Entre el 'Domingo Gordo' y el ' Domingo de Piñata', el carnaval rural segoviano enmarca la celebración de las 'Vaquillas de Carnaval', una tradición de origen medieval, en la que los mozos de los pueblos sacan a la calle un peculiar carretón adornado con telas, mantones o flores y coronado por una cornamenta de res con el que recorren las calles del pueblo para provocar un divertido caos a modo de encierro o espectáculo taurino entre los vecinos y visitantes. Esta fiesta, enmarcada en las celebraciones del carnaval, llegó a tener un gran arraigo en la zona centro de España, pero la despoblación quebró la memoria de una fiesta que hasta hace unos pocos años se conservaba en un puñado de pueblos de Segovia y que vuelve ahora a recuperar notoriedad siguiendo la estela de fiestas como la fiesta de «Vaquillas y tripudos» del carnaval de Arcones, declarada por la Diputación Provincial en 2022 Manifestación Tradicional de Interés Cultural Provincial.
Aquella declaración suscitó el interés de un grupo de investigadores y etnógrafos de la provincia que sumaron sus esfuerzos para seguir el rastro y recuperar esta fiesta en la provincia en la iniciativa 'Despertar Vaquillas', que ha dado como resultado la elaboración de un pequeño mapa de la fiesta con ramificaciones sensibles en al menos 15 pueblos de Segovia, y otros en las provincias limítrofes de Ávila y Madrid.
El fruto de este trabajo puede verse en la exposición «Vaquillas de carnaval segovianas», abierta al público en el patio de la sede de la Diputación Provincial hasta el 24 de febrero organizada por el Instituto de Cultura Tradicional Manuel González Herrero que expone algunos de los elementos más singulares de esta fiesta. El periodista e integrante del grupo 'Despertar Vaquillas' Guillermo Herrero es el comisario de la muestra que tiene como objetivo dar a conocer todo lo que se sabe sobre esta tradición carnavalera que tiene ramificaciones con otras celebraciones de origen religioso.
Herrero explica que las primeras referencias históricas sobre esta fiesta se remontan al siglo XVII, donde se vinculan a la celebración de la procesión del Corpus Christi, cuya importancia amalgamaba muchas otras celebraciones de carácter profano. En este sentido, precisa que la profusión de iniciativas de este origen - entre las que cuenta las primeras participaciones de los gigantones y cabezudos- en un acontecimiento religioso de máxima importancia llevaron al rey Carlos III a poner fin a su presencia en esta solemne procesión y obligó a estas otras manifestaciones a buscar acomodo en otras celebraciones.
La fiesta es muy sencilla en su origen y en su concepción, ya que se limita a la presencia de la estructura revestida con mayor o menor profusión de adornos y a su recorrido por las calles del pueblo, y Guillermo Herrero asegura que no tiene una filosofía estrictamente taurina, sino que "gse hace una simulación de un festejo, pero no vinculado a lo taurino. De hecho, el festejo concluye con la muerte de la vaquilla, en la que los vecinos simulan beber la «sangre» de la res en forma de vino.
Arcones, Prádena, Casla o Santo Tomé del Puerto forman parte del núcleo central de la vaquilla en la provincia, y tras la declaración del carnaval de Arcones como Manifestación Tradicional, han sido muchos los pueblos que han recuperado de la fiesta y que comienzan a trasladarla a sus celebraciones en esta época.
Herrero señala que Matabuena, Torre Val de San Pedro, Fuenterrebollo, Caballar, Orejana, Bernuy de Porreros, Navafría, Collado Hermoso y Grado del Pico (Ayllón) se han sumado a esta iniciativa a través del testimonio de quienes la celebraron hace décadas y que conservan en la memoria su recuerdo. Este es precisamente el objetivo de esta exposición, y el comisario señala que la intención es poder extenderla bajo este criterio.