García-Gallardo pasa al ataque y denuncia «chantajes» de Vox

David Alonso
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El expolítico desmiente a la dirección nacional, arremete contra Ignacio Garriga y aclara que las discrepancias con el entorno de Abascal «vienen de muy lejos»

Gallardo revela que le apartaron tras el protocolo antiaborto

Cuarenta y ocho horas ha durado el silencio de Juan García-Gallardo desde que publicó una carta en redes sociales para anunciar su salida de la política con las primeras críticas a la dirección nacional de Vox. Peccata minuta si se comparan con lo verbalizado por el exportavoz este miércoles. Ya sin tapujos y espoleado por los reproches de sus excompañeros, García-Gallardo aprovechó una entrevista radiofónica para pasar al ataque contra la cúpula del partido, en especial contra su secretario general, Ignacio Garriga, y desmentir su versión de los hechos. El expolítico acusó a la dirección nacional de «chantaje y guerra sucia» y reveló que sus problemas con el entorno de Santiago Abascal «viene de mucho más lejos».

Concretamente, dijo, desde que le apartaron de las negociaciones con la Junta de Castilla y León durante su etapa como vicepresidente tras el polémico protocolo antiaborto. «Luego se nos llena la boca de principios, pero en ese momento, a la dirección del partido no le importaron mucho los principios que habíamos exigido», explicó García-Gallardo, que censuró que desde entonces, personas que no habían sido elegidas en las elecciones fueran las que tuvieran interlocución con Alfonso Fernández Mañueco.

«Todo eso produjo un deterioro progresivo de la relación con el entorno de Abascal», reconoció que aseguró que la «reciprocidad y la lealtad» de Bambú con él «nunca han sido ideales». Sí confirmó que la causa final de su dimisión fue el «chantaje» del secretario general del partido, Ignacio Garriga, al tratar de obligarle a firmar la expulsión de los procuradores Ana Rosa Hernando y Javier Teira. «Es la gota que ha colmado el vaso. Yo entiendo que él está acostumbrado a tratar de esa manera a otras personas, pero yo nunca actúo bajo chantaje».

No obstante, insistió en que la versión de la cúpula de Vox de que su negativa a expulsar a los dos procuradores díscolos fue la única causa «no es cierto». Dentro de las acusaciones de «guerra sucia» a la dirección nacional, también negó García-Gallardo que se hubiera opuesto a la salida de Vox de los gobiernos autonómicos durante la crisis de los menas en julio.

«Simplemente, en el Comité Ejecutivo Nacional, como no soy un robot ni un palmero, analicé los riesgos y oportunidades de esa decisión, ya que implicaba un camino difícil», apuntó el burgalés, que recordó a renglón seguido que dijo que desde Vox «no íbamos a transigir» con la decisión de aceptar menores migrantes y «me mantuve firme».? De hecho, retó a la dirección nacional del partido a «exhibir el acta» del Comité Ejecutivo Nacional en el que se tomó la decisión.

García-Gallardo quiso despedirse dejando un mensaje, mitad consejo mitad 'recado', a los dirigentes de Vox:«Algo pasa en Vox cuando no se cuida el capital humano, cuando los parlamentos están divididos entre facciones, cuando hay un goteo de dimisiones. Hay alguien ahí que no está haciendo las cosas bien».

Vox cierra puertas

La dirección de Vox sigue tratando de apagar el incendio de la dimisión de García-Gallardo. «Unos vienen y otros se van», resumió Santiago Abascal, que en su primera intervención sobre la crisis territorial trató de rebajar su importancia y señaló que cargos dimiten «en todos los partidos». También sigue coleando el mantra que mantienen desde el lunes. «No hay baronías» y «no hay divisiones internas», sostuvo José María Figaredo.