Adiós a Santos Mazagatos, un maestro con mayúsculas

DS
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Falleció el pasado 15 de febrero a los 77 años de edad

Santos Mazagatos, maestro y artesan - Foto: Rosa Blanco

El profesor Santos Mazagatos falleció el pasado 15 de febrero a los 77 años de edad. Casado y padre de tres hijas, deja un inmenso legado intelectual y humano al que sus amigos Rafael Calderón, José María Gonzalo, Fernando Sánchez Caraballo y Javier San Fabián han querido resumir en la siguiente carta: 

"El pasado sábado 15 de febrero de este año 2025 nos dejó el entrañable amigo y compañero Santos Mazagatos García. Tenía 77 años y había dedicado más de 40 años de su vida a la docencia directa con alumnos y toda ella a ser buena persona.

Estuvo de maestro en Boceguillas, La Aneja, Nueva Segovia y se jubiló como tal en el IES Mariano Quintanilla. Nunca se le oyó la más mínima queja sobre sus alumnos porque era un 'maestro con recursos' y las ciencias que enseñaba se las ofrecía mágicamente: con un experimento, ideado, diseñado y construido por él mismo; o recordando lo visto en una salida al campo. Y es que ya desde el principio de curso programaba varias salidas. "Necesito que vean para que luego recuerden y asimilen lo que les cuento en clase…", decía. Claro, y con ese sistema los chicos lo entendían. Y de eso siempre presumía.

En reconocimiento a su trabajo como docente y a sus métodos de enseñanza creando situaciones de aprendizaje para sus alumnos, Santos recibió en el año 1996 la Cruz de la Orden Civil de Alfonso X El Sabio. Aparte de su enorme humanidad, Santos fue un maestro con mayúsculas y un artesano de lujo. Sus tres grandes pasiones, la enseñanza de la ciencia, el mundo natural y la etnografía, las materializó con sus toscas manos, una fina inteligencia y una aparente facilidad, en sus tres grandes creaciones: el aula de ciencia y tecnología AUCITE, el Museo apícola y las maquetas que resumen 'La historia del trampeo'. Y completó su interés por las costumbres de la gente de su época con el libro 'De sol a sol'. Santos era de Saldaña y allí, de niño, observó y puso en valor el trabajo de la gente, sus profesiones y su modo de vida. Y esto es lo que está magníficamente plasmado en su libro que también recoge otras profesiones y costumbres que hasta ayer se daban a lo largo y ancho del nordeste de la provincia de Segovia.

Los que nos hemos dedicado a la docencia en el campo de las ciencias hemos presenciado la cara de asombro y escuchado muchas veces el 'ahora lo entiendo' de los alumnos, cuando hemos sustituido la lección magistral en clase por el experimento en el laboratorio. Santos no necesitaba ni laboratorio. Lo construyó él y lo hizo con todo tipo de materiales de 'desecho'.

Él construyó el aula de ciencia y tecnología AUCITE, que consta de 57 montajes, todos realizados con material reciclado, que permiten visualizar procesos y fenómenos físicos y químicos descubiertos a lo largo de los siglos XIX y XX, que son la base de la ciencia y de la tecnología actual y que hoy se estudian en la escuela, institutos y centros de formación profesional; de ahí la gran importancia que tienen estos montajes. Porque solo se valora lo que se comprende y porque solo se comprende lo que se experimenta, Santos Mazagatos se empeñó en darlo a conocer, experimentando.

En AUCITE se presentan dispositivos relacionados con el electromagnetismo (pila, timbre, acumulador, motor, teléfono…), con el diagnóstico médico (rayos X, ecografía, mamografía, electrocardiograma…), con la presión (surtidor, bomba aspirante, prensa hidráulica…), con la óptica (cámara oscura, lentes, refracción y reflexión…) con la mecánica (tornillo de Arquímedes, máquinas simples, balancín, motores de gomas…)... Los montajes de AUCITE compiten con los que se ofrecen en los diferentes museos de ciencia. Los premios que en su día recibió Santos Mazagatos avalan el excelente trabajo y el logro conseguido. Conviene recordarlos, AUCITE recibió el Premio Nacional de Innovación Educativa en 1997, el Premio Nacional Ciencia en Acción en 2006, el premio Nacional Ciencia en Acción en 2008 (Mención de Honor).

AUCITE no solo ha servido a sus alumnos. Con su enorme tesón y entusiasmo Santos ha montado su aula en centros de enseñanza de toda la provincia durante más de quince años. Aún recuerdo la última vez, ya jubilado, que estuvo expuesta en el colegio de San José y a lo largo de dos semanas la visitaron prácticamente todos los alumnos del tercer ciclo de Primaria y de la ESO de la provincia.

MUSEO APÍCOLA. Santos era un enamorado del mundo de las abejas. Estudió con sumo detalle su comportamiento hasta comprender a la perfección la compleja sociedad que han desarrollado y que queda expresada en el panal que construyen. Física, química y matemáticas se ponen de manifiesto en su trabajo en sociedad y todo esto está magníficamente explicado y documentado en el museo apícola que Santos diseñó. Su trabajo ha sido expuesto por toda España y en especial en Segovia y provincia. Hace unos años estuvo en el patio de la Diputación a lo largo de dos semanas. Santos lo explicaba a los que lo visitaban, esforzándose en trasmitir el nivel de desarrollo de la sociedad creada por estos insectos que tanto han hecho por nosotros. Ya no le pertenece. Lo vendió recientemente a una asociación cultural de Palencia y el dinero obtenido lo donó a una ONG. Así era.

HISTORIA DEL TRAMPEO. Santos disfrutaba de la caza y en paralelo era un gran defensor de la naturaleza. Siempre defendió con ahínco que ambas cosas eran compatibles. Como homenaje a la caza que en muchos casos ha sido nuestro sostén, Santos construyó 45 maquetas de trampas que nos hablan de nuestro pasado. Suponen una magnífica lección de historia, de una historia nuestra no tan lejana, cuando, para alimentarse, nuestros antepasados de ayer desplegaban su imaginación para construir trampas con las que cazar animales y poder comer. En estos modelos está sintetizada la historia del trampeo y de otros artilugios y engañifas usadas para poder subsistir. También han sido expuestas en muchos lugares. Han suscitado el asombro de los que los han visto. Y deberían seguir maravillando en el futuro.

Santos intentó que instituciones como la Dirección Provincial de Educación, la Diputación o el Ayuntamiento de Segovia adquiriesen AUCITE, el museo apícolas y las trampas. Que fuesen un medio didáctico cercano, un lujo para escolares y mayores. Y también para visitantes. Complemento perfecto a la riqueza cultural que la ciudad y la provincia ofrecen. La ciencia y la tecnología dentro de esa oferta cultural porque la ciencia y la tecnología son cultura y en estos tiempos, lo son con mayúscula. El Museo apícola ya no será posible. Desde aquí hacemos una llamada para despertar el interés de las instituciones por las otras dos creaciones de Santos. Ha sido una suerte que haya nacido en Segovia, que haya sido nuestro vecino que haya trabajado en silencio tanto y tan eficazmente y sería una pena que toda su obra viajase a otros lugares o se perdiese en el olvido.

En lo que coincidimos todos los que le hemos conocido y que nos quedará para siempre, es en sus valores como persona. Bondad, nobleza, honradez, cercanía, camaradería. Por donde pasó creó una red de amigos incondicionales. Descanse en paz".