Giros, denuncias y un cierre repentino en el locutorio

Nacho Sáez
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Varias personas denuncian haber sido víctimas de una estafa al realizar transferencias internacionales desde un locutorio de la calle San Francisco.

Giros, denuncias y un cierre repentino en el locutorio

«Cerrado por baja médica. Disculpen las molestias». El cartel, escrito con rotulador, está pegado en la puerta del locutorio más famoso de Segovia en la actualidad. Pero acumula una fama negativa. Su responsable tiene varias denuncias y dos detenciones por haberse apropiado presuntamente del dinero de clientes que acudían a su establecimiento -situado en la calle San Francisco- para enviar dinero (los conocidos antiguamente como giros) a sus países de origen. Fuentes de la Subdelegación del Gobierno en Segovia confirman la existencia de este caso y apuntan que el asunto está judicializado.

«¿A usted también le ha estafado?», pregunta una mujer al periodista mientras este mira en el interior del locutorio a través del escaparate. Dedicado también a la venta de bebidas y productos de alimentación, el establecimiento ha permanecido cerrado al menos los últimos días y está desmantelado, tal y como se puede apreciar desde el exterior. «A una amiga mía le estafó. Si quiere le puedo dejar su número de teléfono y habla con ella», continúa la mujer que pasa en ese momento por delante del locutorio.

El Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 4 de Segovia decretó el pasado 11 de abril el sobreseimiento provisional de la investigación abierta tras la denuncia presentada por una de las presuntas víctimas al no haber quedado «debidamente justificada la perpetración del delito», según remarca la jueza Paula Sánchez Tamargo en su auto, en el que deja abierta a la denunciante la posibilidad de recurrir a la vía judicial civil.

El Día de Segovia ha tratado de ponerse en contacto con otras presuntas víctimas sin haber obtenido respuesta al cierre de esta edición, aunque a través de las redes sociales algunas han relatado sus casos. «Hola, buenas tardes, alguien que me pueda ayudar a localizar el (sic) responsable de este locutorio ya que el mes pasado realicé una transferencia hacia Colombia que nunca llegó», ha escrito una en Facebook. «Fui al locutorio varias veces y dos veces me atendió y me dijo que me iba a devolver el dinero a la cuenta y tampoco me lo ha consignado. He ido nuevamente y me he encontrado que está cerrado por baja médica. Se le escribe a los números y no responde. Agradezco mucho la ayuda», añade.

Tampoco Paula -nombre ficticio de una de las estafadas supuestamente- ha conseguido localizar a M. L. C. P., la responsable del locutorio, en torno a la que la rumorología está disparada. Desde que se ha marchado de Segovia hasta que sufre una grave enfermedad. Lo que sí es una certeza es que trató de acogerse a la Ley de Segunda Oportunidad, que abre la posibilidad de volver a empezar a quienes se encuentran en situación de insolvencia sin acumular sus deudas eternamente.

No parece que vaya a haber oportunidad, en cambio, para Paula de recuperar su dinero. 970 euros que creyó haber enviado el pasado mes de octubre desde ese locutorio de San Francisco con destino a su país. «Yo soy limpiadora, trabajo cuidando ancianos... Lo que salga y muy humildemente. Y ese dinero era para mi madre, que está enferma», cuenta Paula, que ocultó durante meses a su marido lo ocurrido para ahorrarle un disgusto. Según explica, M. L. C. P. le entregó un resguardo de la transferencia pero el dinero nunca llegó a la cuenta señalada como destinataria.

«Al enterarme fui a verla al locutorio y le dije que nos tenía que devolver el dinero. Incluso la acompañé a un cajero, pero la tarjeta le daba error. Más tarde nos dijo que una amiga suya de Toledo nos iba a devolver el dinero y nos llegaron a mandar un resguardo de la transferencia, pero nunca recibimos el dinero y no tenemos esperanza de recuperarlo», relata el marido de Paula. Ahora se encuentran a la espera de que su abogada de oficio interponga una demanda por la vía civil contra la responsable del locutorio, aunque también sin muchas expectativas.

Y los rumores siguen creciendo. «M. voló», dice un compatriota. «Cuando fuimos a poner la denuncia a la Comisaría, los policías que nos atendieron nos dijeron que ya la conocían. Es muy triste que su tienda haya seguido estando abierta y ella se haya estado ofreciendo como agente autorizada para hacer transferencias internacionales sin que la policía ni Consumo ni nadie haya hecho nada», se quejan Paula y su marido.