El camino hasta el primer título absoluto femenino no ha sido fácil para la selección española. Ni a lo largo de los años, con el deporte en muchos casos 'vetado' a las niñas o chicas que querían practicarlo, con falta de medios, clubes en los que competir y cuadros técnicos con los que evolucionar. Ni tampoco en los últimos meses, en los que la preparación del Mundial de Australia y Nueva Zelanda estuvo marcado por la rebelión interna que estalló hace 11 meses.
España había acudido en julio de 2022 a la Europa de Inglaterra con muchas esperanzas. La pujanza del Barcelona en Europa (en ese momento ya había disputado tres de las últimas cuatro finales de la Liga de Campeones, ganando una), la proliferación de jugadoras emigradas a varios de los principales equipos europeos y la aparición en escena del Real Madrid habían aumentado de forma considerable el nivel de las internacionales, tanto técnico como táctico y competitivo. Algunas jugadoras ya aparecían en las listas de las mejores del mundo y Alexia Putellas era la líder de Barça y Balón de Oro. Pero las cosas no salieron bien. En el camino se perdió a dos de las capitanas, Alexia (que estuvo nueve meses alejadas de los terrenos de juego) y a Jenni Hermoso. A pesar de ello, el equipo dio la cara, pero cayó en cuartos ante la anfitriona, que acabó siendo campeona, al no lograr aguantar la renta que había proporcionado un gol de Esther y perder en la prórroga.
El equipo volvió a jugar en septiembre dos encuentros clasificatorios para el Mundial ante Hungría y Ucrania. Ganó ambos (3-0 y 5-0) y certificó su presencia en la Copa del Mundo. Y se desató entonces la tormenta. Dos semanas después de estos encuentros y previamente a una convocatoria para dos encuentros amistosos (ante Suecia y Estados Unidos), 15 integrantes del equipo que había disputado la Eurocopa enviaron un mail a la Federación solicitando «cambios». Y pidieron no ser convocadas mientras no se produjeran ajustes. Se aludió a que las jugadoras pedían la cabeza de Jorge Vilda, algo que ellas siempre negaron. Se apelaba a mayor profesionalidad, a modificaciones en la forma de trabajar. Y dijeron que, para ellas, acudir a la selección era más un motivo de sufrimiento que de alegría. Y se puso sobre la mesa, también, los deficientes tratamientos y cuidados médicos, que propiciaban, en ocasiones, recaídas de lesiones o incluso roturas musculares. El ejemplo más sonado fue el de la mencionada Alexia Putellas, a quien posiblemente se sobrecargó de minutos tras una temporada larga y exigente. Pero el caso que rondaba en la cabeza de todas las internacionales era el de Claudia Pina, con quien no se siguieron las recomendaciones de carga de trabajo y minutos y, en abril de 2022, sufrió una grave lesión solo unas semanas después de reaparecer de una similar.
Las rebeldes
Las integrantes de este club de las 'rebeldes' eran Lola Gallardo, Ainhoa Vicente (Atlético), Sandra Paños, Mapi León, Patri Guijarro, Aitana Bonmatí, Mariona Caldentey, Claudia Pina (Barcelona), Lucía García, Ona Batlle (Manchester United), Leila Ouahabi, Laia Aleixandri (Manchester City), Andrea Pereira (América), Amaiur Sarriegi y Nerea Eizaguirre (Real Sociedad). A ellas se sumaban, con su apoyo aunque no como firmantes, las lesionadas Hermoso y Putellas y la capitana, Irene Paredes. En la órbita se encontraba también Damaris Egurrola, que acabó optando por jugar con Países Bajos debido a su doble nacionalidad al sentirse despreciada por Vilda pese a su currículum.
La Federación Española de Fútbol, ante la tesitura, tuvo clara su posición. Reforzó a Vilda y su cuerpo técnico y se negó a mantener encuentros grupales con las jugadoras. Según cuentan los medios que han seguido este 'culebrón' con más atención, no se escuchó en ningún momento a las rebeldes ni, por tanto, se buscaron soluciones a sus demandas.
El movimiento de estas jugadoras generó también enfrentamiento interno, que se hizo evidente a la conclusión de un Real Madrid-Barcelona en el que Aitana esquivó de manera más que evidente e indisimulada a Misa para negarle el saludo. Ninguna jugadora del Real Madrid estaba entre las firmantes a pesar de que varias de ellas apoyaban el 'alzamiento'. Una brecha interna que meses después o bien se ha solucionado o bien se ha sabido dejar a un lado para llevar a la selección a lo más alto.
Del grupo de las rebeldes, algunas, la mayoría, se mantuvieron firmes y no han estado en el Mundial. El caso más claro es el de Mapi León, considerada una de las mejores centrales del mundo. Otras recularon y han sido fundamentales en la consecución del título.
Hay otro tercer grupo de jugadoras que, por un motivo u otro, han quedado señaladas por el episodio. El más claro es el de la portera del Barça Sandra Paños, que pese a solicitar su reincorporación, fue apartada por Vilda en favor de Misa y dos jóvenes porteras, una de las cuales era su suplente en el equipo culé (Cata Coll) y ha acabado siendo la titular en las eliminatorias. En menor medida, aunque ellas sí han sido partícipes del éxito, se ha señalado a Irene Paredes, Hermoso y Putellas, a quienes se retiró la capitanía.
Meses convulsos que quedaron apartados cuando la selección se concentró para preparar el Mundial. En el mismo, sin embargo, las heridas han supurado en algunos momentos. Casualidad o no, tras la victoria sobre Países Bajos en cuartos se vio a Vilda completamente solo en la celebración, con varias jugadoras eludiendo darle un abrazo. Y las numerosas comentaristas que han pasado por los micrófonos de TVE durante el Mundial han aludido en un momento u otro a «las jugadoras que nos han llevado hasta aquí» y han criticado «la ausencia de jugadoras que están entre las mejores del mundo».
Habrá que ver ahora si el éxito afecta al futuro de la selección o es agua pasada. Y en clave interna (especialmente del Barcelona, el club con más futbolistas implicadas) si surgen grietas personales entre las jugadoras que se mantuvieron firmes (con Mapi León a la cabeza) y quienes optaron (Aitana principalmente) por no perderse una cita que resultó histórica.