La cocina de mamá, a domicilio

M.Galindo
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Manoli Serrano pone en marcha Tele Madre, con el que ofrece realizar el menú semanal de un hogar con platos de la cocina tradicional

Manoli Serrano, entre ollas y fogones. - Foto: DS

"Soy una buscavidas". A sus 60 años Manoli Serrano ha sido muchas cosas, todas ellas encaminadas a buscarse las habichuelas desde bien joven. Comercial, informática, empleada de banca, herbolario, parafarmacia… son algunos de los oficios que ha desempeñado a lo largo de su vida, pero siempre con la cocina y la hostelería en el trasfondo de su actividad laboral. Desde hace algunos años, esta emprendedora se ha empecinado en hacer realidad el deseo de muchas personas de poder disfrutar de la cocina casera que madres y abuelas hacían en los fogones del hogar en su propio domicilio sin necesidad de cocinar, puesto que es ella quien se encarga de guisar con arreglo a un menú semanal que permite dar un respiro a familias, estudiantes o personas que vivan solas o con dificultades para poder conciliar la vida laboral y familiar.

La idea surge en Madrid, donde nace el proyecto Tele Madre, un 'naming' bien estudiado que combina la idea de servicio a domicilio con el cariño que sólo una madre puede ofrecer y allí comenzó a expandir una idea con la que llegó a atraer la atención del canal de televisión TF1 de Francia, que realizó un reportaje hace algunos años sobre esta original iniciativa.

El protocolo es tan simple como eficaz. El cliente se pone en contacto con Tele Madre a través del teléfono 633 09 89 03 o en el correo electrónico telemadresegovia@gmail.com y a partir de ahí, Manoli se pone manos a la obra para diseñar un menú para toda la semana consensuado con arreglo a los gustos del cliente. Una vez acordado, se concierta una cita para que la propia cocinera se desplace a la casa del cliente para elaborar "in situ" todos los platos del menú semanal, para lo cual el cliente debe tener en su casa todo lo necesario para su elaboración. Si no fuera posible, es la propia Manoli la que se encarga de hacer la compra si el cliente no puede, añadiendo así un componente más personal al trabajo realizado.

Con una tarifa de 15 euros la hora, la cocinera emplea entre tres y cinco horas de trabajo para elaborar el menú, que posteriormente envasa en los 'tupper' que el propio cliente le facilita a tal fin para su posterior conservación en la nevera, de la que irá sacando los platos de la semana.

El éxito de esta empresa en Madrid le animó a iniciar una nueva aventura empresarial en este caso en Segovia, donde ha arrancado hace unas pocas semanas y donde confía en poder reeditarlo, consciente de que la capital segoviana no es una plaza fácil de trabajar. De este modo, ya ha comenzado a publicitarse en redes sociales y a recibir sus primeros encargos en una iniciativa que va a ir de menos a más. En su mente está poder introducirse en un mercado tan atractivo como el de los estudiantes universitarios tanto de IE University como del campus María Zambrano, para los que tener hecha la comida durante la semana a un módico precio puede resultar muy atractivo. En este sentido, ha iniciado ya los primeros contactos con empresas de servicios vinculadas al campus de Santa Cruz la Real para incluir su oferta en las webs, lo que puede multiplicar exponencialmente el trabajo de esta empresa.

Pero Manoli es realista y tiene los pies en el suelo. Y es consciente de que su expansión depende en gran medida del 'boca a boca' q vaya generando su trabajo con el tiempo, porque "en este negocio, la opinión del cliente es muy importante, y en una época como la de ahora donde las redes sociales multiplican los mensajes".

Se confiesa una "apasionada" de la cocina y sobre todo de la más tradicional, porque "es la que finalmente acaba gustando a todo el mundo", y en sus menús no faltan platos de cuchara como las lentejas, la pasta y los más elaborados como los guisos de carne y pescado sin olvidar deliciosos postres caseros como el flan o las natillas. Pero siempre con la idea de ofrecer un concepto distinto de cocina caracterizado por la cercanía y la proximidad a los gustos del cliente.

Ella confía en que esta iniciativa pueda prosperar porque la cocina le llena profesionalmente más que otros de los trabajos que ha desempeñado, quizá por este espíritu de servicio que siempre ha tenido y que ahora ofrece a los demás a través de esta iniciativa. "Me gusta más andar danzando que estar sentada en una silla de la oficina", sentencia. Ahora sólo falta desear buena suerte… y buen provecho a los comensales.