El cambio de paradigma en los criterios que la sociedad sigue a la hora de cuidar su imagen personal comienza a relegar el papel de las peluquerías, y los profesionales de un sector que hace apenas unos pocos años gozaba de buena salud económica y del reconocimiento social. La crisis económica y la pandemia acentuaron los problemas de un colectivo que afronta con preocupación su futuro, sobre todo en pequeñas capitales como Segovia, donde los negocios se mantienen a flote cuidando a una clientela fija que comienza a envejecer y luchando contra la subida de los precios de los productos y la inmisericorde presión fiscal.
Según los datos facilitados por la Asociación de Comerciantes Segovianos (ACS), en Segovia permanecen abiertos un total de 500 negocios de peluquería, aunque muchos de ellos no cuentan con establecimiento, ya que ejercen su profesión a domicilio o bien en su propia casa. Yolanda Contreras, portavoz de la Asociación Empresarial de Peluquerías, Centros de Estética y Belleza de Segovia - creada en 2022 para defender los intereses del sector bajo el auspicio de la ACS y que agrupa a medio centenar de negocios en la provincia- augura un negro futuro para la profesión en la provincia, basada en su propia experiencia, ya que hace apenas un año se vio obligada a cerrar su establecimiento tras diez años de trabajo en pleno centro histórico de la ciudad.
«No se puede pagar tantos impuestos ni estar tan desprotegidos como lo estamos los autónomos», asegura Contreras, que señala el «bajón» que ha dado la facturación de estos negocios, cifrado en un 30 por ciento en los últimos cinco años por la Alianza Empresarial por la Bajada del IVA a la Imagen Personal, que ha agrupado en los últimos años a nivel nacional las protestas y reivindicaciones de este sector.
Es precisamente la subida del IVA decretada por el Gobierno en la primera etapa del Gobierno de Pedro Sánchez el caballo de batalla de los profesionales de la peluquería, incremento que pasó del 10 al 21 por ciento y que ha supuesto la puntilla para muchos negocios que no han podido soportar la presión impositiva. En este sentido, Yolanda Contreras señaló que la subida del IVA «ha sido el cáncer de las peluquerías», y destacó que su aplicación ha motivado el cierre de más de 3.000 establecimientos en toda España, que ha acarreado también el despido de muchos trabajadores, en su mayoría mujeres.
«En pandemia, la peluquería fue un servicio especial al que se le aplica el porcentaje más elevado del IVA, como si fuera un artículo de lujo», asegura Yolanda Contreras, que asegura no entender esta contradicción. «Durante la crisis sanitaria tuvimos que trabajar cuerpo a cuerpo con los clientes con la única protección de las mascarillas, mientras que en las oficinas de las Administraciones públicas se instalaban mamparas y sistemas de protección, y fuimos declarados servicio esencial, por lo que no se entiende que se nos aplique un tipo de IVA tan elevado», señala.
Así, esperan que desde el Gobierno sean sensibles a la petición «que llevamos reivindicando mas de 10 años» para devolver el impuesto al 10 por ciento, aunque Contreras expresa muchas dudas sobre el compromiso de los partidos políticos sobre el particular. «El PSOE ya tumbó la reducción del impuesto por decreto ley, y no hemos encontrado apoyo en otros partidos para restituir esta situación, por lo que tenemos la sensación de que sus promesas sólo buscan el voto», señala.
A la presión fiscal se añade la subida del precio de los materiales motivada pro la crisis económica y, sobre todo, el cambio social que se ha registrado a la hora de abordar el cuidado de la imagen personal. Juana Blanco, que junto a Javier García han sido durante décadas referencia de la peluquería en Segovia asegura que el público más joven trata de ahorrar en este apartado a través de los tutoriales de internet y redes sociales que hacen que ellos mismos aprendan y se autoapliquen técnicas de corte y peinado con arreglo a las modas imperantes. Obviamente, el riesgo de no acertar con la técnica genera problemas que «luego nos vuelven a los profesionales para que arreglemos muchos desaguisados», asegura la veterana profesional. Yolanda Contreras añade que esta tendencia hace que «ahora las niñas vayan todas iguales, porque no se cuidan como antes».
A ello hay que añadir que la crisis económica ha hecho que muchas familias hayan priorizado el gasto mensual en otros apartados, dejando a un lado aspectos como el corte de pelo o el peinado. Sobre este aspecto, la portavoz de la Asociación de Peluquerías señala que «en Segovia ha bajado mucho, porque si no hay trabajo ni industria, la gente no puede gastar».
«Ahora las clientas no se arreglan el pelo todas las semanas como se hacía antes, y han espaciado su visita a las peluquerías a una vez al mes o incluso cada tres meses», señala., aunque reconoce que se sigue recurriendo a las peluquerías en casos puntuales donde se necesita una mayor especialización como eventos sociales como bodas, comuniones o graduaciones universitarias.
De este modo, las peluquerías parecen haber perdido el aura que otrora les hacía ser espacios más allá de la estética. En este sentido, Yolanda Contreras asegura que las clientas iban a los establecimientos como una convención social más, en la que los profesionales «éramos psicólogos y amigos, escuchando a nuestros clientes, pero ahora la relación se ha hecho más fría, porque los clientes ya no buscan su peluquería de confianza, sino servicios puntuales para cuestiones puntuales».