Khater ha vivido en primera persona la guerra civil en Siria, y lo que ello ha conllevado. Hace ya seis años que tuvo que huir de su país bajo protección internacional, lo que provocaría que, sin duda, su vida cambiara radicalmente. Su destino: Segovia. «No podía estar más allí», explica su hijo Feras, que lleva ya en Segovia más de 20 años y hace de traductor durante la conversación. 

«Mi padre estaba en contra del régimen de Bashar Al Asad, y le advirtieron para que dejara de hablar», explica Feras como el motivo por el que tanto su padre como su madre tuvieron que abandonar su casa en la localidad de Sednaya. Ellos fueron los últimos de su familia en hacerlo, ya que una de sus hermanas huyó a Holanda mientras que otro lo hizo a Alemania y el último residía ya en España. «Ellos tuvieron que irse también por la guerra. Mi hermano y mi hermana salieron desde Líbano, atravesando Turquía y Grecia con las mafias». Sus padres tuvieron más suerte, y es que desde España pudieron hacer un visado para que salieran de Siria en avión. «Yo ya no tengo familia directa en Siria, pero mi padre tiene aún una hermana viviendo allí», indica Feras. 

En cuanto a las consecuencias de la guerra civil, esta no solo les ha arrebatado su hogar, sino también a personas cercanas. «Hemos perdido a amigos y a una prima. También hemos sufrido la desaparición de mi tío, hace más de diez años, y del que no hemos vuelto a saber nada». 
«Allí se ha vivido con mucho miedo. Vivías encerrado en el pueblo, había controles continuamente y el sonido de las bombas era constante, día y noche. Eso es algo a lo que nunca te acostumbras. Es un horror».

Feras traduce una de las preguntas más importantes de la conversación a Khater: ¿Qué sintió cuándo conoció la noticia de la caída del régimen de Bashar Al Asad? Y es entonces cuando a Khater se le ilumina la mirada y enseña el dedo pulgar de su mano derecha señalando hacia arriba (al igual que en la fotografía). Y es que revela que no esperaba poder verlo. «No pensaba que iba a vivir para ver la caída de la dictadura, y eso que lo estaba esperando desde hace mucho tiempo. Ha sido una sorpresa para todos».
En lo que respecta a la posibilidad de volver, Feras revela que sus padres aún no se lo han planteado. «No sabemos quién va a gobernar, si la guerra va a continuar. Tenemos ese miedo aún de no saber qué va a pasar», pero su padre asiente con la cabeza. «Siempre tengo ganas de volver», revela, mientras que su hijo explica que tanto sus amigos como su vida están allí. «Le costó mucho dejar su país y ha estado muy triste», desvela.

«Yo prefiero que mis padres vuelvan. Egoístamente me gustaría que estuvieran aquí, porque allí si pasa algo no puedes coger e ir de la noche a la mañana, y así es muy difícil intentar solucionar un problema o una urgencia. Pero yo sé que allí estarán más felices, y si deciden volver les apoyo», apunta Feiras en un hilo de voz.