Si fuera un personaje de la película 'Los Increíbles', Idaira Prieto sería Dash, el niño al que sus padres no permitían participar en las carreras de su colegio para que no arrasase y revelase sus extraordinarias aptitudes. «Lo que intenté al principio es que no destacara mucho en las categorías inferiores porque una persona que no estaba madura no estaba preparada para que la compararan conmigo», señala su padre, Antonio Prieto, el que probablemente haya sido el mejor atleta segoviano de todos los tiempos.
Lo desvela cuando se va a producir el relevo, al menos simbólico. Idaira debutará en el Europeo de cross del próximo domingo 8 de diciembre como internacional con la selección española absoluta de atletismo, una camiseta que vistió su padre en tres Juegos Olímpicos (Moscú 80, Los Ángeles 84 y Seúl 88) y que ahora la ha ayudado a ella a alcanzar.
Antonio es el entrenador de Idaira y solo de Idaira, una combinación familar y deportiva que podría abocar al conflicto pero que ellos han sabido gestionar para que fluyan el amor y los resultados. «He sido cocinero antes que fraile y no existe la presión y la tensión que puede haber en otros casos, porque, como yo he dicho en otras ocasiones, en mi casa los trofeos ya están. Y tengo una gran ventaja, que es que veo lo que come, veo las horas que descansa, veo cuando le sale una ampolla en el pie... Toda esa información de la que yo dispongo no la tienen entrenadores externos y, además, entreno solamente a una deportista un atleta, no entreno a un grupo. Por lo tanto, puedo hacer un entrenamiento a la carta. Y lo vivimos en un ambiente muy natural porque mi mujer ha sido deportista también, yo soy deportista... Sabemos lidiar con esta situación tanto cuando las cosas van bien como cuando las cosas van mal», señala Antonio.
Y las cosas también llegaron a ir mal. Varias fracturas de estrés –incluida una que la tuvo en el dique seco seis meses– frenaron su progresión. Ahora que, a sus 27 años, ha llegado no quiere dejarse llevar por las prisas. «No quiero ponerme una meta que me genere estrés o ansiedad por conseguirla. Es cuestión de seguir mejorando y de ir poco a poco ya pensando en objetivos un poco más ambiciosos», apunta con esa sonrisa que es seña de identidad. Idaira, como fisioterapeuta que es y que explora los cuerpos de sus pacientes en busca de los problemas y de las soluciones, vive sin dejar arrastrarse por la vorágine y la necesidad de recompensa inmediata que caracteriza a la sociedad actual. «Creo que es algo bonito el proceso, el día a día y no solo centrarte en una competición», afirma.
–¿Y es fácil conseguir eso cuando todo el mundo parece obsesionado por mostrar en las redes sociales lo que consigue?
–Yo intento separarme un poco de todo eso y del quiero conseguirlo. Por eso yo siempre he dicho que me cobijo mucho en la rutina. Tengo mi trabajo de fisio –que también me ayuda un poco a mirar todo este mundo con un poco de perspectiva– y en mi casa, mi refugio. Mis padres me han inculcado el ir día a día.
A veces toca parar, mirar dentro de uno mismo y volver a coger impulso. «Sobre todo en nutrición sí que hemos cambiado cosas. Hemos aumentado la ingesta de carbohidratos. Siempre piensas que comer bien es comer mucho y a veces es dosificar la comida de otra manera. Con su nutricionista sí que hemos hecho algún reajuste en ese tema. La base del entrenamiento es el entrenamiento que veníamos haciendo», remarca Antonio, que no menciona –quizás porque ya lo ha hecho su hija antes– otro detalle que no es menor. Antonio se jubiló este pasado verano en su trabajo en el Consejo Superior de Deportes (CSD), lo que les ha permitido mejorar la calidad de los entrenamientos por la mañana.
«El frío de aquí por las noches era duro», se ríe Idaira, que también ha ampliado sus horizontes. «El punto de inflexión ha sido tener año y medio de continuidad para trabajar. Mantener este ritmo de trabajo te permite ganar confianza y, cuando tienes confianza, arriesgas y confías en ti. Cuando empezamos este periodo invernal le dije 'vamos a preparar el Campeonato de Europa'. Y ell respondió que antes nos teníamos que clasificar. La intento hacer ver que tiene que tener esa ambición», concede Antonio. El resultado está ahí. El relevo está listo.