Son quienes se encargan de garantizar la seguridad en piscinas y zonas de baño, sobre todo en los meses de verano, pero su trabajo está lejos de ser uno de los más preciados y valorados en el mercado laboral. Bajo la categoría 'Bañistas-Socorristas', el Observatorio de las Ocupaciones en la provincia - organismo dependiente del Servicio Público de Empleo (SEPE)- sitúa esta profesión en el puesto número 37 entre las 50 que registraron más contratos en Segovia durante el año 2023, con 212 contratos firmados, el 0,4% del total que se registraron en la provincia en los pasados 365 días. Esta cifra constata el paulatino descenso en la demanda de esta profesión que se viene registrando en los últimos años, que tras el espejismo de la pandemia y el puntual repunte registrado en los dos años posteriores, vuelve a recuperar la tendencia descendente marcada desde el año 2017, donde apenas se superaron los dos centenares de contratos firmados.
El hecho cierto es que pese a la escasa demanda, pocas son las piscinas de la provincia que sufren la falta de socorristas, quizá motivada por el mantenimiento de los contratos de los responsables de este servicio en años anteriores o bien por la laxitud en la legislación que regula el acceso a esta profesión plenamente estacional en la provincia, cuyo auge tiene lugar sobre todo en los meses de junio a septiembre.
A la escasa demanda hay que sumarle la también escasez de aspirantes a socorristas, según se constata en la Escuela Segoviana de Socorrismo (ESS), que este año ha reunido a apenas una veintena de personas en los dos cursos que ha impartido en Segovia y Cuéllar con los que obtener la capacitación adecuada para desempeñar esta labor. Luis Miguel Pascual, responsable de la ESS señala que en la escuela «ha habido años en los que hemos formado a más de 60 personas, y la verdad es que en los últimos cursos apenas son suficientes para garantizar un relevo», pese a ser una oportunidad real de encontrar trabajo en verano. «Si eres socorrista, en verano tienes trabajo», asegura Pascual, que reconoce que los requisitos que se precisan para acceder a esta profesión alejan a muchos aspirantes, dado el carácter temporal del trabajo que proporciona.
«Los jóvenes no están dispuestos a invertir tiempo y dinero en formación, que se puede prolongar hasta dos años para tener un trabajo temporal de apenas cuatro meses al año -explica Pascual- si tenemos en cuenta que para ser camarero, vas a un bar y te contratan casi de inmediato».
El Observatorio de las Ocupaciones revela también algunos datos interesantes sobre el perfil de los demandantes de empleo en esta categoría profesional. Así, el anteriormente citado número de contratos firmados para socorristas en Segovia supone un descenso del 16,54 por ciento con respecto al número registrado en 2022, y el índice de rotación es de apenas un 1,08 por ciento. El carácter estacional de esta profesión se concreta en el bajo porcentaje de estabilidad (34,91%), así como su carácter mayoritariamente masculino, ya que sólo el 34,9% de las contrataciones son para mujeres.
De igual modo, la de socorrista parece ser una profesión eminentemente juvenil en la provincia, ya que los contratos que se firman son en casi un 90 por ciento para menores de 30 años, siendo la décima profesión más contratada en la provincia en esta categoría a nivel global.
Luis Miguel Pascual sigue echando un cuarto a espadas a la hora de defender el socorrismo no sólo como profesión, sino como para incrementar el nivel formativo de cara a mejorar el perfil profesional en cualquier otra ocupación. Así, señala que en un currículo profesional «tener un título de socorrista supone acreditar responsabilidad, conocer protocolos de seguridad, lo que puede inclinar la balanza a la hora de una contratación o mejorar posición en materia de gestión o seguridad laboral». Asimismo, lamenta el marasmo que existe en toda España a la hora de conseguir la titulación necesaraia para conseguir el acceso a la profesión, y sugiere la necesidad de homologar los criterios en toda España.
La eterna disyuntiva del Pontón Alto
Como cada año, en la sociedad segoviana surge el debate sobre la idoneidad de bañarse en la cola del embalse del Pontón Alto, en las 'playas' que el público ha ido creando con su presencia a ambos lados del puente sobre la carretera de La Granja. Lamentablemente, el debate suele tener como tristes protagonistas las personas que en los últimos años han perdido la vida por ahogamiento al ser una zona muy poco segura para el baño. Sobre este aspecto, desde la ESS la idea es muy clara, y su director así la expresa: «Si el baño no está autorizado, lo que hay que hacer es hacer cumplir la prohibición e impedir el baño por todos los medios que sean posibles, y si se autoriza el baño, hay que buscar zonas acotadas y crear un dispositivo de seguridad que garantice una actividad acuática segura, pero no sirve apelar a la responsabilidad individual de las personas, porque eso supone una dejación de las funciones de las administraciones, que llevan 30 años sin aclarar esta situación, y lo que se necesita es una postura clara en uno u otro sentido».
Pascual recuerda que la ESS ha llevado a cabo acciones divulgativas e informativas sobre el terreno para informar sobre los riesgos que comporta el baño, pero «es algo que no parece haber dado buen resultado».