Editorial

El aumento del gasto militar ha de tener el máximo consenso posible

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La debilidad parlamentaria del Gobierno no puede ser excusa para que Pedro Sánchez intente sortear la sede de la soberanía nacional y aprobar el incremento del gasto militar, comprometido con la Unión Europea, a través de otros mecanismos. En estos momentos, parece que la única preocupación del presidente del Ejecutivo es tranquilizar a sus socios de investidura en lugar de proponer un acuerdo de país que incluya al mayor número de formaciones representadas en el Congreso de los Diputados.

El líder socialista intentaba ayer aplacar a su vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, y sobre todo al conglomerado de partidos que forman parte de Sumar, contrarios a aumentar el presupuesto en Defensa hasta el 2% del PIB. A pesar de los mensajes que se han trasladado a la opinión pública tras esa reunión, es evidente que este asunto ha provocado una profunda brecha en el seno del Gobierno de coalición que ha dejado en mal lugar a España ante sus socios europeos, que han comprobado hasta qué punto la palabra de Pedro Sánchez está atada a unos aliados que hacen bandera de su antimilitarismo.

Tras el encuentro de ayer con Díaz, mañana jueves será el turno del resto de formaciones representadas en el Congreso -todas menos Vox-, cuyos líderes acudirán al palacio de la Moncloa para abordar la situación de Ucrania. A finales de mes, el presidente del Gobierno comparecerá en el Congreso en relación con este asunto y para dar cuenta de las últimas reuniones internacionales a las que ha asistido. No parece que Podemos y otros de los socios de investidura de Sánchez se conformen con este gesto, y reclaman que el aumento del gasto en defensa debe contar con el aval de la Cámara Baja.

En este escenario, donde buena parte de la sociedad española reclama consenso entre los partidos de Estado, lo positivo para el país sería un acuerdo entre PSOE y PP en aras a contribuir a la mejora de la seguridad y la defensa europea. Por desgracia, es utópico albergar esperanzas en este terreno mientras el muro levantado por Pedro Sánchez al comienzo de la legislatura siga en pie, impidiendo construir puentes con Feijóo.

La invasión rusa de Ucrania y el regreso de Trump a la Casa Blanca están obligando a los gobiernos europeos a asumir responsabilidades que antes dejaban al 'amigo' norteamericano. Está por ver la respuesta de Putin al alto el fuego de 30 días propuesto por EEUU y que fue aceptado ayer por Zelenski, pero es evidente que los últimos acontecimientos geopolíticos obligan los dirigentes del Viejo Continente a interiorizar que la defensa de unos valores compartidos exige también compromisos, aunque no gusten.