en la ACB, pero ya como entrenador ha renunciado a la primera oportunidad de dirigir en la máxima categoría al dejar el Palencia Baloncesto y fichar por el Estudiantes. «Como jugador lo perseguí tanto -y yo creo que fue igual uno de los errores- que luego cuando lo toqué es verdad que tuve momentos en los que jugué bastante y otros en los que jugué menos. Creo que el problema fue llegar un poco tarde y, al llegar un poco tarde, no tienes ese tiempo como cuando se llega con 23 o 24 años. Pero bueno, contento con esa parte. Y en la parte del entrenador, pues es que son cotos muy cerrados. Es difícil la rueda de los entrenadores. Pero no me da ningún miedo porque como entrenador estoy muchísimo más preparado. Incluso en cuanto mis hijos sean un poquito más mayores tengo claro que quiero salir fuera. La ACB es posiblemente la mejor liga de Europa, pero el mundo no acaba en la ACB», reflexionó el propio Rivero en una entrevista este pasado verano. Junto a la atleta Águeda Marqués ha sido el mejor deportista segoviano en 2023.