Castilla y León supera los 5,13 millones de hectáreas de superficie forestal, el 54,5 por ciento del total de la Comunidad, de las que 3,2 millones son masa arbolada. Se trata, además, de la mayor cifra en términos absolutos del país, tras crecer un 6,75 por ciento en 2018 y 2002 y un 13,7 por ciento en relación a 1922, según recoge el Inventario Forestal Nacional, con datos hasta 2018. La Junta destacó ayer en un comunicado, con motivo de la celebración del Día Internacional de los Bosques, el crecimiento de los bosques en la Comunidad en las últimas décadas a pesar de los incendios, gracias a la regeneración natural y al esfuerzo restaurador de la administración. El Inventario Forestal Nacional pone de manifiesto que en 60 años el total de superficie forestal aumentó en casi un millón de hectáreas. La arbolada casi se duplicó y pasó de ocupar el 20 por ciento de la superficie de la Comunidad al 34,7 por ciento, mientras la desarbolada disminuyó en casi 500.000 hectáreas, pasando de representar el 24,7 al 19,7 por ciento de la superficie de Castilla y León.
Asimismo, la Junta remarcó su «importante esfuerzo inversor» a lo largo de los últimos años en la restauración de los bosques tras los incendios forestales, tanto en actuaciones directamente gestionadas por la administración pública, como mediante subvenciones para los propietarios particulares. En ese sentido, el Ejecutivo autonómico, como gestor de mas 3.500 montes de Utilidad Pública, también destacó el «importante» papel que juegan los bosques no sólo en la conservación de la biodiversidad y la lucha contra el cambio climático, sino también como proveedores de bienes y servicios.
«Los productos forestales son muy variados y cada vez tienen una mayor demanda», agregó la Administración autonómica, que se refirió a los tradicionales como la madera, la resina o los pastos, a los alimentos del bosque, como piñones, setas y trufas o frutos rojos. Sobre estos últimos puso el foco este año para destacar la creciente importancia en esta faceta.