Editorial

El gasto en defensa requiere un pacto más amplio que el de investidura

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El incremento del gasto en defensa augura otra batalla política en el Parlamento español, aunque la primera confrontación se está celebrando ya dentro del propio Gobierno. Hoy mismo, Pedro Sánchez se reunirá con su vicepresidenta Yolanda Díaz, líder de Sumar, para intentar allanar el camino entre los propios socios de gobierno. No será fácil, aunque se trata de un primer paso para llegar a los encuentros con los grupos parlamentarios convocados para el jueves con una propuesta que al menos cuente con el apoyo de los dos partidos que conforman el Gobierno de España.

El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca ha despertado a la Unión Europea de su letargo, aunque sea de manera obligada y casi un poco brusca. Y su repentina ambición por conseguir una defensa que garantice la seguridad y estabilidad frente a los enemigos externos le ha llevado a aprobar un programa de rearme sin precedentes, nada menos que 800.000 millones de euros en cuatro años para hacer frente a la "amenaza de Rusia", algo que supone un fuerte incremento en los presupuestos nacionales destinados a asuntos militares. Pedro Sánchez se comprometió la semana pasada en Bruselas a alcanzar el objetivo de elevar el dinero destinado a defensa al 2 por ciento antes de 2029. Esta exigencia demandará un incremento de las partidas destinadas a estos gastos en torno a los 10.000 millones de euros anuales.

Esto acorta notablemente los plazos que se había marcado Moncloa, algo que no gusta a muchas de las formaciones políticas que sujetan a Sánchez al frente del Gobierno desde el inicio de la legislatura y que le acarreará más de un dolor de cabeza en las próximas semanas si quiere sacarlo adelante en el Congreso de los Diputados. El plazo que manejaba el presidente hasta ahora permitía repartir un aumento del desembolso militar en cuatro años a razón de 6.000 millones en cada uno de ellos hasta 2029, pero esta hoja de ruta ya no sirve.

El proceso interno será complejo, pero el Gobierno deberá trabajar rápido porque el plan de rearme aprobado por la Unión Europea prevé comenzar a caminar cuanto antes, a pesar de que aún siguen abiertas algunas incógnitas sobre la financiación y su integración en las balanzas presupuestarias de los estados. En el ámbito nacional, las dificultades vendrán por la heterogeneidad de los partidos que sustentan al Gobierno, aunque los gastos en defensa deberían concitar un acuerdo de una amplia mayoría parlamentaria, mucho mayor que la existente en el acuerdo de legislatura. Para ello es inapelable sumar al Partido Popular, seguramente bastante de acuerdo con la política europea de defensa, aunque no se puede pretender desde el Gobierno ni desde el PSOE que, cuando sus socios no le apoyan, sea el PP quien 'le salve el culo', por lo que se tendrá que concretar bien el apoyo, sin trampas ni cajones de sastre como ya ha pasado recientemente.