Aunque fue descubierto a finales de diciembre, hasta hace poco más de una semana el gran público desconocía la existencia del asteroide 2024 YR4 y la posibilidad de que choque contra la Tierra en 2032, pero las agencias espaciales, ante este escenario, tienen ya activados grupos de reacción para controlar su tamaño y trayectoria.
Aún quedan siete años para que pueda llegar a golpear el planeta y los expertos no quieren mandar un mensaje catastrofista, pero, dado su tamaño y la posibilidad de impacto, que se cifra en torno al dos por ciento, sí es necesaria una vigilancia activa.
Descubierto el 27 de diciembre pasado por el programa Atlas (Sistema de Última Alerta de Impacto Terrestre de Asteroides) desde Chile, por el momento se estima que tiene un diámetro de entre 40 y 90 metros y la hipotética colisión se calcula para el 22 de diciembre de 2032, según datos de la Agencia Espacial Europea (ESA).
Por su tamaño y con una probabilidad de choque superior al uno por ciento en un momento dado dentro de los próximos 50 años, 2024 YR4 cumple los criterios que han hecho que se activen dos grupos de reacción avalados por la ONU: la Red Internacional de Alerta de Asteroides (Iawn) y el Grupo Asesor de Planificación de Misiones Espaciales (Smpag).
Ambos han emitido notificaciones en las que se informa de que «como expertos y por nuestros protocolos, tenemos que poner una atención especial a este asteroide particular», explicó recientemente el coordinador del servicio de información de la Oficina de Defensa Planetaria de la ESA, Juan Luis Cano.
Variaciones
Desde que se realizaron los primeros cálculos la posibilidad de impacto ha ido variando (del uno por ciento al 2,4) y la propia ESA indica en su web que «es importante recordar que la probabilidad de impacto de un asteroide suele aumentar al principio antes de descender rápidamente a cero tras observaciones adicionales». Por su parte, el jefe de la Oficina de Defensa Planetaria de la organización intergubernamental, Richard Moissl, comentó hace poco que la cifra «va a cambiar cada día».
Las variaciones se deben a que «estamos mejorando los parámetros que definen la órbita y, por tanto, reduciendo la incerteza en el paso futuro del asteroide», señala el investigador del Instituto de Ciencias del Espacio del CSIC y del Instituto de Estudios Espaciales de Cataluña (IEEC), Josep Maria Trigo.
Aunque la mirada está puesta en 2032, el experto recuerda que el asteroide visitará ya las inmediaciones de la Tierra en 2028, cuando se «mejorará de nuevo la órbita y, entonces, posiblemente se deduzca que esa probabilidad es más pequeña o incluso nula».
Para el astrofísico, «lo importante es que se ha detectado con siete años de margen y con tiempo para estudiarlo y actuar, si fuese necesario».
Acción
Smpag (presidido por la ESA y formado por agencias espaciales) e Iawn (presidida por la NASA, en la que, además de las agencias, están los observatorios de objetos cercanos a la Tierra y los centros de investigación relacionados con asteroides) fueron creados hace una década, aunque sus protocolos de aviso se aplican desde 2018 y esta es la primera vez que se activan, recuerda Juan Luis Cano.
Smpag indicó que «se seguirá vigilando activamente la evolución» y se emplazó para una próxima reunión cuando acabe el actual período de visibilidad «o antes, si la evolución de la amenaza lo merece», señala el documento.
Ahora, el meteoro es seguido desde la Tierra por centros como el Instituto de Astrofísica de Canarias, pero desde abril ya no será posible y se podrá volver a ver aproximadamente desde el mismo mes de 2028, precisa Cano.
Observación
Actualmente 2024 YR4 se aleja del planeta casi en línea recta, lo que dificulta determinar con precisión su órbita estudiando cómo se curva su trayectoria a lo largo del tiempo, según la ESA.
Una vez fuera del alcance de los telescopios terrestres, el encargado de medir su recorrido será el espacial James Webb.
Este instrumento, desarrollado por 14 países y lanzado al espacio a finales de 2021, se encuentra a 1,5 millones de kilómetros de nuestro planeta, justo enfrente del Sol.
Webb, en palabras de Moissl, permitirá calcular el diámetro exacto del objeto, un dato esencial para evaluar su riesgo, y agregó que hay «pistas» que hacen pensar que es un asteroide de composición rocosa.
'Pequeño'
De momento, queda mucho por saber de este asteroide y el impacto es improbable, pero de producirse, Iawn ha identificado como pasillo de riesgo el océano Pacífico oriental, el norte de Sudamérica, el océano Atlántico, África, el Mar Arábigo y el sur de Asia.
2024 YR4 es un objeto «relativamente pequeño» -indica Cano- por lo que si impactara con la Tierra los daños podrían ser similares a los causados en 1908 por un meteorito en Tunguska (Siberia), donde arrasó una extensión similar a la isla de Gran Canaria.
La misión estadounidense DART ya demostró en 2022, con la colisión de una sonda contra el pequeño asteroide Dimorphos, que la tecnología del impactador cinético era viable para potencialmente defender la Tierra de la amenaza de un objeto procedente del espacio.
El choque contra el planeta de un planetoide de tamaño medio, de unos 500 metros de diámetro, podría causar daños aún más considerables. Entre ellos, la reducción de la temperatura en cuatro grados centígrados, las precipitaciones en un 15 por ciento y, además, desencadenaría un invierno global, según un estudio publicado por la revista Science Advances.