"Ha sido una experiencia única con el mejor desenlace posible"

Nacho Sáez
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Segovianos que estuvieron ayer en la final de la Eurocopa relatan su aventura en una jornada inolvidable.

Guille Duque, David Cotrina y Luis Peromingo, este domingo en el Olímpico de Berlín. - Foto: DS

Ellos estuvieron allí. Un puñado de segovianos se encuentran entre los privilegiados que pudieron disfrutar en directo en el estadio en Berlín de la victoria de España en la final de la Eurocopa. La mejor recompensa posible para una pasión y un derroche de esfuerzo. Sobre todo económico pero no solo. Turégano, cuatro y media de la madrugada de este pasado sábado. Luis Peromingo, Guille Duque y David Cotrina, presidente, entrenador y jugador, respectivamente, del Turégano Club de Fútbol, inician un viaje con el que habían soñado toda su vida. "Ha sido una experiencia única con el mejor desenlace posible", cuentan desde Múnich a apenas una hora de regresar a España, epílogo de lo algunos calificarán como una locura.

600 euros tuvieron que pagar por cada entrada para el partido contra Inglaterra, a lo que tuvieron que sumar vuelos, trenes y hotel. "Pero esto es una vez en la vida", subrayan, agotados aunque ya sin la idea de acudir también a la celebración en Madrid. Desde que salieron de Turégano han probado casi todos los medios de transporte posibles, incluidos unos patinetes con los que regresaron después del partido a su hotel con parada previa en el de España para volver a ver de cerca a los héroes.

Pero no mucho más cerca que durante el partido. Sentados en la fila 4 de la zona en la que Nico Williams celebró el primer gol, eran algunos de esos aficionados españoles con los que Carvajal y Rodri -entre otros- trataron de fotografiarse durante los festejos apartando como podían a los fotógrafos de los medios de comunicación. David se lleva de recuerdo un selfie con su teléfono que hizo posible Laporte, pero los tres las imágenes grabadas en la retina del segundo gol, de las propias celebraciones y de los fuegos artificiales que la organización lanzó al terminar la final.

Integrantes de Michetour, junto a Oyarzabal, Dani Olmo y Jesús Navas.Integrantes de Michetour, junto a Oyarzabal, Dani Olmo y Jesús Navas. - Foto: RFEF

Para ellos todavía había empezado 24 horas antes con un primer reconocimiento de la 'fan zone' en la que iban a pasar buena parte del domingo y del hotel de España, donde pudieron ver a Jesús Navas. Pero pronto a dormir que les esperaban muchas emociones. A las 11 de la mañana del partido ya estaban en la 'fan zone', donde destacan el buen ambiente vivido: "Todo el mundo iba a lo mismo, a pasárselo bien y a divertirse". Hasta que a las cinco de la tarde pusieron rumbo al estadio conducidos por la policía junto al resto de aficionados españoles. Les esperaban tres horas por delante en el estadio hasta el inicio del encuentro, pero allí también había zonas habilitadas para comer y beber cervezas.

Ya por las calles se habían dado cuenta pero en sus asientos Luis, Guille y David confirmaron que Inglaterra empezaba la final ganando 1-0. "El 75 por ciento del estadio era inglés. Incluso en nuestra zona había ingleses", relatan. Pero el fútbol se encargó de poner a cada uno en su sitio. A estos tres segovianos, en el cielo. "No nos fuimos del estadio hasta que nos echaron a las doce y media o una de la madrugada. El segundo gol de España no se me va a olvidar nunca. Según estaban apretando los ingleses después de empatar…", remarca el presidente del Turégano, Luis Peromingo, el artífice de que pudieran estar en la final.

Antes de las semifinales contra Francia comenzó a gestionar la compra de entradas para la final. "Las pedí a través de los contactos que tenía en la Federación desde que jugamos la Copa del Rey esta temporada, pero nos ofrecían las más caras, que costaban 1.000 euros. Al final, a través de unos amigos, conseguimos de las de la zona 2, que valían 600 euros cada una. Es que la Federación daba preferencia a los aficionados que habían estado en anteriores rondas", explica sobre una peripecia que acabó sobre las dos de la madrugada volviendo a su hotel en patinetes.

"Es una relación de amor infinito", califica Montse Martín el idilio que otro grupo de aficionados segovianos mantiene con la selección española de fútbol. Se hacen llamar 'Michetour', también tienen componentes cántabros y llevan acompañando a La Roja desde el Mundial de Francia de 1998. "Nos encanta que el tiempo de vacaciones sea con la Selección", continúa Montse, protagonista junto al resto de integrantes de Michetour de uno de los vídeos que publicó en sus redes sociales la Federación en las horas previas a la final.

Estuvieron en el hotel de la Selección en Berlín y pudieron compartir unos instantes junto a Oyarzabal, y Jesús Navas, con el que se llegó a abrazar Montse. "No nos pudiste hacer más felices con el pase a Iniesta", le dijo en referencia al gol de la final del Mundial. Hacen cualquier cosa por La Roja. Uno de sus hijos, Jonás, fue a la final de Viena en 2008 con solo dos años. "Desde el Mundial de 2006 tenemos un muñeco que se llama Otto que va con nosotros a todas las Eurocopas y, cada vez que nos enfrentamos a algún equipo, le hacemos un poco de vudú", desvela José Ángel Matarranz, otro de los miembros de Michetour.

Esta vez la economía pesó en la planificación del viaje. Aunque estuvieron en los partidos de la primera fase contra Italia y Albania, acudir a la final iba a ser otra historia. "Estábamos dispuestos a ir sin entrada. Yo no lo veía, pero también pensé que esto es cada 15 o 20 años y no me veo con 70 yendo por ahí animar a la Selección. Fue un poco locura transitoria, pero al final conseguimos entradas para los cinco (ella, su marido, Matarranz, Enrique Conde y Jonás)", comenta Montse, que se emociona al recordar el partido: "Solo podía aplaudir y llorar. Es que somos muy futboleros y la gente lo vive con mucha ilusión".

Tras el partido y las celebraciones pusieron rumbo en coche a Hamburgo, desde donde tenían el avión de vuelta a España. "Volar desde Berlín era prohibitivo", asevera Montse, que reconoce que ya han empezado a hablar del Mundial de 2026 en Estados Unidos, Canadá y México. "Mi hermano trabaja en Chicago así que, teniéndolo ahí, a ver si podemos ir. Y la Eurocopa de Inglaterra pinta fácil", concluye. La pasión por la Selección desborda toda España e inunda también, por supuesto, Segovia.