La Albuera, un 'techo' del fútbol español

Nacho Sáez
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El segoviano es el estadio situado a mayor altitud de las tres primeras categorías. El preparador físico Nacho Gonzalo analiza su influencia en el rendimiento.

Aficionados de la Gimnástica Segoviana en La Albuera, en una imagen de archivo. - Foto: Gimnástica Segoviana

El entrenador de Unionistas de Salamanca, Daniel Llácer, remarcó después de empatar el pasado sábado en La Albuera que no es casualidad que la Gimnástica Segoviana se esté acercando al final de la primera vuelta sin conocer la derrota como local. «Este campo aprieta», dijo. ¿Pero a qué se refería? ¿A la presión ambiental? ¿A las dimensiones del terreno de juego? ¿A las cualidades futbolísticas de la Segoviana? ¿O quizás a lo que algunos han bautizado como el 'factor Albueringrado'? 

Según un informe que ha hecho un aficionado gimnástico y que ha confirmado El Día de Segovia, el Estadio Municipal de La Albuera es el campo a mayor altitud sobre el nivel del mar de las tres primeras categorías del fútbol español. A 1.060 metros se encuentra el feudo de la Segoviana, de acuerdo a los datos que proporciona Google Earth, que también  ofrece las coordenadas y la altura a la que está tomada la imagen aérea que también permite consultar.

Entre los 'techos' de la Primera División, la Segunda División A y la Primera RFEF también se encuentran el Estadio Nacional de Andorra (a 997 metros de altitud), El Plantío de Burgos (858 metros), el Reino de León (815 metros) y el Reina de Sofía de Salamanca (798 metros). Si el radar se amplía a la Segunda RFEF, el líder es el Adolfo Suárez de Ávila (1.065 metros) y en el 'top ten' se encuentran Los Pajaritos (1.041 metros), el Estadio Luis Ramos de Guijuelo (981 metros), el Estadio La Fuensanta de Cuenca (931 metros),  el Estadio de Pinilla (916 metros) y el Helmántico de Salamanca (805 metros).

Rafa Nadal solía recordar cuando jugaba en Madrid que los partidos allí eran diferentes por la altitud. «Espero que la gente se haya dado cuenta de que no eran excusas. La altitud lo ha hecho mucho más complicado porque han visto que Querrey restaba tres metros detrás de la raya y golpeaba la bola por encima de la cabeza», dijo después de un partido de Copa Davis en la Plaza de Las Ventas contra Estados Unidos en 2008. Y en el fútbol, ¿también influye en el rendimiento de los futbolistas y en las condiciones en las que se disputan su partidos?

La respuesta, a priori, es no. Lo primero es porque el tenis y el fútbol son deportes completamente diferentes y un balón de fútbol no es tan sensible al cambio de las circunstancias como una pelota de tenis. Y la segunda razón para negar esta posible evidencia reside en que no se producen cambios relevantes en el organismo de los deportistas si pasan de competir al nivel del mar o a 1.000 metros. «Empieza a influir en el rendimiento del deportista a partir de 2.000 metros. Cuando estás en altura la frecuencia cardíaca, tienes más glóbulos rojos, menos oxígeno... Pero eso ya es a partir de 2.000 metros y tienes que tener un mínimo de tiempo de adaptarse a esa altura para que luego te mejore el rendimiento. No con venir dos o tres días vas a conseguir esa mejora. Tienes que estar por lo menos un mes –me parece que era– entrenando a   unos determinados valores y unas determinadas intensidades», argumenta el preparador físico segoviano, Nacho Gonzalo, que ha pasado por la propia Gimnástica Segoviana y por equipos como el Oviedo y el Hércules y ahora se encuentra en el fútbol chino, donde acaba de renovar con su club.

Quizás el atletismo valora más estas condiciones. Han sido numerosos los atletas que han llevado a cabo concentraciones en Segovia a lo largo de la última década por su altitud, aunque sobre todo por su cercanía con Navacerrada, donde la cota se eleva en la cumbre por encima de los 1.800 metros. «Tenemos la suerte de que Segovia cumple unas condiciones buenas para entrenamiento de alto nivel. Permite hacer trabajos aeróbicos muy buenos», destacó el entrenador del Blume Jorge Martín en un reportaje para reclamar la necesidad de construir el módulo cubierto de atletismo.

A mayor altitud, por tanto, mayor producción de glóbulos rojos y más oxígeno pero también más frío. Y eso en Segovia no hay duda de que se percibe y complica a los deportistas alcanzar su mejor versión, al tiempo que aumenta los riesgos de sufrir lesiones. La Segoviana decidió hace dos temporadas dejar de entrenar por las tardes y hacerlo por la mañana, entre otras razones en busca de temperaturas más amables durante los meses de invierno.

«A nivel del jugador y a nivel mental, en teoría es más profesional entrenar por la mañana porque tienes toda la tarde para descansar. Pero en China entrenamos por la tarde y tiene otras ventajas. Al final es a lo que acostumbres al jugador», apunta Gonzalo, que sabe lo que es ejercitarse en climas cálidos, fríos, húmedos y secos. «Cuando estuve en Hércules y fuimos a jugar a campos como el del Toledo o el Guadalajara se nota que al jugador le afecta al frío. Está con el café en el vestuario, se toma otro en el descanso, se pone guantes, braga, mallas...». 

Para prevenir las posibles consecuencias para el rendimiento, los entrenadores y los preparadores físicos modifican algunos hábitos previos al partido. «Cuando hemos estado en una situación de este tipo hacíamos en el calendario alguna algún esfuerzo más intenso, más explosivo; en el descanso les recomendábamos  que se abrigaran, que se pusieran un chubasquero en las piernas para no perder mucho calor, quizás antes de salir a la segunda parte activaba otra vez al jugador... Intentas que el futbolista se quede lo menos frío posible. Y claro, en el calentamiento de los que han sido suplentes y van a salir intentas que estén parados el menor tiempo posible para que salgan a jugar en las mejores condiciones», concluye Gonzalo. Es decir, el 'factor Albueringrado' existe.