Zelenski, en su primera visita oficial a España, ha sido tratado como un amigo. El propio Rey Felipe quiso darle la bienvenida personal en Barajas, y además ofreció un almuerzo en su honor en la Zarzuela.
El presidente ucraniano pide más ayuda, necesita más ayuda. Rusia avanza peligrosamente en la escalada contra Ucrania, país que pretende conquistar territorialmente -se ha anexionado ya una buena parte en el 2014- y puede desaparecer si desde el exterior no se amplía la solidaridad exterior para impedir así que Pudin cante victoria.
Volodímir Zelenski, exactor que se convirtió en presidente a través de las urnas, y se está enfrentando a una guerra, no se ha ido de España con las manos vacías. Aparte del gesto del Rey - no es habitual que el Jefe de Estado reciba a pie de escalerilla a un jefe de gobierno extranjero- también Pedro Sánchez demostró cercanía. Ucrania no está ganando la guerra, y no lo hará sin la indispensable ayuda exterior. De momento España ha incrementado sensiblemente lo que había prometido inicialmente, enviará armamento por valor de más de mil millones de euros, y además continuará colaborando con la formación de tropas rusas, ya que gran parte de ellas no son profesionales, sino voluntarios y jóvenes y no tan jóvenes llamados a filas. Lo que ha provocado deserciones y una ola creciente de población que clama por un pacto con Rusia antes que seguir con el goteo de bajas que afectan directamente a las familias, que ven como hijos, padres y hermanos ya no regresarán nunca a casa.
Zelenski cuenta con el apoyo extranjero, pero con el paso del tiempo ha perdido en su país la aureola de heroicidad que fue tan importante, decisiva, cuando Putin inició la invasión hace más de dos años.
España ofreció ayuda militar desde el primer momento, como la mayoría de los restantes países de la OTAN, y los dos presidentes han firmado un acuerdo bilateral de seguridad. Zelenski, sin embargo, tenía un objetivo claro cuando llegó a Madrid, buscar aliados para que la OTAN levante la restricción que ha puesto a Ucrania: no puede utilizar el material entregado por la OTAN para atacar a Rusia en su territorio.
Una prohibición que el presidente ucraniano considera que le ata de pies y manos frente a Putin, porque Rusia sí usa su armamento para atacar, desde su territorio, a Ucrania. De hecho, la ofensiva de los últimos días contra Járkov, incluido el bombardeo a un hipermercado cercano a esa ciudad que ha causado una quincena de muertos, se produjo desde el otro lado de la frontera, desde territorio ruso … y Ucrania no puede responder.
Sánchez, sin embargo, debe moverse con cautela respecto a Zelenski, porque desde su propio gobierno existen reticencias hacia el apoyo a Ucrania. Lo ha demostrado el ministro Urtasun, que ni siquiera ha tenido la cortesía de esperar a la marcha del Zelenski para expresar su desacuerdo con el envío de armamento. Postura propia de la izquierda más trasnochada.