No hay entrenamiento para la pizarra. Hay que ser rápido. Claro que, ¡usted se mueve más que los precios! Si no es entrenando, es compitiendo, dando clases por streaming y, por lo que se, acaba de regresar de Singapur. ¿Era ya inquieta desde pequeña?
Sí. Hacer muchas cosas a la vez es lo que me da la vida. No me provoca ningún estrés. Mi filosofía de vida se resume en ‘solo se vive una vez’ y ‘aprovecha todas las oportunidades que te ofrece la vida’.
Campeona del mundo de atletismo de veteranos. Ahí es nada.
De 200, de 400 metros vallas y de relevos. Lo de campeona del mundo es algo que, a veces, uno no valora en sí mismo. Pero por algo muy simple y es que yo siempre he sido muy emprendedora, muy de competir. Ya fui campeona de España e internacional. Es cierto que, desde fuera, es todo un hito, una hazaña, la verdad.
La velocidad está en su ADN. Pero también le digo, las prisas son para los carteristas y para los toreros malos.
La vida es larga y, al mismo tiempo, corta, porque pasa muy rápido. Por eso me gusta disfrutar de todos y cada uno de mis roles. La vida es una carrera de larga distancia, con lo cual todo lo que pueda vivir en todos mis años lo voy a aprovechar a tope.
La vida sin entrenamiento es…
Una vida bastante aburrida. El atletismo me da mucha libertad y ganas de seguir superándome a mí misma.
¿Y sin disciplina?
Sería un caos. Todo sin disciplina y sin controlar las cosas es un poco caos. Fíjese, ahí sí que tendría estrés.
¿De dónde viene su amor por el atletismo?
Desde que era una pequeñita, que corría y ganaba en el barrio a mis vecinas (se ríe). Me descubrieron como atleta en el colegio de los Hermanos Maristas.
‘Men sana, in corpore sano’. ¿Es realidad o solo un latinajo?
Es una realidad total. Soy partidaria de unir las dos cosas, el tener una mente equilibrada, tener buenas emociones y sentimientos y un cuerpo en el que tú puedas trabajar. Es clave para alcanzar el éxito en el deporte.
¿Cómo escapar a la obsesión por el culto al cuerpo?
El punto está en si te hace feliz el cuidarte. En el momento en que no te haga feliz, debes salir.
Deme dos claves para ‘estar en forma’.
Una buena nutrición y un ejercicio acorde a tus posibilidades.
Tengo que perder unos kilitos para ir a la playa. Por favor, deme el secreto de la dieta infalible.
No tienes más que hablar conmigo, que me dedico a ello. No sufra. Lo conseguirá.
Entiendo que defiende una filosofía de vida basada en el deporte y la buena alimentación. ¿Y la felicidad donde cabe?
La felicidad está dentro de cada uno y consiste en disfrutar cada momento en el que vives. Así de sencillo.
¿Se puede entrenar para ser feliz?
Sí. Yo entreno cada día mucho para eso. Nos abruman con mensajes sobre lo que tenemos que hacer y cada uno debe hacer lo que sienta realmente.
Madre de dos hijos, de 12 y 6 años, si no le salen deportistas le da un pirriqui…
¿Pirriqui?, para nada. Quiero que sean felices, como ellos quieran ser.
¿Competitiva?
Sí, desde luego, pero no con los demás. Compito por mejorarme a mí misma.
¿Qué lleva en su maleta Carolina García?
En una maleta siempre llevo ilusión y ganas de conocer los sitios donde voy a estar. Y de encontrarme personas nuevas. Sin duda.
¿Y alguna mochila?
Cada vez menos. Pocas. He trabajado mucho en mí. Trabajo para no tener mochilas.
¿Carolina García se marca metas?
Todos los días. Marcarse metas es muy divertido sino la vida sería un auténtico rollo. ¿No lo cree?
¿Piensa mucho en el futuro o prefiere vivir el día a día?
Vivo más el día a día. Mis objetivos no son a largo plazo. Le digo más, no se dónde terminaré viviendo. Creo que soy tan independiente y que puedo hacer tantas cosas en mi vida que no voy a tener problemas en ese aspecto. Con mis 40 años, he vivido en tantos sitios, he tenido tantas experiencias… La gente se preocupa donde vivirá cuando sea mayor. Yo no. Lo mismo cuando mis hijos sean mayores me voy a las Islas Mauricio.
¿Cómo se combate la frustración?
