En poco menos de 15 días desde que se inició el conflicto entre Israel y Hamás, sus efectos ya se están comenzando a notar de forma notoria en el tejido productivo nacional con un serio impacto. Especialmente, entre los cientos de empresas españolas que hacen negocio en esta zona de Oriente Próximo, según denuncian patronales, cámaras de comercio, y gobiernos regionales, que no ocultan su enorme preocupación a corto y medio plazo. Asimismo, alertan de la repercusión que va a tener en indicadores como el PIB, la inflación, el precio del dinero y el empleo en la cuenta de resultados de este mismo año.
Según los cálculos de economistas expertos en exportaciones, el conflicto en Oriente Próximo está bloqueando en estos momentos más de 7.000 millones de euros en comercio y contratos españoles activos con Israel. Además, la repercusión en las organizaciones Made in Spain pueden causar pérdidas por encima de los 3.000 millones en la relación comercial abierta actualmente en el mercado israelí y otros 4.000 millones de euros en contratos pendientes que también están en vilo. Solo en la primera semana, la guerra bloqueó 102 millones, es decir, 17 millones de euros cada día.
Según los primeros datos del Ministerio de Industria, Comercio y Consumo, las exportaciones españolas, que afectan a más de 2.500 empresas nacionales, alcanzaron el pasado año cifras récord próximas a los 2.200 millones de euros, mientras que las importaciones ascendieron a 1.052 millones, un máximo histórico que revela las excelentes relaciones entre ambos países que arrojaron un saldo positivo de 1.117 millones de euros con una tasa de cobertura del 206%.
Si bien es cierto que aún es prematuro sacar conclusiones, lo evidente es que el horizonte económico que se dibuja es muy incierto entre los principales sectores exportadores liderados por las industrias de automóviles, pavimentos y revestimientos cerámicos, confección femenina, materias primas y semimanufacturas de plástico y equipos, así como de componentes y accesorios de automoción.
Por importancia, el sector nacional de automoción tiene el volumen de negocio más elevado con una cifra que superó los 335 millones en 2022; el de productos cerámicos alcanzó los 150 millones, la maquinaria, 69 millones, materiales plásticos y manufacturas, 81 millones, y prendas de vestir, otros 81. En total, los bienes de equipo aportaron en exportaciones más de 1.462 millones de euros.
En este contexto, las compañías que han marcado la punta del iceberg, es decir, las primeras que han dado un paso adelante y han optado por el cierre temporal de su actividad en la región son firmas del sector textil como Zara, Mango, Pull&Bear o, del de joyería, como la sociedad catalana Tous.
Es el caso de Inditex, la clausura afecta a 84 tiendas franquiciadas en Israel. En este escenario, la empresa ferroviaria española de Construcción y Auxiliar de Ferrocarriles (CAF), que gestiona los tranvías de Jerusalén y Tel Aviv, ha pedido a sus más de 100 empleados que teletrabajen para evitar tensiones en sus traslados.
Cartera de clientes
Otras organizaciones como Sacyr, que realizó en 2015 una planta desaladora en Ashdod por un importe de 300 millones de euros, tiene en la zona una cartera de clientes importante.
Indra, por su parte, cuenta con un contrato de 24 millones para la puesta en marcha y el mantenimiento por 10 años de la tecnología de peaje dinámico de la autopista que conecta Tel Aviv con otras ciudades del país. También firmas que operan en el sector de infraestructuras como GMV y Typsa se están viendo afectadas por esta crisis.
Según el listado de exportadores de Cesce, otro centenar de empresas tienen contratos cerrados con el Gobierno u otras firmas israelíes como Cobra Instalaciones y Servicios, la Sociedad Española de Montajes Industriales, Marguisa Shipping LinesBiomet, Liderkit, Unisys, 31 Dental Ibérica, RNB, Nutrition & Sante Iberia, Electro Crisol Metal, Granja San Miguel, Aicox Soluciones o Mimecri.