Los segovianos tienen el cuerpo hecho a todo en la Calle Real. Es difícil que les sorprenda algo. Hay varias tiendas del mismo dueño de artículos de regalo y bisutería, un local de cambio de divisas, otro de chucherías gigantes, un establecimiento a pocos metros de la Plaza Mayor de turrones artesanos... Hace tiempo ya que la turistificación del comercio llegó a la principal vía comercial de Segovia. Sin embargo, ha conseguido abrirse paso en la curiosidad de quienes transitan Calle Real arriba y Calle Real abajo un negocio que en España está de moda en ciudades como Madrid, Barcelona o Bilbao.
Iris Galerie, que todavía no ha abierto sus puertas pero que al menos aparentemente tiene todo preparado para hacerlo en el número nueve de la calle Cervantes (frente a la Librería Cervantes y Casa Duque), invita en su escaparate al consumidor a «descubrir» su iris con una prueba gratuita. «Convierte tu ojo en una obra de arte», amplía en otro de los rótulos visibles desde el exterior del local. El negocio de esta empresa de origen francés es fotografiar artísticamente el iris de sus clientes para transformarlo en un cuadro para el salón, en un collar, en una lámpara... Las posibilidades son numerosas.
Detrás de esta idea se encuentra el fotógrafo e ingeniero francés Emeric Wehbeh, que en plena pandemia, cuando todo el mundo iba con mascarilla, comenzó a observar los ojos de la gente con la que se cruzaba en la calle o en sus relaciones diarias. En ese momento decidió desarrollar una técnica para fotografiarlos y fundó Iris Galerie, que cuatro años después llega a Segovia. «Ofrecemos una experiencia única: capturar la esencia de tus ojos e inmortalizar tu iris a través de una tecnología que combina fotografía e impresión de alta calidad. La singularidad, los colores y los detalles de sus ojos son nuestra inspiración», apunta en su web.
Su tecnología fotográfica captura el matiz del iris en cuestión de segundos y en pocos minutos lleva a cabo un trabajo de revelado para plasmar la belleza y singularidad del ojo y ofrecer una impresión profesional en alta resolución y en una amplia gama de formatos, acabados y efectos. «Todas las fotografías de Iris Galerie son impresiones realizadas por un laboratorio profesional que trabaja con las galerías de arte más importantes. Iris Galerie ofrece una amplísima selección de impresiones y acabados desde 20 centímetros hasta 150 centímetros», destaca la empresa en su página web.
Desde 49 euros, el cliente puede elegir llevarse su iris en papel fotográfico, aluminio dibond, acrílico, bloque de acrílico, acrílico redondo, marcos... También puede decantarse entre formatos cuadrados, rectangulares, lineales e incluso redondos. «Nuestro propio concepto y nuestro principal objetivo es ofrecerle el verdadero color de sus iris. Nuestra tecnología solo revela la belleza, los matices, los contrastes y los colores existentes de sus iris», aclara la compañía sobre la controvertida cuestión de si cambian el color de los ojos de las personas.
Iris Galerie está presente en dieciocho países, la mayoría europeos, pero entre ellos también se encuentran México, Estados Unidos y Canadá. Todo a los pocos meses de que España prohibiera escanear los globos oculares de los ciudadanos a Worldcoin, una iniciativa impulsada por el director ejecutivo de OpenAI, Sam Altman, que pretendía crear identificaciones digitales y que entregaba criptomonedas a quienes se prestaban. En centros comerciales de diferentes ciudades españolas se llegaron a formar colas de interesados en participar. En este sentido, Iris Galerie aclara en su web que cualquier impresión u otro uso de los ojos de sus clientes solo será realizado por estos.
Esta redacción ha tratado de ponerse en contacto con Iris Galerie para conocer la fecha de la inauguración de su tienda en Segovia, pero al cierre de esta edición todavía no había recibido una respuesta. En su web se puede encontrar una ampliación información práctica sobre su actividad. Por ejemplo, si hay una edad mínima para fotografiarse el iris con su tecnología. «nuestro sistema es seguro para los niños, es posible fotografiarlos antes de los cinco años si el niño consigue quedarse quieto y mirar fijamente a la cámara», señala.