La artista bilbaína Pachuca Sotomayor, dedicada a la pintura abstracta y autodidacta durante 20 años, decidió, hace ya diez años, dejar la gran ciudad, Madrid, para trasladarse al entorno rural e instalarse de forma permanente en la provincia de Segovia, en el municipio de Aguilafuente. En este espacio "encontré la energía especial del campo", necesaria para la creación, además de la luz natural y nuevos colores y texturas, dada la cercanía con la naturaleza "algo que en ciudades como Madrid es más difícil encontrar".
En este sentido, este gran cambio, según expone la artista, se debió al "descubrimiento del contrapeso de lo que me dolía tanto de Madrid", que era el ruido, el agobio, la presión, la falta de comunicación, de espacio, de luz y de silencio. Unos factores "importantes para crear", que hace que las obras de allí y de aquí "sean completamente diferentes". Así, explica que cuando llegó a Segovia "es donde pude percibir todos estos elementos que en Madrid había perdido" y si te alejas, "te das cuenta que hay una posibilidad de crear de otra manera más natural".
Así, en estos diez años de trayectoria profesional desempeñada en Segovia, Pachuca asegura que lo que más ha evolucionado como artista es "su viaje interior", porque cuando vas cumpliendo años en contacto con la creación y con lo espiritual "te das cuenta que el gran viaje es hacia adentro". Asimismo, destaca los lugares expositivos de Segovia como espacios extraordinarios "por la magnitud de los edificios", asegurando que sus obras en estos ambientes "están encantadas".
Todo ello, sin olvidar su recorrido anterior, del que destaca lugares representativos para sus exposiciones, como es el Palacio de la Audiencia de Soria, donde expuso por primera vez con una muestra de 25 obras, de lo que recuerda "una grandísima emoción en el momento de ver los cuadros colgados". También hace una mención especial a La Alhóndiga de Segovia, "una ilusión que me recuerda a mis primeros paseos por la ciudad", en donde "deseé hacer una exposición en este espacio", que también acogió una parte audiovisual que no había incorporado hasta ese momento.
Por último, recuerda con especial cariño la exposición realizada en 2022 en la Fundación Villa de Pedraza, "una iglesia antigua románica que aportaba un ambiente espiritual", en la que la artista expuso un total de 45 obras, en la que trabajó durante un año y medio para que "una obra moderna y abstracta se uniera a esas paredes con muchos siglos de antigüedad".
Actualmente, se encuentra presente en la Casa de la Lectura de Segovia, donde expone por segunda vez con la pequeña muestra 'Procesos: Mujer atemporal'. Sotomayor asegura que la idea de hacer esta exposición nace en 2022, cuando finaliza su presencia en Pedraza y surge por "el movimiento social que hay entorno a la figura de la mujer y su importancia en la sociedad". Como ciudadana española, escuchaba muchas vertientes, algunas de ellas más agresivas y otras más tranquilas, sobre la puesta en el ágora de los distintos puntos de vista sobre este asunto.
Esta mezcla de opiniones, cuenta, formaron una reflexión "y me decidí a hacer una obra que expresara mi entendimiento acerca de cuál es el viaje del alma de una mujer". Así nace la muestra 'Procesos: Mujer atemporal". Expuesta en este espacio segoviano hasta el sábado, está compuesta por un total de cuatro obras de un formato de 2,2x1,35 metros, y elaboradas con telas de algodón procedentes de Francia.
Las piezas, de expresión abstracta, se encuentran suspendidas sobre el techo, acompañadas de una pequeña explicación con referencias bibliográficas que se pueden encontrar en el interior de la Biblioteca, montadas en zigzag "para que el espectador pueda entrar dentro de la obra y caminar en ella", y pintadas por ambos lados. Para conseguir representar los ciclos de la vida de la mujer, la artista decidió hacer uso de colores de la tierra y materiales como textiles, arpilleras y arena del mundo entero "una constante en mi obra, que simboliza el inconsciente del mar" y que une la conciencia humana. Además, por primera vez, también ha hecho uso de la costura, mediante hilo y lana "representando el consciente y el inconsciente de cada una de las cuatro fases representadas".
Estas, se distribuyen en la 'doncella', que representa la juventud, la energía y las nuevas experiencias, la 'madre', centrada tanto en la parte biológica como en su capacidad de dar a luz proyectos, intenciones y propósitos deseados, "la que te invita a empezar el viaje hacia el interior". Como tercera fase se encuentra la 'mujer medicina o chamana', que relaciona el conocimiento recogido de las fases anteriores con el momento de compartir la medicina como ese conocimiento con los demás con "un viaje más profundo y honesto" y, por último, la figura de la 'anciana', la abuela de generaciones, pero también de ideas y de proyectos, "siendo mentora de las jóvenes, pero también aprendiz de la vida", con energía creadora. En todas ellas, al utilizar la costura, "una acción ancestral de mujeres", la pintora pretende representar que "lo que ocurre en el consciente repercute en el inconsciente y viceversa".
Con su paso por la Casa de la Lectura, Sotomayor ha descubierto que las obras se mueven con el paso del propio visitante "algo que me emocionó" porque "representa el halo de vida que le da el espectador a la obra". También, al realizar esta obra, la artista ha aprendido que el inconsciente, "que parece un lugar oscuro que representa lo que no conocemos, puede ser tremendamente luminoso, a veces más que el propio consciente".
A escasos días de cerrar la primera parada de la exposición 'Procesos: Mujer atemporal', donde la muestra y la artista han recibido una gran acogida, con la visita de más de 1.750 segovianos y segovianas, así como de visitantes que llegan a la capital de otras partes de España y del mundo, Pachuca Sotomayor desea que esta obra "se pueda mover por distintos lugares" y seguir el eco que ha producido en Segovia.
Mientras consigue este propósito, se encuentra inmersa en un proyecto en la provincia de Burgos, en el que se ha sido seleccionada para hacer una reinterpretación de obras de San Juan de la Cruz, que ya fueron reinterpretadas por un artista abstracto en los años 50, por lo que "se trata de actualizar esa primera actualización" con una pintura más joven. Asimismo, asegura que su mayor interés para este 2024 es "seguir profundizando en esta idea primigenia del viaje del alma", centrado esta vez en el alma del hombre, "piezas que complementarían el trabajo empezado", con el deseo de que "pudiesen convivir las dos muestras juntas".