Las bajas temperaturas registradas durante el último mes han provocado daños considerables en algunas de las viñas segovianas, aunque todo depende de la zona en la que se encuentren situadas.
El presidente de la Asociación Segoviana de Bodegas y Viñedos (Asebovi) y gerente de Bodegas y Viñedos Agejas, Antonio José Casas, revela que a pesar de que las heladas son normales en esta época del año, las cosechas dependen de cómo termine el mes de mayo. «Hay miedo», revela. Pero explica que, en el caso de sus viñedos ubicados en Cabañas de Polendos, la campaña de este año esperan que sea «buena porque ha caído mucha agua» y a pesar de que las heladas producidas hasta ahora han hecho daño, «al estar la planta en floración es fuerte y se recupera. Si se repitieran las heladas ahora sería más complicado porque la planta sufriría más». Una situación que, en cambio, en los viñedos de la denominación de origen Rueda ha afectado notablemente. Uno de los gestores de Herrero Bodega, José María Herrero, revela que en sus cultivos ubicados en Santa María la Real de Nieva han sufrido daños en casi el cien por cien de las plantaciones. «Las heladas han afectado más en la zona de la parte del río Matapozuelos hacia Segovia en la zona de Olmedo. Las zonas más afectadas han sido Santa María la Real de Nieva, Nava de la Asunción o Aldehuela del Codonal; también han afectado, pero menos, en Moraleja de Coca o Santiuste de San Juan Bautista», revela. «La afección ha sido un poco variopinta».
A pesar de esto, Herrero señala que confían en que «con la humedad del campo rebroten algunas plantas». «Con las heladas se va a ver mermada la cantidad de uva que vamos a procesar en la bodega a nivel denominación de origen, pero es pronto para hacer una valoración. Hay bodegas en las que las condiciones climatológicas han afectado mucho y en otras no tanto. La única ventaja es que ha sido una helada temprana, lo que da un cierto margen a la producción».
De cara a las próximas semanas, los productores vinícolas comparten miedo. En el caso de Herrero su preocupación se centra en las posibles granizadas.«Ahora vivimos en el mundo de internet consultando las páginas de climatología con el miedo en el cuerpo, aunque parece que por el momento nos vamos a librar», revela. Aunque recuerda que el 2023 se produjo una helada el 17 de mayo. «Es cierto que este año no se prevé esa caída de temperaturas y, una vez pasado el periodo de heladas que finaliza el 20 de mayo, es más probable que se puedan producir tormentas de granizo, pero no son tan generalizadas. Estas te caen en una parcela y en la de al lado no», apunta.
1.100 has afectadas. Según los datos de Agroseguro, la Agrupación Española de Entidades Aseguradoras de los Seguros Agrarios Combinados, el acusado descenso de temperaturas producido durante los días 23 y 24 de abril provocó que los partes de siniestro recibidos por Agroseguro sumaran 1.113 hectáreas en la provincia de Segovia.
Una cifra que asciende hasta las 24.000 hectáreas en lo que se refiere a Castilla y León, con especial afección en los viñedos de Rueda y Ribera del Duero situados en Valladolid, Burgos, Segovia y Soria, aunque la helada ha dejado daños en explotaciones vitivinícolas de todas las provincias. La estimación de indemnizaciones superará, con total seguridad, los 20 millones de euros.
Desde Unión de Campesinos UCCL Castilla y León revelan que en muchas parcelas que componen la denominación de origen Ribera del Duero el daño producido por las heladas supera el 80 por ciento, circunstancia que no se daba desde la campaña de 2017. «Algunos pueblos tienen viñas que difícilmente vegetarán esta campaña con muerte de cepas ya establecidas. En aquellas que rebroten lo harán sin producción incrementando los costes de mano de obra en tal caso», lamentan.
Por su parte, el presidente de Unión de Campesinos UCCL Segovia, César Acebes, lamenta que «si seguimos enlazando campañas malas en el campo, hay que tener cuidado» porque el negocio deja de ser rentable, y avisa de que los agricultores lo único que piden es «que los precios de nuestros productos valgan lo que tengan que valer, o por lo menos cubrir los costes de producción. Y, de momento, eso no se está haciendo». Una valoración que se extiende a todo el sector agrícola y ganadero.