Esfuerzo, convivencia y bilingüismo. Son tres de las palabras que los responsables del instituto La Albuera creen que definen la forma de trabajar de este centro educativo y de uno de sus alumnos, Rodrigo Antequera Díaz, reconocido con uno de los premios extraordinarios de la Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO) que concede Castilla y León por ser el mejor estudiante de la ESO de su quinta entre los centenares que tiene la provincia de Segovia. Un expediente de 9,45 de media. Un enorme talento en ciernes. Pero también un joven normal de 15 años -cumplirá 16 en diciembre-, con las aficiones y las inquietudes propias de su edad.
Hijo único de una soriana y de un ciudadrealeño, Rodrigo estudia primero de Bachillerato en el instituto La Albuera. En concreto cursa el Bachillerato de Ciencias Tecnológicas y dentro del programa Bachibac, que brinda la posibilidad de alcanzar simultáneamente el título de bachiller español y el 'Diplôme du Baccalauréat' francés y que solo está disponible en cuatro centros de Castilla y León (el instituto La Albuera es el único en Segovia). «Ahora mismo todo el mundo sabe inglés y, quizás, el francés te puede ayudar a marcar la diferencia», apunta Rodrigo, un joven que en la primera impresión transmite educación, tranquilidad y seguridad con gesto siempre relajado y a ratos también sonriente.
La concesión de uno de los Premios Extraordinarios de Educación Secundaria Obligatoria de la Comunidad de Castilla y León -hay uno por cada 1.750 alumnos- supone la obtención de un diploma acreditativo y de 1.000 euros que, quizás, Rodrigo ahorre para ayudar a sus padres a pagar el doble grado universitario de Matemáticas e Informática que a lo mejor estudia en el futuro. «Me gustan las Matemáticas y la Informática. Mi padre es informático y me ha enseñado cosas. Sé un poco de programación, he probado a desarrollar alguna app...», cuenta mientras sus compañeros de clase se encuentran precisamente trabajando con ordenadores.
Rodrigo es uno más. Se siente integrado y a gusto en un instituto al que llegó después de cursar Primaria en el colegio de Trescasas, el municipio en el que vive. «Intento esforzarme para conseguir lo mejor y, ahora en Bachillerato, para tener la nota de corte más alta que se pueda y poder elegir lo que quiero estudiar, pero tampoco sin pasarme porque también hay que disfrutar», continúa. Se organiza los días con meticulosidad para poder con todo. Cuando acaba sus clases en el instituto, también tiene que atender sus estudios de violín en el Conservatorio, donde ya ha alcanzado el quinto curso del grado medio. Pero no desatiende a sus amigos, con los que suele salir a tomar algo, a cenar o a hacer rutas por la montaña en bicicleta, otra de sus pasiones.
Integrante también de la orquesta TMC, tenía que contar con una media de 8,75 en la ESO para optar al premio extraordinario y haber obtenido un sobresaliente en el último curso en las materias en las que, además, iba a ser sometido a una prueba. Estas constaba de un análisis y comentario crítico de un texto en lengua castellana y respuestas a cuestiones de contenido lingüístico o literario, ejercicios de Matemáticas y tareas de comprensión y expresión escrita sobre un texto de carácter cultural, literario o divulgativo, en un idioma extranjero.
«Hay que tener una organización bastante estricta porque, si quieres hacer muchas cosas, no te queda otra. Yo creo que nunca he tenido estrés ni he estado agobiado, pero sí que tienes que ser muy cuadriculado, tienes que ser muy trabajador y aprovechar el tiempo», señala sobre las claves de su éxito académico, no exento también de un compromiso social: «Me gusta informarme de lo que pasa en el mundo dentro de lo que cabe para la edad que tengo». Por ejemplo, se muestra preocupado por el cambio climático. «Es un tema del que a nosotros nos han hablado desde pequeños y quizás por eso estamos más concienciados que generaciones anteriores», argumenta.
El amor por la lectura viene de su madre, trabajadora de la Biblioteca Pública de Segovia. «No pensaba que fuera a ganar porque al fin y al cabo se presentan los mejores de toda la provincia», asevera de vuelta a su premio extraordinario, que le ha valido también el reconocimiento de su instituto. «Es un ejemplo de nuestros valores y de la calidad con la que tratamos de trabajar», ha escrito el IES La Albuera en sus redes sociales. Rodrigo aún no sabe de qué le gustaría trabajar en el futuro, aunque reconoce que le tira la informática. Va por el camino adecuado.