Yo lo hago quitándome el sentido de pérdida. Intento hacer las cosas de la mejor manera posible y si no salen, es que no tenían que salir.
Le confieso. Soy seguidor suyo en Instragram. Verborrea tiene un rato.
Me divierten mucho las redes sociales (se ríe). Lo que ve, es lo que soy.
Influencer es una persona con credibilidad sobre un tema concreto. ¿Aspira al título?
Si a través de redes sociales puede ser inspiración para atletas, mujeres y madres, me encantaría serlo. Si puedo ayudar a alguna persona desde mi forma de ser para cambiar y mejorar su vida, pues encantada.
Le hago una reflexión. En redes sociales muchas veces solo ‘volcamos’ lo bonito. ¿Puede ser un espejo peligroso?
Puede ser un peligro o una visión para que alguien pueda cambiar su vida con sus propias decisiones. Si no estás contento con tu vida, cambia. Es muy sencillo.
¿Qué diferencia a la Carolina de internet a la Carolina de carne y hueso?
Es que la que ve en internet es la de carne y hueso. No hay diferencia. No intento mostrar otra Carolina. Es más, hay veces que no pongo cosas por no ser pesada (se ríe).
Desde luego, no tiene nada de vergüenza. Cuando uno se expone tanto en internet, ¿no tiene miedo a las críticas?
Tienes que ser consciente de que no a todo el mundo le vas a gustar. Al final no te hace daño quien quiere, sino quien puede. Como soy así, tendré que asumir que haya gente a la que le guste y otra a la que no. ¡Si no te gusta, no me sigas!
¿Qué le indigna?
Me indignan las desigualdades, sobre todo con los niños y las mujeres. Y me molesta mucho que una mujer no pueda compaginar su vida laboral y familiar. Una mujer no puede perderse la infancia de sus hijos.
Me dice un pajarito que por ‘streaming’, por internet, da clases.
Hago bastantes cosas; entre ellas, doy un máster de nutrición. También imparto conferencias temáticas sobre nutrición y luego hago ejercicio on line. La gente se conecta desde su casa para seguir los entrenamientos que hago desde la mía, mientras los niños duermen o juegan. Mi profesión es buscar el bienestar y por eso les aconsejo sobre alimentación saludable y ejercicios.
Dígame su mayor virtud y su defecto confesable.
Mi virtud...tal vez mi energía. Y defectos, muchos, quizá el ser algo impuntual. No lo puedo remediar.
Si mañana un partido político le ofrece integrar una lista electoral…
Sería un lío. No es algo que me llame la atención. Tengo mucho trabajo aunque si puedo echar una mano para mejorar algo, no lo descartaría.
¿No le provoca urticaria la política?
En mi vida no está la televisión. No tengo tiempo. Por mis niños, solo veo los canales infantiles. Por eso presto poca atención a las ‘peleas’ políticas. Entiendo que los políticos son personas comprometidas con el cambio, que buscan mejorar y mi vida camina también por ahí. Si los políticos buscan mejorar, el bienestar de la gente, de momento ya tienen mi aplauso.
¿En qué piensa cuando corre?
Voy dando las gracias en toda la carrera por poder competir. Salgo de los tacos y solo pienso en dar las gracias por vivir la experiencia. Créame. Y entrenando igual. Soy una persona muy afortunada.
La última vez que se arrepintió de comer algo ‘insano’.
Como sano para poder degustar luego lo que me apetezca. Cuando hago un exceso, lo disfruto a tope, no me arrepiento nunca. Y ya luego haré los ajustes.
Pregonera en Zamarramala. ¿Qué valores cree que reconocieron en usted para otorgarle tamaña distinción?
Me dijeron que por ser segoviana, atleta y madre. También valoraron un proyecto de nutrición que hice con una compañera en el colegio para padres y niños que, por cierto, gustó mucho.
Casi 11.000 personas se manifestaron en Segovia el 8-M. ¿Estamos aún muy lejos de la igualdad?
Estaba en Singapur aquel día. Hubiese asistido. Hay desigualdad, aunque cada día estamos más cerca hombres y mujeres. Me gustaría que hubiera más mujeres empresarias y en puestos directivos. Y me encantaría que una mujer fuese presidenta del Gobierno. En el deporte la desigualdad es notoria; en el masculino se gana mucho más dinero.
¿En qué lugar no se imagina?
No me imagino en casa, sentada el sofá sin hacer nada. Me duele hasta el estómago de pensarlo.