El Grupo de Montaña El Nevero podría ser un paradigma del declive del asociacionismo. A pesar de tener todavía en la actualidad 124 socios va a desaparecer por falta de involucración en las actividades que organiza. «Hace dos o tres meses organizamos una salida al Circo de Gredos, necesitábamos a 24 personas para pagar el autobús y tuvo que poner dinero el club porque no hubo gente suficiente. Eso te va desanimando», señala su último presidente, Sisinio de Pablos, que no puede evitar emocionarse al explicar las razones de la disolución: «Ha sido duro. Aunque alguien se piense que ha sido fácil, no ha sido nada fácil tomar la decisión. Después de 49 años tirando del carro me ha costado, pero es una etapa de la vida y hay que seguir».
51 personas fundaron el Grupo de Montaña El Nevero en 1975. La ley exigía al menos 50 socios para crear una entidad de estas características y los consiguieron, aunque durante años no tuvieron actividades propias. «Asistíamos a marchas de otros clubes de Madrid, de Ávila, de Valladolid… Ya en cuanto nos pusimos más en marcha empezamos con la marcha del Duratón, que fue la que nos dio más fama porque había una que organizaba un club de Madrid, el Banco de España, a la que iban 700 u 800 personas y luego estábamos nosotros con la marcha del Duratón, que llegamos a tener 600 participantes», cuenta De Pablos.
Él y su mujer, Mari Carmen Rodríguez, son los únicos socios del Nevero de manera inerrumpida durante sus 49 años de existencia. «No sé quién enganchó a quién, pero hemos tenido la suerte de que nos gustaba la montaña a los dos. En lo único en que nos hemos puesto siempre de acuerdo es cuando había que tirar a la montaña», cuenta el propio De Pablos, que no obstante ya tenía predisposición por su infancia en el campo (es natural de Nava de la Asunción). El Nevero creció hasta superar el centenar de socios, pero vivió un punto de inflexión a finales de los años 80 y principios de los 90.
Marcha en 2019 al pico de El Morezón, en la Sierra de Gredos. - Foto: Grupo de Montaña El Nevero«Fuimos de los primeros de España en organizar marchas en bicicleta de montaña y eso nos dio mucha fama. Creo que fue nuestro mejor momento», apunta De Pablos. Fue la época como presidente de José Luis Huertas, el concejal del PP en el Ayuntamiento de Segovia fallecido en 2021 a los 59 años de edad. El Nevero también puede presumir de haber señalizado, marcado y difundido el GR-88, también llamado Sendero Segoviano, un sendero de gran recorrido que discurre entre las provincias de Segovia, Guadalajara y Madrid que comienza en Pontón de la Oliva -al oeste de la provincia de Guadalajara- y termina en San Lorenzo de El Escorial tras cruzar Segovia.
Del Nevero no salió un Carlos Soria, un Juanito Oiarzabal o un Alex Txikon, pero sus componentes tienen aventuras para contar. Algunos de sus miembros han formado parte de expediciones internacionales a Alpeas y Andes, donde han logrado ascensiones y vías de escalada de más de 4.000 metros de altitud. «También ha habido gente que ha estado en Nepal, un grupo de amigos y yo hemos hecho todos los picos de más de 4.000 metros del Alto Atlas marroquí en siete años consecutivos…», relata De Pablos.
La montaña es motivo de orgullo y superación para quienes la aman. Por su profesión de carpintero, De Pablos perdió varios dedos de sus manos pero nunca renunció a escalar: «Escalar con mi hijo el Naranjo de Bulnes supuso para mí la recuperación total. Siempre queda algo por hacer -me hubiera gustado quizás escalar el Cervino- pero no me crea ningún trauma». Tampoco pone muchos peros a la trayectoria del Nevero, pionero en la incorporación de la mujer al deporte: tuvo una junta directiva casi íntegramente femenina, cuatro mujeres y un hombre.
Sisinio de Pablos, último presidente del Grupo de Montaña El Nevero. - Foto: N. S.Otros clubes segovianos como el Aguacero, Diego de Ordás y La Acebeda preservarán todo ese legado a pesar del mayor individualismo actual. «De los 124 socios que éramos ahora en el club, más de 100 estábamos federados, pero la gente prefiere ir a las actividades por su cuenta», reflexiona De Pablos. También sobrevuela la amenaza de la masificación. «El otro día estuvimos al pie de Peñalara, veíamos una fila de gente arriba y decíamos: 'Mira, el Everest'. Está demasiado masificado», lamenta.
El Nevero ya ha dejado la sede que tenía en la calle El Rancho. Toca ahora despedirse de muchos recuerdos y cerrar etapas. Una de las más dolorosas, cuando tuvieron que abandonar la Casa del Deporte. Pero la montaña siempre aparecía como tabla de salvación. «Cuando le preguntaban a Edmund Hillary por qué subía a la montaña, él respondía que porque la montaba estaba ahí. Cuando estás ahí arriba, te cambia todo», concluye De Pablos.