Cualquier opción para ahorrar los costes de energía es buena y si además lleva aparejada una menor contaminación o una ayuda económica, mejor que mejor. Los altos costes de la energía eléctrica en 2022 y 2023, unido a las ayudas europeas para potenciar el uso de energías renovables y de instalaciones de este tipo, junto con las bonificaciones existentes de las distintas administraciones, hacen que las instalaciones de placas fotovoltaicas hayan aumentado no solo a nivel general, sino tomando como ejemplo el municipio de Cuéllar.
Para el ejercicio 2023 se aprobó una bonificación del Impuesto de Construcciones, Instalaciones y Obras para la instalación de placas fotovoltaicas del 95%. A lo largo del año, en los distintos plenos se han venido aprobando distintas bonificaciones hasta sumar un total de 54 proyectos de distinta envergadura a lo largo del año. La mayoría de ellos tienen que ver con la instalación solar fotovoltaica en cubiertas de viviendas unifamiliares para autoconsumo que en algún caso se incorpora también el volcado de excedente a la red. De las 54 aprobadas, siete corresponden a instalaciones en industrias y la mayoría de ellas en naves ganaderas tanto de porcino como avícolas.
Si no existiera esta bonificación en el Ayuntamiento de Cuéllar, las arcas municipales hubieran ingresado en concepto de impuesto 23.440 euros en todo el año. Debido a la reducción del 95% el ingreso ha sido de 1.172,04 y los impulsores de los proyectos se han ahorrado 22.268,76 euros.
El impuesto se cobra es el 2,97% del total de la inversión prevista, por lo que, en el caso de los proyectos en naves ganaderas, el mayor de los impuestos en ICIO hubiera sido de algo más den 2700 euros quedándose en 140 euros con la bonificación del 95% y en viviendas el menor hubiera sido de 84 euros quedándose en unos 4 euros con la bonificación. Con estas cifras en Cuéllar y en las entidades locales menores donde se han instalado placas solares se ha generado una inversión en los proyectos de casi 790.000 euros. El mayor es de casi 94.000 euros y el menor de unos 2.500 euros.
Aunque la inversión para instalar placas solares es un dinero, se amortiza en pocos años. No obstante, con la bajada del precio de la electricidad se está notando ya un descenso en la solicitud de este tipo de instalaciones y por el contrario el tiempo de amortización también es mayor. Según señala Guillermo Riesgo, responsable de Riquelec Cuéllar, pyme que se dedica a las instalaciones eléctricas en general y a su mantenimiento, comenta que desde mediados de 2023 ya está descendiendo la solicitud de estas instalaciones porque la amortización de las mismas, sobre todo en el caso de las empresas se alarga más en el tiempo, Si antes eran 6 años, ahora son al menos 9. «Cuando el precio de la luz era más caro las instalaciones se amortizaban mucho antes que ahora que está más barata, pueden tardar un 50% más y eso en las industrias se mira mucho», afirma.
Con la alta demanda que ha existido estos años en el caso de esta pequeña empresa cuellarana han trabajado principalmente en las provincias de Segovia y Valladolid, pero la falta de materiales en su momento y también de gente especializada en el montaje han impedido una mayor extensión. «Hemos montado lo que hemos podido, habremos dicho que no a un 50% de gente que nos lo ha pedido y raro era el día que no te llamaban a casa pidiendo presupuestos y les daba igual que tardaras seis meses en montarlo», comenta Guillermo. Ahora la circunstancia es otra ya que los precios de los materiales han bajado. «Hay más oferta de panel solar que demanda para instalarlo y el precio de la luz ha bajado. En 2022 no encontrabas ni placas ni inversores», añade.
En este sentido, Eduardo Pérez directivo de Electricidad Eufón, que lleva más de 20 años realizando instalaciones fotovoltaicas afirma que en el boom de 2022 y 2023 ya se han realizado instalaciones sobre todo en las industrias más importantes debido en su momento al alto precio de la energía y por ende, ya no queda tanto por hacer. Si a esto le sumamos que el precio de la energía ha bajado bastante y que el 31 de diciembre se acabó el plazo para optar a las subvenciones y que se ha sobrepasado con creces la cantidad subvencionable, Pérez considera que «ya no hay tanto estímulo ni necesidad, pienso que el número de instalaciones bajarán un 50% respecto a 2023».
Según los datos recogidos por Eufón a través del EREN (Ente Regional de la Energía), en Castilla y León a fecha 1 de enero se han presentado 26.678 solicitudes de subvención y se han aprobado unas 16.000, por lo que unas 10.000 se quedarán sin la ayuda. Además, se da la circunstancia que, tras las distintas ampliaciones presupuestarias de la Junta para estas subvenciones, el presupuesto total era de unos 112 millones de euros pero se han solicitado ayudas por importe de 183 millones de euros entre instalaciones en empresas y en viviendas. Esto quiere decir que no va a haber dinero para todos.
En su caso habrán realizado unas 200 solicitudes desde el 1 de enero de 2022, de las que les han concedido la mitad, pero aún no se ha cobrado ninguna porque la burocracia es lentísima.
Otro de los problemas que se han encontrado en estos años es la solicitud de instalaciones en los cascos históricos de las ciudades o municipios declarados BIC como es el caso de Cuéllar. Este problema lo relata Eduardo y también ha salido en más de una ocasión en las sesiones plenarias. En este caso las industrias poco pueden hacer ya que es el área de Patrimonio de la Junta quien pone el freno ya que consideran que suponen un impacto visual en la localidad desde lugares elevados como pueda ser la muralla en el caso de Cuéllar. Por ello, existen vecinos que se han quejado en más de una ocasión. Consideran discriminatorio que por el hecho de vivir en la zona más antigua y mantener las viviendas no se les permita acceder a los mismos derechos de ahorro y bienestar energético.