El Judión de La Granja supera el peor año de su historia

M.Galindo
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El mal tiempo redujo a sólo 3,5 toneladas la producción de 2023, el nivel más bajo desde 2015

Una vaina de judiones, en uno de los huertos donde se cultivan. - Foto: Rosa Blanco

La Pradera del Hospital volvió a ser esta semana el gran salón comedor de los vecinos de La Granja en el que disfrutar de la generosa ración de judiones que desde 1974 se sirven en la 'comida de amigos' organizada con ocasión de las fiestas de San Luis. En 2024, los profesionales de la Asociación de Cocineros que se encargan del guiso de una legumbre que en su origen era destinada a alimento del ganado, han tenido que aquilatar un poco más las raciones debido a que la cosecha de 2023 apenas ha alcanzado para proveer a los consumidores locales y provinciales.

La Asociación 'Tutor del Judión de La Granja' -que se encarga de la gestión de la Marca de Garantía Judión de La Granja, no ha dudado en calificar como !catastrófica! la del pasado año, donde el mal tiempo redujo las estimaciones iniciales que cifraban la producción en 13 toneladas a los apenas 3.500 kilos recolectados por los productores adscritos  a la marca.
Guzmán Gilsanz, técnico de la Asociación Tutor, aseguró que el pasado año se dieron circunstancias muy negativas en lo climatológico que mermaron sensiblemente la cosecha.  

Así, explica que en 2023 «registramos más de 40 días de altas temperaturas que impidieron el normal desarrollo de la cosecha». «Hay que tener en cuenta que el ciclo vital del judión es muy corto desde que se siembra en mayo hasta que se recolecta en octubre o noviembre cuando caen las primeras heladas - precisa- y tras el calor, las plantas comenzaron a recuperarse en septiembre, por lo que no dio tiempo material a alcanzar el volumen de producción».

La reducción de la producción ha generado un fuerte desabastecimiento de judión a los clientes, y aunque Gilsanz señala que la demanda siempre ha superado a la oferta, las 3,5 toneladas de la cosecha recolectadas por los 28 productores asociados a la marca de garantía apenas han servido para abastecer a los clientes locales. De este modo, comercios y restaurantes han tenido que recurrir a reservas para mantener este plato en lineales y cartas. Pero la marca de garantía ha conseguido superar esta crisis, y las perspectivas para la cosecha de este año son halagüeñas. Así, todo apunta a que estará entre las siete y las 10 toneladas de producción, aún lejos de las 13 conseguidas en 2022 pero que servirá para reponer existencias y atender la demanda de los clientes, según las estimaciones realizadas por la Asociación Tutor y dadas a conocer por Gilsanz.

En cualquier caso, para los productores de judión, la calidad prima sobre la cantidad, por que de esta manera puede cultivarse con arreglo a los criterios que exige la marca de garantía y que en breve llevarán a esta legumbre a obtener la Indicación Geográfica Protegida (IGP) que sellaría casi de forma definitiva su protección. En este sentido, Guzmán Gilsanz asegura que el judión «se está transformando en un producto gourmet dirigido a un público muy determinado, y esperamos que la IGP dote al judión de una figura de protección a nivel nacional y europeo para evitar problemas de introducción de otras legumbres que vienen de otras procedencias y que entran en el mercado al amparo de nuestro nombre».

La Asociación Tutor expresa también su preocupación por la falta de relevo generacional de los productores, cuyo número ha ido creciendo en la última década pero amenaza con un descenso progresivo si no hay hortelanos dispuestos a tomar el testigo. Sobre este aspecto, Guzmán Gilsanz señala que el cultivo del judión «es costoso y sacrificado, pero tiene una rentabilidad inmediata, ya que su demanda garantiza la venta íntegra de la producción a un precio mucho más elevado que el que se paga por otras legumbres como el garbanzo o la lenteja».