El próximo día 13 de enero se cumplen 50 años del acto de inauguración del Refugio de Rapaces de Montejo de la Vega de la Serrezuela, desde que en la fecha antes citada de 1974 el entonces príncipe Juan Carlos de Borbón junto al naturalista Félix Rodríguez de la Fuente abrieran el que es hoy uno de los parajes naturales más importantes de Europa en lo que se refiere a la conservación y cuidado de las especies de aves rapaces.
Un mes y medio después de la firma del convenio entre la Hermandad de Labradores de Montejo de la Vega de la Serrezuela y Adena (ahora WWF España), se celebraba en este paraíso natural el acto de inauguración que daba el pistoletazo de salida a la que ha sido y seguirá siendo, una de las más emblemáticas historias de conservación de nuestro país, según explica en una nota de prensa el presidente del Fondo para el Refugio de las Hoces del Riaza Juan José Molina.
Molina explica que la idea de la creación del Refugio la tuvo Rodríguez de la Fuente en marzo de 1974, cuando visitaba las Hoces del Riaza para realizar allí algunos de sus capítulos de su famosa serie documental "El Hombre y la Tierra". De hecho, ahí se grabaron los capítulos dedicados al águila perdicera, una de las pocas especies que se ha perdido como reproductora en la zona, y al buitre leonado, pudiendo verse en uno de estos últimos, imágenes de la inauguración que ahora conmemoramos. En aquella visita Félix se percató de un grave descenso en la población de buitre leonado y en menos de un año, ya se puso en marcha lo que está considerado como uno de los primeros ejemplos claros de Custodia del Territorio, término que no se acuñó hasta bien entrado este siglo y quizás excesivamente utilizado en la actualidad. Ésta idea pionera dio lugar al primer espacio protegido gestionado por una entidad privada en España.
Y como solía pasar con todo lo que Rodríguez de la Fuente impulsaba, el Refugio de Rapaces de Montejo levantó grandes expectativas y han sido muchas las entidades y personas que se han querido unir a esta preciosa historia en estos 50 años. Es justo nombrar algunos de los protagonistas que de una manera u otra han entregado su vida o parte de ella, para que se haya llegado hasta este medio siglo con un espacio natural en un soberbio estado de conservación, acogiendo una gran biodiversidad, con más de 335 especies de vertebrados datados y siendo la cuna de un gran número de naturalistas.
Así, Molina señala como entidad protagonista en este tiempo a la Confederación Hidrográfica del Duero, que complementó con sus terrenos otra buena parte de las hoces, y el compromiso de su personal, como la entrega demostrada por el Guarda Francisco Martín Calleja.
También WWF ponía un guarda para la vigilancia y en esa labor destacó el gran guarda Hoticiano Hernando Iglesias (fallecido en 2015), que no solo era bueno en las labores de vigilancia, sino que además, siendo vecino de Montejo, servía de nexo de unión entre los vecinos y los naturalistas, algo indispensable para que este cóctel saliera bien, y tras su jubilación, el relevo en la figura de su hijo Jesús Hernando Iglesias, actual guarda de refugio, que realiza una impresionante labor diaria.
Otra entidad protagonista de esta historia, es la Junta de Castilla y León, que en 2004, cuando el Refugio cumplía sus 30 años, declaraba el Parque Natural de las Hoces del Riaza, abarcando los refugios de CHD y WWF, además de algunos terrenos más de los términos municipales de Maderuelo, Valdevacas de Montejo y Montejo de la Vega de la Serrezuela. Además de la buena labor de los Agentes Medioambientales, si hay que nombrar una persona destacada de la administración castellanoleonesa, ese es Rafael Marina García, Director del Parque hasta hace pocos días, cuando le ha llegado el momento de su jubilación, dejando un inmejorable ambiente de colaboración entre todas las entidades y personas implicadas.
En último lugar y no por ello menos importante, la entidad más modesta, pero que integra la pasión, el cariño y el respeto por estos impresionantes parajes, es el Fondo para el Refugio de las Hoces del Riaza, formada por los naturalistas implicados de manera altruista en el estudio y conservación de los valores naturales de la zona. Son el grupo conocido como los "Montejanos", herederos del ímpetu y fuerza del gran naturalista, el doctor Fidel José Fernández y Fernández-Arroyo, que falleció el 20 de septiembre de 2022, dejando un vacío enorme, tan grande como la huella marcada de su paso y entrega total durante 47 años ininterrumpidos.