Turégano, la patria de Alfonso Domingo

M.Galindo
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El escritor y cineasta recrea su infancia en 'La memoria habitada', una novela donde la ficción y los recuerdos urden un relato mágico y evocador de tiempos pretéritos

Alfonso Domingo - Foto: Óscar Rivilla

El poeta alemán Rainer María Rilke acuñó la frase «la patria del hombre es su infancia», para explicar la incipiente etapa de la vida en la que se comienzan a formar en la conciencia los primeros recuerdos y los sueños que después nos acompañan a lo largo del resto de nuestra existencia.

Muchos han sido los artistas, pensadores, escritores e intelectuales que han reflexionado sobre este periodo vital, y ahora llega a esta reflexión el cineasta y escritor Alfonso Domingo (Turégano, 1955), que suma a su ya larga lista de libros  «La memoria habitada» (Ed. Eolas, 2024), en el que mezcla sabiamente las vivencias de un libro de memorias  de un niño que descubre la vida rural con historias de ficción próximas al realismo mágico que cubren de encanto este relato.

Domingo reconoce que es un libro que llevaba escrito unos años y «no encontraba el momento de publicarlo, pero ahora lo he revisado y corregido para su publicación y he descubierto que se ha decantado como los buenos vinos». En este sentido, señaló que al llegar a una edad «veo la vida con otra perspectiva y es el momento de recuperar ese sentimiento de la infancia, porque en algún momento cada persona hace un viaje al centro de si mismo y ahora me ha tocado a mi para recuperar la ilusión en un mundo convulso».

La narrativa del libro mezcla ficción con realidad, pero siempre desde el prisma de los recuerdos, incorporando recuerdos como la mágica fragua de su abuelo, el que cazaba los gorriones con su gorra, las plantas de su abuela,  las vivencias con sus primos y sus tíos, todo ello en un pueblo coronado por un castillo que daba siempre una pátina de encanto a la vida cotidiana en el medio rural en la década de los 60 del pasado siglo, donde el tiempo parecía detenerse.

Alfonso Domingo asegura que Turégano «es la infancia mítica y maravillosa que yo viví durante dos años, en los que mi familia se trasladó al pueblo, y en el que viví un mundo de descubrimientos cotidianos que hasta entonces ni conocía ni podía imaginar». Asi, cuando retorna al pueblo ya con la distancia de los años «conecto con un tiempo en el que las cosas eran de otra manera, con una infancia que tenía que ver con la naturaleza y el territorio y donde respiré unos valores que han influido determinantemente en mi forma de entender el mundo y la literatura».

Fue precisamente Turégano el escenario elegido por Domingo para la presentación de este libro bajo el auspicio de la Asociación Cultural Castillo de Turégano, en un acto en el que el autor y el público compartieron vivencias y recuerdos de un tiempo pretérito y reflexionaron sobre el poder evocador de la literatura.

En este sentido, la inclusión de elementos de ficción en un relato que pudiera parecer inicialmente autobiográfico aportan según Alfonso Domingo «poder transitar con más comodidad por un territorio que es un imaginario real en el que todo es posible, al igual que en la infancia», donde hechos reales como el rodaje de una película o los pretendidos desmanes de curas y monjas en el pueblo engarzan con otros que su autor incluye en el libro para darle un mayor empaque argumental.

Lejos de renegar de su pasado, Domingo se siente orgulloso de «ser de pueblo», aunque reconoce que esta frase «tiene connotaciones positivas y negativas, depende de cómo se utilice». «Es cierto que en los pueblos hay tradiciones atávicas bastante brutales con las que no me identifico, pero tienen algo singular que es la unidad, los valores, el contacto con la naturaleza… todo ello forma parte de la condición humana»

Domingo señala que en el fondo el libro «no deja de ser un homenaje a mi familia y a un mundo que se pierde en cada generación, y que en esta presumiblemente sea el mundo rural». Asimismo, señala que «soy fruto de mis ancestros y por ello soy fiel a mi memoria, y hay que dejar memoria porque hemos sido testigos de un tiempo y quizá a alguien le sirva para algo como a mí me ha servido».

La capacidad creativa de Alfonso Domingo no descansa con este libro, y trabaja ya en un ensayo ficcionado sobre la 'época golfa' de los años 30 en España durante la república, y perfila ya un guión cinematográfico y una obra de teatro. «Sigo produciendo y escribiendo porque es el leit motiv de mi vida, me refugio en la literatura para superar este mundo tan convulso en el que los valores se tambalean», concluye.