Una mirada crítica a la España abandonada

M.Galindo
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El fiscal Joaquín González-Herrero debuta como novelista con «El puente del naranjo», que evoca el esplendor perdido del mundo rural

Joaquín González-Herrero - Foto: DS

Desde el siglo XV, el puente del Naranjo ha servido para cruzar el río Voltoya a los  vecinos de Martín Muñoz de las Posadas, Hoyuelos, Santovenia o Laguna Rodrigo, y también como vía pecuaria al integrar la denominada 'colada de pimenteros'. Sus cinco arcos ojivales - recientemente restaurados al igual que toda la estructura constructiva por el ayuntamiento de Martín Muñoz de las Posadas- han sido testigos de seis siglos de historia de un municipio al que el signo de los tiempos le ha llevado a sufrir la epidemia de la despoblación y el abandono que aqueja al medio rural.

Con la mirada fija en este problema, Joaquín González-Herrero ha elegido este puente y el municipio que le acoge como escenario de su primera novela «El puente del naranjo», que estos días ve la luz en las librerías, con la que el fiscal y jurista segoviano hace su primera incursión en este género literario.

El libro narra la historia de Gonzalo Fernández de Peñagrande que en septiembre de 1948 sale de prisión en libertad condicional tras cumplir condena por delitos relacionados con su ideología y a partir de esa fecha narrasu peripecia de un año «salvífico», en palabras de su autor en el que vuelve a recuperar la esencia de su vida a través de la vida cotidiana que se desarrolla en Martín Muñoz de las Posadas, pueblo en el que vive por invitación de un amigo, y en el que descubre las bondades de una forma de vida basada en los valores y la belleza del medio natural en el que viven y del que disfrutan sus habitantes.

Este hecho sirve a González-Herrero como telón de fondo para poner sobre la mesa el problema de la despoblación que no solo amenaza la supervivencia del medio rural en Castilla y León, sino que se extiende a muchas otras zonas rurales en España.

En este sentido,  asegura que junto al «invierno demográfico» que reduce preocupantemente la natalidad en España y la sequía son los principales problemas que debe afrontar el país de forma «urgente y estructural». «España tiene cerca del 54 por ciento de su territorio con una densidad de población inferior a 10 habitantes por kilómetro cuadrado, y es una tragedia ver cómo la despoblación en el medio rural  sigue avanzando, porque supone una ruptura con nuestra tradición, nuestras costumbres y nuestra forma de entender el mundo, y quienes estamos al margen de la acción política y tenemos el defecto de pensar tenemos la obligación de denunciar esta situación», señala.

El escritor y jurista rechaza el término «España Vaciada» acuñado por Sergio del Molino para definir este problema, y asegura que «en términos metafísicos, el vacío es un espacio delimitado donde no hay nada perceptible por los sentidos, por lo que hablar de España Vaciada no tiene un carácter crítico, ya que en el campo hay muchas cosas como paisajes, ríos, edificios, pero lo que no hay son personas, por lo que entiendo que el concepto más ajustado seria hablar de una España abandonada, entristecida o resignada, pero nunca vacía o vaciada».

«La despoblación rompe  el equilibrio existente entre el campo y la ciudad, porque el medio rural no es un dechado de perfecciones ni representa ya la vida bucólica que buscaba Fray Luis de León, y yo he idealizado esta realidad de forma consciente», señala.

El libro, editado por el Ayuntamiento de Martín Muñoz de las Posadas en colaboración con la Diputación Provincial, mezcla la ficción con la realidad, donde la acción entremezcla personas y lugares de Martín Muñoz de las Posadas como referencias en el relato, ya que para el autor «era, es y seguirá siendo un lugar maravilloso en el que el protagonista de la novela reconoce haber vivido los días más felices de su vida». «Martín Muñoz tiene un paisaje bellísimo y cuenta co la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, el Palacio de Espinosa, la plaza y un magnífico entorno natural en las riberas del Voltoya», asegura.

González-Herrero señala que el libro va dirigido a los jóvenes, a quienes insta a «no dejarse engañar pensando que toda la belleza y que todo el futuro está en las ciudades, y que vuelvan a los pueblos», ya que, en su opinió,  en el medio rural «también está lo bueno y lo menos bueno, pero ni en Madrid ni en Valladolid van a encontrar el acercamiento a la identidad, a las tradiciones y a las costumbres, y eso les va a facilitar ser un poquito más felices».