Israel ha declarado la guerra a Hamás y eso ha conllevado que sus tropas terrestres hayan entrado en la Franja y los ataques aéreos se sucedan a diario sobre el enclave palestino, donde gobierna la milicia extremista desde 2007 y en el que se esconden sus dirigentes. Sin embargo, no hay paz para la Cisjodania ocupada, un territorio ajeno al movimiento islamista, pero que también recibe la presión y la violencia constante de las tropas hebreas. Intensificada en el último mes con redadas y bombardeos que se han cobrado más de un centenar de vidas y han acabado con cerca de un millar de detenidos, entre ellos cargos del Parlamento.
Ante esta situación, Hamás está ganando adeptos entre los habitantes de esa zona, principalmente en lugares como los campos de refugiados, donde cada vez más jóvenes se ven seducidos para unirse a milicias locales inspirados por las acciones del grupo gazatí.
Las redadas en campamentos como el de Nur Shams han sido constantes desde antes del inicio del actual conflicto. Intervenciones militares que han dejado decenas de muertos en un año. Pero ahora se han desbordado y los fallecidos se cuentan por decenas en un solo día.
El deterioro de la situación ha hecho que hayan aparecido en lugares como Nur Shams, facciones que antes no estaban presentes, como Hamás. Cuando uno camina por las calles estrechas del campo, muchas de ellas sin asfaltar, se aprecian banderas de la milicia Yihad Islámica y de su brazo armado Saraya al Quds, así como de la Brigada Al Aqsa, considerada la parte armada de Fatah, «y también está aquí Hamás, con la Brigada Al Qassam», detalla Yusuf, un agente de la Policía palestina, quien precisa que esos grupos han surgido en este último año.
De hecho, en los últimos 12 meses ha emergido en la zona la Brigada Tulkarem, que aúna todas esas milicias y que está integrada por los jóvenes del campo. La mayoría de ellos no tienen ni oficio ni beneficio, ya que apenas hay trabajo y quienes podían cruzar a Israel antes del comienzo de la guerra el pasado 7 de octubre ahora no tienen permitido hacerlo.
Son jóvenes como Mohamed, de 15 años, el hijo de Yusuf que en julio pasado fue herido en una pierna por un disparo hebreo mientras estaba de pie junto a su vivienda. Tales fueron las heridas que le tuvieron que amputar la pierna.
El ataque no se quedó ahí porque les vandalizaron la casa «y se llevaron todo, dinero y joyas» que tenían guardadas por la boda de su hija. Fue la unidad Duvdeban, afirma el agente, en referencia a un grupo de las fuerzas israelíes conocido por desarrollar operaciones encubiertas en zonas urbanas de Palestina, mezclándose entre la población local.
No muy lejos de la casa de Yusuf, Mohamed está sentado en un sofá plantado en la calle con sus amigos, un grupo de jóvenes del campo vestidos de negro y con fusiles. Son los miembros de la Brigada Tulkarem. El cabecilla asegura que «hay mucha violencia» en el campo y que en la brigada están «la mayoría de los jóvenes» del área. Al ser preguntado sobre qué opina de las acciones de Hamás no titubea: «Estamos de acuerdo con lo que hizo».
Unión de guerrillas
Esta opinión es compartida por muchos habitantes de Cisjordania. Muchos no son miembros del grupo islamista, pero ven la necesidad de que las milicias palestinas superen sus diferencias y estén unidas frente al enemigo común: Israel.
En el cementerio de Nur Shams, hay tumbas nuevas casi a diario. Por el camposanto pasa en dirección al centro del campo Ayhan, quien estuvo 15 años en una cárcel israelí acusado de «terrorismo», aunque, subraya, lo suyo fue «resistencia» frente a Israel.
Ayhan, quien salió hace dos años de prisión, es tajante cuando se le pregunta por el panorama actual. «Es negro, negro, negro... Aquí es imposible vivir», destaca.
Este veterano de la Brigada Al Aqsa considera que «todos los palestinos, de todas las facciones» tienen que estar juntos ahora: «Está la Brigada Saraya al Quds, también están Fatah y Hamás, y todas están juntas en la Brigada Nur Shams, que genéricamente es la Brigada Tulkarem», enumera.
Unas perspectivas que se repiten en otras partes de Cisjordania, donde en la última semana se han visto banderas de Hamás en manifestaciones de palestinos, una tendencia que tiene visos de seguir creciendo ante una situación donde la espiral de violencia también apunta a continuar al alza.