"Habré visto cien pisos"

Nacho Sáez
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Estudiantes del campus María Zambrano relatan sus dificultades para encontrar vivienda en alquiler en Segovia.

"Habré visto cien pisos" - Foto: Rosa Blanco

Edgar Polo se convertirá en uno de los estudiantes que este próximo curso estrenará el nuevo grado en Comunicación Digital que la Universidad de Valladolid va a comenzar a impartir en Segovia. «Hola, busco habitación para vivir este curso 2024-2025 que ronde los 200 euros o así. Si puedes ayudarme ábreme md (mensaje directo)», escribió este martes en un grupo de Whatsapp que tiene cerca de 200 miembros y que pone en contacto a propietarios de pisos y a estudiantes del campus María Zambrano que se encuentran a la búsqueda de piso. También sirve de vehículo de difusión a alumnos que tienen habitaciones disponibles en sus viviendas y necesitan conseguir nuevos compañeros.

«Lo llevo con tranquilidad pero me da un poco de rabia que haya gente que se quiera aprovechar  de los estudiantes poniendo unos precios que para Segovia no son normales», señala Edgar en conversación telefónica con El Día de Segovia. Aunque es de Cuéllar quiere vivir en Segovia. Las combinaciones de autobús existentes no se adaptan a sus horarios, pero también tiene claro que no va a alquilar una habitación que esté a 30 minutos a pie de la universidad. Y por eso sigue buscando. «Habré visto cien pisos y el 80 por ciento están por encima de los 270 euros más gastos. Me meto en Wallapop y leo: 'Piso de estudiantes. 450 euros por habitación'. No sé qué estudiantes quieren. ¿Estudiantes que sus padres sean ricos?», se lamenta.

Según el portal Idealista, Segovia fue la ciudad donde más subió el precio del alquiler en España en 2023 –con un incremento del 24,6 por ciento– y el sector inmobiliario señala que la demanda universitaria condiciona el mercado, sobre todo la de los alumnos de IE University, caracterizados por su mayor poder adquisitivo. Borja Montero ha sido testigo de ese encarecimiento de los alquileres. «Cuando yo llegué a Segovia hace cuatro años se movían entre 150 y 230 euros por habitación y ahora están entre 250 y 300», cuenta este extremeño. Graduado en Publicidad y Relaciones Públicas, ha decidido quedarse a vivir en Segovia y ahora él y sus otros dos compañeros de piso buscan un cuarto para una habitación que se ha quedado libre.

«Una dificultad que veo ahora para los estudiantes que quieren vivir en Segovia es que tienen que competir con los trabajadores que trabajan en Madrid y viven en Segovia. Un estudiante no puede pagar lo que un trabajador», remarca. Él tuvo suerte en su día. Apenas tuvo que mirar ofertas. «Tenía una amiga del pueblo viviendo en Segovia y ella y otro compañero encontraron este piso y me dijeron a mí que tenían una habitación libre», cuenta, aunque subraya que esa fortuna no es la habitual: «Nuestro piso está bien ubicado en la zona de Santo Tomás y el Jardín Botánico y es luminoso, pero pisos buenos en el sentido de que estén reformados y no sean cualquier cosa no hay muchos».

Leticia Sastre se queja también del escaso margen para la negociación que dejan los propietarios de las viviendas. «Cuando la habitación da a un patio interior tienes que negociar un poco, pero están poco abiertos», apunta esta joven madrileña que va a comenzar este curso en el campus María Zambrano el doble grado de Publicidad y Turismo. Su límite presupuestario son 250 euros gastos incluidos. «Hay bastante oferta. Me ha sorprendido que a estas alturas de verano todavía hay bastantes opciones entre las que elegir», dice.

El déficit para los estudiantes de la Universidad de Valladolid en Segovia se concentra en el ámbito de las residencias. En contraposición a IE University, que tiene una decena y proyecta más (una de ellas en el edificio que todavía ocupa el colegio Concepcionistas), el catálogo para los alumnos del campus María Zambrano es muy reducido, tal y como reconoció recientemente también el vicerrector del centro, Agustín García Matilla. La Residencia Emperador Teodosio –cuyo titular es la Junta de Castilla y León–, la religiosa María Inmaculada en la calle San Francisco y la más reciente Mi Casa INN en la calle Blanca de Silos configuran una oferta que se queda muy escasa.

«Se llenan enseguida», asevera Edgar, que también ha comprobado en las inmobiliarias los efectos del mercado de alquiler universitario: «Tienen tanta gente que te ponen en lista de espera». Ante esta situación, las redes sociales se han convertido en un aliado que además permite ahorrar algunos gastos, aunque no faltan las sorpresas.  «Tenía apalabrado un piso pero ahora la propietaria ha dicho que, como somos tres inquilinas y nos tiene que hacer tres contratos, nos sube cada habitación de 200 a 300 euros», revela Leticia, que se queja del estado de algunos de los pisos que ha visto. Aun así está feliz con su decisión de venir a estudiar y vivir en Segovia. «Soy de Madrid y me encanta Madrid, pero necesitaba algo más de cercanía a la 'uni' sin irme demasiado lejos porque soy estilista de moda y allí tengo mis contactos de trabajo», remacha.