Alcohol cero. Esa parece que es la intención del Gobierno de cara al futuro tras el anuncio del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, de reducir la tasa actual de alcohol de 0,25 miligramos por litro de aire aspirado a 0,10, o lo que es lo mismo, rebajar el porcentaje de 0,5 gramos en sangre a 0,2. Lo que supondría, de facto, que los conductores prácticamente no podrían tomar ni un tercio de cerveza, ya que de lo contrario darían positivo sí o sí.
La propuesta del Ejecutivo es consecuencia de las numerosas peticiones que las asociaciones de víctimas y fundaciones del ámbito de la seguridad vial han elevado a la Dirección General de Tráfico (DGT) y busca que la sociedad olvide el concepto de «consumo moderado» y asuma que «solo cero tiene cero consecuencias».
De hecho, más de la mitad de los conductores fallecidos en 2023 en accidentes de tráfico en España y sometidos a autopsia había consumido alcohol, drogas o psicofármacos, según un informe del Instituto Nacional de Toxicología. La más habitual de todas las sustancias, presente en uno de cada tres casos, fue el alcohol.
Según los estudios de la DGT, con una alcoholemia de 0,25 miligramos de alcohol por litro de aire aspirado se multiplica por dos el riesgo de sufrir una colisión.
Sin embargo, el porcentaje de esta sustancia en el cuerpo no sigue una regla matemática y depende de múltiples factores como los alimentos que se hayan tomado, el tipo de bebida, el tiempo transcurrido desde la ingesta o la tolerancia ante el alcohol.
Además, no afecta por igual a hombres o a mujeres, ni a personas gruesas o delgadas. Con la misma ingesta de bebidas, una mujer -sobre todo joven- o alguien de poco peso, dará mayor tasa que un hombre.
¿Y entonces, cuánto se puede beber? Teniendo en cuenta todas las variables anteriores, Tráfico establece una serie de medidas estándar sobre las bebidas más habituales, según las cuales prácticamente todas llegan o superan la tasa de 0,1 en aire aspirado o 0,2 en sangre.
Así, un tercio de cerveza en un hombre de entre 70 y 90 kilos de peso arrojaría una tasa entre de 0,21 y 0,28 en sangre, es decir, prohibida. En el caso de una mujer de entre 50 y 70 kilos, el índice oscilaría entre 0,34 y 0,48.
Un conductor de ese peso que tomase un vaso de vino de 100 mililitros se arriesgaría a llegar al límite, ya que, según los cálculos de la DGT, ya daría entre 0,16 y 0,2 en sangre. Una mujer no podría ponerse al volante, pues al menos alcanzaría los 0,25.
No superaría el 0,2 en sangre un vaso pequeño de vermú o un chupito de un licor de baja graduación (23 grados).