A finales de los años 50, el Porsche 356 se acercaba al límite de sus posibilidades. Creado como un derivado del Volkswagen, estaba casi agotado en términos de motor, chasis y carrocería. Tras varias ideas preliminares, incluido un cuatro plazas, la configuración del sucesor del 356 finalmente tomó forma.
Al principio, el trabajo se centró en la forma exterior del futuro modelo. Porsche no contaba entonces con un departamento de diseño, y dar forma al coche era parte del proceso de desarrollo de la carrocería. La marca recibió varias propuestas de ingenieros y diseñadores de renombre. Aunque algunas de ellas estaban dibujadas con mucha elegancia, ninguna encontró la aprobación de Ferry Porsche. Sin embargo, el factor decisivo fue el diseño de un nuevo empleado.
El Tipo 754 presentaba la mayoría de las características del icono del diseño moderno que es el 911: el capó plano entre las prominentes aletas delanteras; la inclinación de los faros integrados y el parabrisas. Casi todos los requisitos del pliego de condiciones se habían cumplido en el diseño de F.A. Porsche, como le llamaban sus colegas. Con una excepción, el estilo fastback que se había solicitado. Ferry Porsche insistió en esta característica, lo que hacía imposible un cuatro plazas. Como solución, la distancia entre ejes de 2,40 metros se redujo a 2,20 metros.
Del 754 al 911 - Foto: Markus LeserEn el Salón de Fráncfort de 1963, Porsche celebró el estreno del 901 con una unidad de preserie que distaba mucho de ser definitiva. En mayo de 1964, el desarrollo no había avanzado hasta el punto de poder presentar el nuevo modelo a los profesionales del sector. El motor bóxer de seis cilindros con ocho apoyos de cigüeñal era completamente nuevo. La lubricación por cárter seco garantizaba un suministro adecuado de aceite, incluso con altas aceleraciones longitudinales y transversales. Un árbol de levas giraba en cada una de las culatas, accionado por ejes intermedios y una cadena. El motor entregaba una potencia de 130 caballos a 6.200 rpm, con una cilindrada de 1.991 centímetros cúbicos.
El 14 de septiembre de 1964, la casa inició la producción en serie del 901. Uno de ellos se envió al Salón de París, que se celebraba ese mismo mes. Sin embargo, aquella exposición planteó a Porsche un problema inesperado. A principios de octubre de 1964, un asombrado equipo directivo de Porsche recibió una reclamación del fabricante de automóviles francés Peugeot, indicando que la denominación de 901 constituía una infracción de los derechos de autor y de la protección de la marca francesa. El equipo de gestión de ventas sugirió que se cambiara el nombre del vehículo sustituyendo el 0 por un 1. Una de las ventajas de esta solución era que evitaba realizar grandes cambios en los diseños de impresión que ya se habían preparado para los textos de ventas y publicidad, el manual de uso y otros documentos.
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El 22 de octubre de 1964, Ferry Porsche dio la orden de cambiar el nombre y el 901 pasó a llamarse 911. Y ese mismo día salió de la línea de producción un vehículo 901 que más tarde llegó a la carretera con la nueva denominación. Fue el tercer y último vehículo fabricado aquella jornada. El coupé rojo llevaba el número 300 057. Hoy, después de haber sido restaurado, el Número 57 es el orgullo del Museo Porsche.