«Señorías, hoy las orillas del río no son las ideologías. No son izquierda o derecha. Son los que defendemos nuestra Constitución y los que quieren acabar con ella». Un minuto exactamente tardó el presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, en comenzar a arremeter contra el Gobierno central, contra Pedro Sánchez, y contra la Ley de Amnistía. De hecho, este tema ocupó el inició de su intervención en el Debate de Política General, donde defendió la Constitución, término que utilizó hasta en catorce ocasiones durante su discurso.
«Este Gobierno ha suscitado la mayor división política, contestación social, descrédito internacional y tensión institucional de la historia democrática», verbalizó el presidente, que lamentó que la Ley de Amnistía es el «mayor fraude constitucional de nuestra reciente historia», y recordó que la Junta está ultimando su recurso de inconstitucionalidad. «Esta amnistía no cierra nada, sino que refuerza las reivindicaciones separatistas». El segundo ariete utilizado por Fernández Mañueco fue la financiación autonómica y las negociaciones para un modelo «singular» para Cataluña. Intención del Gobierno central que servirá, dijo, para «pagar a los socios de Sánchez sus delirios separatistas». «Esto significa volver a coger el dinero de la caja común en beneficio de unos pocos».
«Castilla y León parece que sigue sin contar para el señor Sánchez, quizás porque nos ve como una comunidad poco sumisa a sus imposiciones». Sin dejar de lado el dinero, pasó a arremeter contra la condonación de 15.000 millones de deuda a Cataluña, «cifra que supera con creces el presupuesto de Castilla y León». «Un pago indecente por sus votos con el dinero de todos».
Un memorial de agravios que concluyó con lo que considera transferencias que «afectan a los intereses esenciales del Estado», entre las que citó las infraestructuras básicas o la gestión de la Seguridad Social o la Agencia Tributaria. «Ataques» frente a los que se comprometió ante el pleno de las Cortes a «recurrir a todos los medios jurídicos, constitucionales e institucionales para impedirlo». «Algo inadmisible para una tierra donde uno de nuestros principios más arraigados es que nadie es más que nadie y donde nunca nos hemos callado ni nos vamos a callar ante las desigualdades y los privilegios».