Ziba' es una palabra de origen persa que significa belleza. Hermosura como la que puede resultar del debate y del intercambio de ideas. Lo demostró la jornada 'Segovia, destino natural de inversiones empresariales', que se celebró este miércoles en Zibá José María Eventos. Organizada por Iberaval y Promecal, reivindicó la ambición y las personas como factores fundamentales de éxito empresarial. Ante un foro de 70 empresarios y representantes de instituciones repasó el camino de esfuerzo y superación de cuatro empresas castellanas y leonesas; tres de ellas segovianas. «La coma del título de esta jornada esconde la falta de un verbo. Podría ser 'Segovia es ya el destino natural de las inversiones empresariales' o se podría interpretar también como Segovia puede ser o ha de ser el destino de esas inversiones empresariales que tanto anhelamos y necesitamos», arrancó el director de El Día de Segovia, La 8 Segovia y Vive! Radio Segovia, Juanjo Fernández.
Rompió el hielo la directora general de Gastronomía José María, Rocío Ruiz, ejemplo de crecimiento. «Donde todo empezó es en el restaurante José María, pero apostamos por una economía circular. Después del restaurante José María se creó José María Eventos para dar también atención a ese tipo de eventos empresariales y eventos sociales que en el restaurante no se podían dar por la capacidad, y después creamos también El Cochinillo Viajero y Agrocorte Gourmet, que es nuestra granja de cochinillos donde ahora mismo hay unas 700 madres. Al final en nuestro plan estratégico teníamos que apostar por los eventos o por hacer más industria con Agrocorte y decidimos crecer por José María Eventos quizás porque nos gusta más el trato con el cliente que la industria», explicó Ruiz.
La gerente de Cartonajes Juárez, Áurea Juárez, no se andó con rodeos y entró de lleno a analizar la situación de Segovia. «He convivido con un montón de oportunidades que, por una cosa u otra, no se han quedado. Pasan los barcos por Segovia y es raro que alguien se monte en uno», lamentó sentada al lado Miguel Antona, director general de la compañía familiar Innoporc, primera empresa porcina de España que logra el sello de bienestar animal. «Hace cinco años más o menos nos sentamos la familia para ver qué queríamos ser de mayores y la reflexión que hicimos es que un sector que no logra atraer talento porque la gente no quiere trabajar en él está muerto, así que nos centramos en las personas», contó Antona.
De izquierda a derecha, Pedro Pisonero, Rocío Ruiz, Juanjo Fernández, Áurea Juárez y Miguel Antona. - Foto: Rosa BlancoInnoporc ha llevado a cabo una apuesta decidida por la conciliación y también por la formación, de tres meses y pagada al entrar en la empresa. «El factor diferencial de nuestra sector son las personas. Nuestro sector no va funcionar con ChatGPT al cien por cien y seguramente al 30 por ciento tampoco», destacó Antona.
«El futuro no depende de si tenemos muchos polígonos industriales o de si estamos cerca o lejos de Madrid sino de las personas. En mis tiempos hacía capital riesgo, intentábamos plantear proyectos de inversión y me preguntaba por qué en Ponferrada iban bien las cosas. La respuesta era que la gente, sin saber idiomas, cogía una maleta, se metía en su coche fierros –que los llamaban así en aquel momento– y se marchaba a Alemania a vender su producto porque estaba convencido de que su producto era bueno. La clave son las personas», abundó Pedro Pisonero, director general de Iberaval, sociedad de garantía lider en España que ha financiado con más de 21 millones de euros en este 2023 a pymes segovianas. «Iberaval es agilidad, saber entender el problema y ayudar cuando más se necesita», destacó Juárez. «Desde que soy directora nunca habíamos tenido deuda. Zibá lo compramos con la hucha, pero estalló la pandemia y nos tuvimos que endeudar y empezar de cero para poder salir. En Iberaval son todo facilidades», añadió Rocío Ruiz. «Cuando los ratios de los bancos son bonitos es fácil [acceder a financiación]. Para todo lo demás, Iberaval», concluyó Miguel Antona antes de que la conversación volviera a centrarse en los desafíos que tiene por delante el empresariado segoviano.
La directora general de Gastronomía José María torció el gesto al ponerse sobre la mesa la necesidad de diversificar la economía segoviana. «Evidentemente tiene que haber industria, pero estoy harta de que se diga que en el turismo vamos a morir de éxito. El 80 por ciento de los que estamos sentados se beneficia del volumen de hostelería y turismo que tenemos. Es el que nos vende los seguros, es el proveedor que nos trae la Coca Cola y la cerveza, es el que nos vende los congelados, es el que me viene a vender publicidad... Ya le gustaría a Ávila tener el volumen que tenemos. Saquemos pecho por la hostelería de Segovia», reclamó.
Ninguno de los otros tres ponentes entró en polémicas sino que marcó deberes. «Creo que Segovia tiene que hacer todo lo que pueda por crecer y tenemos que esforzarnos más las personas para conseguirlo. El polígono de Bernuy va a ser dinamizador y, a medio plazo, va a estar lleno de cosas que van a ser muy buenas para Segovia. Se ha elegido un sitio muy bueno», vaticinó Juárez. Para este reto de crecer, Antona pidió la implicación general: «Algo importante que ha faltado históricamente es alineamiento entre la administración, el sector privado y el sector educativo, porque no debemos de olvidarnos que, cuando viene una gran empresa, no solo es tener el suelo. Una de las mayores carencias es la falta de profesionales especializados. Tenemos universidades y centros de formación profesional en Segovia pero ¿están alineadas las personas que se forman en Segovia con los sectores productivos más potentes? ¿Somos capaces de absorber 500 personas que salen de Publicidad todos los años o a lo mejor nos vendría mejor potenciar el sector agroalimentario y todos los puestos tecnificados que hacen falta?
Esos y el resto de retos se deben afrontar desde el optimismo, en opinión del director general de Iberaval. «El 22 por ciento de las empresas con las que trabajamos en Segovia están haciendo inversiones, por lo que deben pensar que las cosas les van a ir bien en el futuro. Ahora hay factores exógenos que no son los más 'friendly' para los empresarios, pero dentro de un año, de cuatro o de ocho cambiarán. Por eso, mi mensaje es que hagamos que ocurra lo que nosotros queremos que ocurra», concluyó Pisonero.