¿Quién dijo que estudiar fuera dificil? Sobre todo, si te explican la lección con un monólogo. Algo así deben ser las clases de Cristina Tapia, profesora en el IES Duque de Alburquerque de Cuéllar que recientemente ha participado en el Certamen de Monólogos Científicos 'Solo de Ciencia'. Tapia se quedó a las puertas de ser la representante de España en la final iberoamericana de este certamen que organiza la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología. Como si de un chiste se tratara, Cristina explicó la relación entre las pilas y las pizzas, además de dar una lección de ciencia y explicar lo que ambos productos tienen en común.
Tapia vive en Otero de Herreros, procede de Zarzuela del Pinar, tiene familia en Cuéllar, ha estudiado en Barcelona y realizado su postdoctorado en Francia. Después de este periplo y tras pasar la pandemia de la covid 19 lejos de casa, decidió volver y enfocar su futuro profesional en la docencia. Ello la llevó a apuntarse a un curso de formación de profesorado sobre cómo utilizar el monólogo científico como recurso en el aula. Lo aprendido lo llevó a la práctica con sus alumnos y también les pedía a sus estudiantes que realizaran monólogos. Asi que como es de esas personas que antes de pedir algo suele dar ejemplo, este año en cuanto tuvo la oportunidad de apuntarse a este certamen, no dudó en realizarlo. Considera que la experiencia ha sido maravillosa y terminó su paso por el escenario encantada.
La aventura comenzó en enero tras preparar un vídeo monólogo que la hizo pasar a la semifinal que se disputó en Granada y de ahí su actuación fue tan buena que ha terminado la fase española del certamen en segunda posición. A punto de terminar su tercer año como profesora en el instituto cuellarano, esta llevando los monólogos científicos allá por donde va. Empezó en un centro concertado en la Comunidad de Madrid, continuó el curso pasado en las aulas del IES Andrés Laguna de la capital segoviana y este año en Cuéllar. Desde luego que el próximo curso su objetivo es continuar con esta disciplina en el centro donde imparta clases.
Además de llevar el monólogo a las clases también busca la implicación de los alumnos y les invita a que ellos también sean capaces de explicar la ciencia de este modo divertido. En Cuéllar imparte las materias de biología y geología, física y química, ciencias aplicadas y anatomía aplicada. Los monólogos los emplea en los alumnos de primero de bachillerato que según dice, tienen un potencial increíble. Tanto es así que este año se lanzó a la aventura de organizar un concurso de monólogos entre centros. Por ello en febrero reunió a sus antiguos alumnos del IES Andrés Laguna y los del IES Duque de Alburquerque en Cuéllar. «Ellos son los protagonistas, buscan información, preparan el tema en tres minutos, salen al escenario y lo defienden. Los resultados fueron fantásticos. ES una manera de dar protagonismo a los alumnos», comenta mientras reconoce entre risas que estos son los mimbres de un certamen segoviano entre centros que continuará el curso que viene.
Tapia no se considera una persona especialmente graciosa, como se podría pensar de alguien que hace monólogos. «Al principio da un poco de vértigo hacer un monólogo. Tenemos en la mente que un científico es aburrido y serio. Yo no tengo gracia, pero trabajando un poco si hay manera de hacer la ciencia amena y divertida. Hay que trabajarlo para que pueda llegar a más gente», afirma y es lo que también hace en sus clases. No todo son monólogos en el aula ni mucho menos. Cada tema se adapta, pero no duda por ejemplo en convertir sus clases en una sesión de yoga para explicar los huesos, músculos, ligamentos, las articulaciones… «Durante un par de semana a través de las posturas hemos explicado como los músculos se contraen y estiran y para qué sirven. Es divertido, haces deporte y a la vez aprenden. Cada tema tiene su formato», comenta.
Cristina estudió biotecnología en la Universidad Autónoma de Barcelona y realizó un master en gestión de la innovación y gestión ambiental. Su especialidad se ha enfocado en todo momento a la fotocatálisis electrolítica y tras pasar por el Instituto de Catálisis y Petróleo del CSIC en Madrid, también desarrollo parte de su investigación en Francia centrada en la producción de hidrógeno con energía solar. La investigación ha sido parte de su trayectoria, pero por desgracia las dificultades para desarrollar proyectos más allá de dos años y las dificultades del sector la llevaron a decantarse por la docencia. «Tenía claro que iba a acabar como profesora porque quiero transmitir el conocimiento que uno adquiere a lo largo de su vida», explica. Precisamente en el monólogo de la final también fue reivindicativo porque aprovechó para poner de manifiesto desde la ironía lo mal pagada que está la investigación y lo poco que se apuesta por ella que hay en nuestro país. Por cierto, ¿saben ya lo que tienen en común la pizza y la pila? Ambas fueron inventadas por un italiano.