Javier García y Juana Blanco: una vida de corte y color

M.G.
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Los peluqueros cierran su negocio tras ser referencia de la peluquería en Segovia

Juana Blanco y Javier García, en uno de los salones de su establecimiento - Foto: Rosa Blanco

El 30 de junio de 2024, Javier García y Juana Blanco dejaron a un lado tijeras, tintes y secadores para poner fin a una trayectoria profesional de más de medio siglo en el mundo de la peluquería. Por sus expertas y creativas manos han pasado miles de clientes que han confiado en ellos para poder ofrecer la imagen deseada tanto en eventos sociales como en el día a día, siempre desde el prisma de la creatividad de unos profesionales que apostaron desde el principio por romper moldes en el difícil mundo de la imagen personal.
En la década de los 70, el trabajo de Javier y Juana supuso toda una «revolución social», ya que ambos trajeron nuevos estilos y formas de entender el peinado  y la estética personal que rompieron moldes en una provincia aún inmersa en el clasicismo, lo que enseguida les valió el reconocimiento de un público que nunca les ha abandonado durante su trayectoria. «Puedo asegurar que el 80 por ciento de las mujeres segovianas han pasado por nuestros salones», asegura con orgullo Juan Blanco, que precisa que las clientas segovianas «son clásicas pero siempre se han dejado aconsejar, porque les gusta innovar y estar al día».

A medida que ambos fueron avanzando en la profesión, el reconocimiento a su trabajo les llevó a obtener el favor de grandes firmas de peluquería como Wella o Loreal, de las que fueron imagen durante muchos años y con las que recorrieron las grandes capitales españolas y europeas con la referencia de su forma de trabajar como el principal aval. Todo lo aprendido en el exterior fueron aplicándolo en Segovia, presentando las novedades en forma de espectáculos en los que conseguían emocionar y atraer al público.

El secreto del éxito de Javier y Juana ha sido siempre «saber el lugar que ocupamos y respetar nuestros espacios», asegura Juana Blanco. «Javier es un peluquero único en el corte de cabello y él me ha respetado siempre mucho en la parte artística, porque la creatividad nos ha dado siempre mucho éxito», asegura la peluquera, y Javier apostilla que «hemos  tenido la suerte de trabajar en lo que más nos gusta y hemos sido felices detrás del sillón, y eso es algo que nuestros clientes valoran y aprecian».

Ambos son conscientes del delicado momento del sector en la actualidad, y valoran la importancia de contar con un marco fiscal e impositivo que permita el desarrollo de los negocios sin ahogar su cuenta de ingresos, pero también consideran que la formación es primordial a la hora de afrontar nuevos proyectos. «La peluquería es corte y color, corte y color… y a partir de ahí la técnica tiene que ir de la mano con la inspiración, y eso es algo que sólo se puede aprender de la mano de otros profesionales», sentencia García.