Editorial

Una hipotética vicepresidenta con el punto de mira equivocado

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Yolanda Díaz tiene una nueva cruzada. La líder de Sumar, la confluencia de izquierdas en la que se agrupa una quincena de partidos, aboga por una reforma del Reglamento que rige el funcionamiento del Congreso de los Diputados con el fin de que se permita hablar en catalán en el hemiciclo. Díaz se ha esmerado en desvincular esta propuesta –que también incluye el euskera y el gallego– de las condiciones que los partidos independentistas y nacionalistas han puesto encima de la mesa para la investidura de Pedro Sánchez, pero la realidad es que Junts lo ha reclamado como parte del paquete de exigencias. La vicepresidenta segunda en funciones se despachó en una entrevista en Televisión Española justificando esta propuesta en el fundamento de que España es «un país de países». «Es un modelo que tiene encaje constitucional y la diversidad es mayor riqueza para nuestro país», apuntó al respecto para acabar sentenciando que el país «gana derechos para las distintas identidades que tenemos».

El uso sin restricciones de las lenguas cooficiales de España, tanto en la Cámara Baja como en la Alta es una vieja aspiración de los nacionalistas. Y, dependiendo de las circunstancias, un arma arrojadiza entre partidos. La realidad es que el uso de las lenguas cooficiales no está permitido en el Congreso de los Diputados, salvo en momentos muy puntuales o durante intervenciones muy breves. El último antecedente, hace poco más de un año, es que el PSOE rechazó junto con el PP, Vox y Ciudadanos modificar el Reglamento para que se pudieran utilizar dichas lenguas en toda la actividad parlamentaria, de forma especial en el pleno.

España es un país con 17 comunidades y dos ciudades autónomas, un crisol de sensibilidades, costumbres y culturas. Una riqueza en diversidad y pluralidad que solo debería ser entendida en positivo, y nunca como elemento de separación o enfrentamiento. Sería conveniente que la clase política no desvirtuara ese espíritu y trabajara, en lugar de para separar, para unir los caminos de sus representados.

Como también sería conveniente que, en concreto, Sumar, se afanara en otros apartados infinitamente más importantes en el día a día de los españoles. Yolanda Díaz, que ha defendido la bandera del Ministerio de Trabajo, debería preguntarse qué está motivando la desaceleración en la creación de empleo, en lugar de hacer política cortoplacista. Más todavía como líder de un partido que aspira a constituir Gobierno. En su preocupación por la prevalencia de las lenguas cooficiales, tendría que ser consciente de que para ello no solo están los diferentes gobiernos regionales, sino también el Senado, órgano de representación territorial del Estado. Centrémonos en lo verdaderamente importante.