Maribel Higueras busca la luz al lado de la ventana del Hospital de Día Oncológico del Hospital General para tejer afanosamente una de las muchas mariposas de ganchillo con los colores de la bandera palestina que entrega generosamente a la recién creada Plataforma Segoviana por Palestina.
Mientras teje, los goteros que le administran la medicación de la quimioterapia con la que lucha contra el cáncer no dejan de suministrar el medicamento en una larga y a veces tediosa sesión que suele durar un mínimo de tres horas. Maribel es una de las pacientes que acuden periódicamente a recibir sus sesiones de quimioterapia en este recinto, donde cada uno de ellos busca pasar el tiempo «lo mejor que se pueda», según sus propias palabras. «En mi caso, me dedico al ganchillo, y aprovecho este ratito para hacer las mariposas, porque se hace el día más ameno, y no todo va a ser mirar el móvil», señala con humor.
Desde mediados de junio, estos pacientes cuentan con un aliciente más que busca no sólo entretener, sino también ofrecer alternativas para gestionar las emociones que una enfermedad tan larga y dura como la oncológica produce a diario en su ánimo. Así, la Fundación Diversión Solidaria ha llegado al Hospital General para poner en marcha un proyecto terapéutico basado en la música cuyo objetivo es garantizar el bienestar emocional y físico de los pacientes y mejorar su calidad de vida a través del poder terapéutico de la música.
La Fundación ha iniciado este proyecto contando con la colaboración de la Fundación Caja Rural -que ha financiado esta iniciativa- y el apoyo del propio complejo hospitalario, que ha acogido con satisfacción e interés una iniciativa que ya ha comenzado a calar en los pacientes con apenas tres sesiones desarrolladas.
El funcionamiento de esta experiencia no puede ser mas sencillo. La voz y la guitarra de Aránzazu Benítez, musicoterapeuta con varios años de experiencia en este área son la clave de esta peculiar terapia en la que las canciones y el diálogo con los pacientes consiguen por unas horas hacer que «dejemos de pensar en lo nuestro», según asegura Maribel.
La experiencia de Benítez señala que la música provoca emociones que van "de buenos y malos recuerdos", lo que hace que a la hora de plantear una sesión haya que basarse en las circunstancias personales de cada paciente.
«De lo que se trata es de conectar con la identidad sonora de cada persona, y aunque llevo algunas canciones siempre en el repertorio, trabajo mucho con la improvisación, porque a veces la música conecta para bien y también para mal, ya que no todo el mundo tiene asociada la música a buenos recuerdos», explica.
Las canciones siempre tienen un componente popular con el que la musicoterapeuta trata de atraer a su público haciéndoles cantar clásicos como 'Cielito lindo' o 'Eva María' que dan pie a conversaciones donde la evocación de recuerdos les traslada a otro tiempo, quizá más feliz.
Así, Aránzazu señala que las sesiones de musicoterapia «quieren ser un viaje en el tiempo que ayude a los pacientes a evadirse, a trasladarse a ciertas épocas de su vida y de esta manera crear un ambiente en el que ellos puedan abrirse a expresar sus emociones y sus sentimientos».
Con sólo tres sesiones desde el inicio del programa en el Hospital General de Segovia, el programa ha conseguido calar en los pacientes del Hospital de Día Oncológico, que esperan la llegada del martes para recibir la musicoterapia. Los voluntarios de la Asociación Contra el Cáncer que acuden a este servicio son testigos de los beneficios que comienza a tener el programa, y aseguran que alguno de los pacientes «nos ha dicho que con una sesión de estas me puedo quitar hasta alguna pastilla»
«Hay reacciones casi milagrosas», explica Aránzazu Sebastián, que recuerda una anécdota que le ocurrió en la unidad de neonatos de un hospital en el que llevó a cabo el proyecto, donde había una mamá que intentaba amamantar por primera vez a su bebé y no lo conseguía por estar nerviosa y transmitirle esa sensación al bebé. «Cuando empecé a cantar, al poco tiempo, el bebé comenzó a coger el pecho y la madre nos daba las gracias porque aseguraba que no hubiera sido posible sin la música».
Para los profesionales sanitarios, esta terapia supone un apoyo importante al trabajo diario que desarrollan con los enfermos oncológicos. Noelia del Río, subdirectora de Enfermería del Hospital general, señala que «con la medicación gestionamos la enfermedad y con la música gestionamos emociones, y creo que la musicoterapia no solo sirve a los pacientes, sino que nos viene bien a todos, pero lo más importante es el efecto positivo que tiene en ellos, les cambia la cara y les ves moverse, cantar y a veces bailar, lo que les sirve para desconectar del momento que están atravesando».
Tras el exitoso arranque del proyecto, Fundación Diversión Solidaria extenderá su atención a otros servicios del Hospital General como la unidad de cuidados intensivos (UCI) y la unidad de Psiquiatría, donde se completarán las 32 sesiones que prevé desarrollar esta institución en el complejo hospitalario segoviano.
María Parra, directora general de Diversión Solidaria expresó su emoción y orgullo por comenzar esta singladura en Segovia con «un proyecto tan especial y significativo para nosotros». «La música tiene un increíble poder transformador y estamos convencidos de que este programa de musicoterapia hará una diferencia positiva en la vida de muchos pacientes del Hospital General de Segovia», señaló
Fundación Diversión Solidaria, con una vasta experiencia en el desarrollo de iniciativas de ocio terapéutico en entornos hospitalarios, aportará su conocimiento y recursos para la correcta implementación de este programa. Por su parte, la Fundación Caja Rural de Segovia, comprometida con la salud y el bienestar de la comunidad segoviana, proporcionará el apoyo financiero necesario para que este innovador proyecto se haga realidad.