Las señales inteligentes que avisan al conductor de la irrupción de animales en la calzada situadas en 80 kilómetros de las carreteras de Burgos, León, Palencia y Soria han dado un "resultado muy satisfactorio" al reducir en un 22 por ciento los accidentes. Es una de las medidas de la Consejería de Movilidad y Transformación Digital en la apuesta por contar con unas carreteras más modernas y seguras para el usuario.
El director general de Carreteras e Infraestructuras de la Junta, Jesús Félix Puerta García, ofreció este dato en la Comisión de Movilidad y Transformación Digital de las Cortes al desgranar las medidas de este departamento para la innovación y digitalización de las carreteras, en su respuesta a una pregunta de la procuradora del PP Elena Rincón.
Se trata de una señal luminosa que cambia de color en función del riesgo, si está apagada la presencia de animales en la calzada es baja, en caso de que las letras estén en ámbar el riesgo es alto y si figuran en rojo el riesgo es muy alto, precisó el director general que puso en valor para la seguridad de la conducción esta medida trabajada con la Universidad de Salamanca.
También, avanzó que se trabaja con la Usal en los procesos de automatización del proceso de carga de datos y actualización de las señales y en la identificación de nuevos tramos para seguir con la instalación de estas señales inteligentes en la red de vías autonómicas.
Igualmente, destacó como "medida pionera" la utilización de polvo de neumáticos fuera de uso en la mezcla de betunes bituminosos para el asfaltado de carreteras y subrayó que, aparte de generar menos CO2, se consigue más resistencia al envejecimiento, a la rodadura, más resistencia al agrietamiento, reducción de costes de mantenimiento y descenso de la interrupción durante las obras con la consiguiente ventaja para los usuarios.
La Consejería, como precisó, ha incluido en el pliego de contratación que las empresas que fabrican este material no estén a más de cien kilómetros de la obra para reducir el impacto del traslado al medio ambiente.
Por otro lado, manifestó que "se experimenta" con una mezcla de aditivo de bituminosa con un subproducto refinado de aceite de oliva denominado pechina en la renovación del firme de los viales de la autovía autonómica Valladolid-Segovia, lo que supone un menor consumo de energía y menos humos y olores al ambiente.
En la misma vía, se emplea también un ácido reciclado que proviene de la propia autovía en la reforma del tronco y refuerzo de firme de la misma calzada, convertida por la Junta hace años en autovía entre ambas capitales de la Comunidad.
También, en la A-231, la autovía Burgos-León, se utiliza un tratamiento de a base de feromonas para prevenir la intrusión de animales en la calzada, que se va a extender a otras vías de la red convencional. "Castilla y León y sus ciudadanos necesitan carreteras resistentes y seguras, más sostenibles que hagan de esta tierra un lugar de futuro", concluyó.