No importan los rigores del calor que, cuando más aprietan las temperaturas a primera hora de la tarde de este pasado miércoles, las máquinas siguen trabajando para construir la residencia de estudiantes que tiene previsto abrir en la calle Donantes de Sangre. Más paladas de arena sobre la tumba del antiguo Convento de San Agustín, olvidado y huérfano de protección para impedir que se derribaran algunos de los muros que todavía se conservaban.
«Se le ha tratado con muy poco cariño a pesar de que fue el segundo edificio más alto de la ciudad», lamenta Celia Cantalejo Velasco, que acaba de publicar un trabajo sobre este convento fundado en 1556 que también contaba con una iglesia. Ha sido su trabajo de fin de grado en Fundamentos de la Arquitectura -carrera que ha cursado en la Universidad de Valladolid- y ha consistido en la restitución virtual del inmueble. Cantalejo ha investigado sobre su forma arquitectónica con el dibujo como una de sus principales herramientas y ha conseguido mostrar la espacilidad que tuvo en su día el templo.
Tutorizado por Daniel López Bragado y Álvaro Moral, el trabajo comenzó en noviembre. «Yo quería hacer algo relacionado con Segovia y mis tutores me dijeron que escogiera un edificio», cuenta Cantalejo. «Puse sobre la mesa la antigua biblioteca de la Calle Real y el Parral, pero este era un edificio de grandes dimensiones y me lo rechazaron rápidamente. Así llegamos a San Agustín, que es muy parecido al Convento de San Agustín de Valladolid, sobre el que uno de mis tutores había hecho un trabajo similar. Además, como yo estudié en la Aneja, aquí al lado, me hizo mucha ilusión».
Así pudo ser el Convento de San AgustínEmpezó entonces un trabajo de investigación que tiene 80 páginas y 23 referencias bibliográficas. Un proceso con muchos pasos hacia adelante y también algunos hacia atrás. «La información no siempre llega cuando la necesitas y por eso he tenido que rehacer gran parte del trabajo que tenía realizado», reconoce, al tiempo que señala un momento clave: «Hacia la mitad contacté con [el profesor] Pedro Luis Peñas y fue él quien me pasó muchas imágenes antiguas del convento y las plantas y, gracias a ellas, supe la dimensión real de la iglesia. Pero también hay que decir que el trabajo también parte mucho de la hipótesis».
Esta joven de 24 años plantea la posible altura del convento y la existencia quizás de una sacristía. «A partir de diferentes elementos, como pueden ser la ventana, la puerta que hay junto al crucero, la cabecera de la iglesia, las paredes -que cambian de color- y otros rasgos de la iglesia, he llegado a la conclusión de que habría una sacristía. En la representación 3D se representa con unas ventanas horizontales -algo más propio de un edificio defensivo- y realmente sería algo más vertical, pero no conocemos para nada su forma. Es algo hipotético».
A lo largo de su historia, el Convento de San Agustín pasó por numerosas vicisitudes. Fundado a mediados del siglo XVI, su construcción se prolongó durante 40 años pero se convirtió en uno de los mayores templos de la ciudad. «Era como una pequeña catedral, pero desde 1864 no paró de tener derrumbes», remarca el profesor Pedro Luis Peñas. La desamortización de 1835 disolvió la comunidad agustina de Segovia y el convento fue aprovechado inmediatamente como cuartel de artillería. Hasta que en 1915 las autoridades demolieron el cuerpo principal de la iglesia dejando un solar en el que en 1942 aprobaron la construcción del Hospital Provincial 18 de julio, hoy abandonado.
Así pudo ser el Convento de San Agustín«[De la iglesia conventual] únicamente han llegado a nuestros días los muros del crucero y del ábside poligonal», recuerda Cantalejo, sentada en uno de los poyetes del parque que custodia las ruinas de San Agustín, donde en la actualidad se conserva el 'monumento a los caídos' que creó ahí mismo el franquismo. Una aberración no solo porque se olvidó de las víctimas de uno de los bandos. «A la hora de hacer el 'monumento a los caídos' se abrieron dos ventanas que destruyeron probablemente los nichos que ocuparían su lugar», denuncia la propia Cantalejo.
Está enamorada de este edificio. De su historia, de su arquitectura y de todo lo que queda por descubrir. «Mis tutores me han dicho que me plantee hacer un trabajo en el futuro sobre el convento de manera específica. En el de ahora me he centrado en la iglesia conventual y en el convento por fuera, pero no conocemos nada del interior por el momento», destaca mientras repasa las dificultades que tuvo que superar para llevar hacia adelante la investigación: «Al principio no conseguía información de cómo serían las plantas y fue gracias a los profesores que planteé una distribución de la iglesia muy similar a la de la iglesia de San Agustín de Valladolid. Y luego cuando encontré las plantas, al mandármelas Pedro Luis Peñas, ya fue cuando descubrí que había dos conexiones entre el convento y la iglesia. Entonces ya fui colocando diferentes puntos estratégicos en la iglesia que me ayudaron a su distribución. También me complicó mucho el tema de la altura debido a que, cuando construyes un 3D de estas características, es complicado que el exterior cuadre con el interior. Las ventanas, la fachada, las puertas... Intentar que en sección cuadrase todo ha sido un problema bastante grande».
Más fotos:
Si tuviera que elegir una parte del edificio, esta graduada en Fundamentos de la Arquitectura se quedaría con la fachada. «Ahora no la conocemos para nada y en la mayoría de fotos que se encuentran por Internet no aparece. Pero una fotografía que hizo Unturbe en 1906 es muy característica porque da todo el detalle. Aparece San Agustín, los huecos de las verjas de las ventanas... Es lo que he proyectado en la portada del trabajo», resalta. El vídeo que también ha elaborado se puede ver en Youtube con el título de 'Restitución virtual del convento de San Agustín de Segovia'.