Las precipitaciones máximas registradas en Segovia son de 63 litros por metro cuadrado el 6 de agosto de 1981. «Muchos recordarán el desbordamiento del río Clamores, lo que causó multitud de daños», explica el experto en meteorología y responsable de Meteosegovia, Adrián Escobar. Las precipitaciones dejaron, según la hemeroteca de la prensa de la época, más de un metro de altura en la calle Buitrago y la plaza del Doctor Gila.
Como comparativa, Escobar desvela que en algunos de los pueblos valencianos se han llegado a registrar precipitaciones en torno a los 780 litros por metro cuadrado en tan solo unas horas, mientras que la media de lluvias en un año en Segovia se sitúa en 475 litros por metro cuadrado. «En pocas horas en Valencia ha llovido más que en un año normal en Segovia. Esa catástrofe natural nunca la vamos a vivir aquí», explica, y es que «lo primero que necesitaríamos para sufrir un fenómeno así sería tener un mar cálido cerca que aporte esa humedad, y no lo tenemos». Además, añade que a lo sumo, «si hay mucha humedad en la atmósfera, las precipitaciones podrían llegar entre los 90 y los 100 metros cuadrados, como sucede en Madrid o Toledo».
Historial de inundaciones. Según los datos recogidos en el libro 'Los desastres naturales en la cultura tradicional segoviana', la provincia de Segovia ha sido testigo de inundaciones, teniendo como causa principal el aumento de los caudales de arroyos y ríos, aunque es un listado reducido. En lo que se refiere a la capital, los principales eventos de inundación han afectado al valle del río Eresma, con más de 30 registros desde el año 1300.
En cuanto al resto de ríos y arroyos de la provincia, los autores de este ejemplar revelan que apenas se conservan noticias históricas aisladas de avenidas e inundaciones, aunque sí registran inundaciones en la cuenca del río Moros (1547), en la Tierra de Cuéllar (1793), en Paradinas (1806) y en Nava de la Asunción, Nueva y Ortigosa del Pestaño (1898).